CÓMO CAMBIÓ TU PUEBLO | Potenció el mar o el encaixe, pero se perdió el Castelo y muchas casas antiguas
11 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hablar de Camariñas es hacerlo de todo lo relacionado con el mar y el encaixe. Son tradiciones que vecinos e instituciones han sabido conservar en un municipio en el que, a diferencia de otros, la mujer siempre ha tenido un papel destacado en la sociedad. Muchas son las esculturas en sus espacios, algunas, incluso de este mismo año, que potencian sus costumbres, como la erigida en honor a su danza de arcos. Sin embargo, otros bienes patrimoniales se quedaron por el camino con el paso del tiempo. Sobre todo, desde mediados del pasado siglo.
En los recuerdos de sus habitantes y las imágenes en blanco y negro aún consta la playa de O Curbeiro con su propia naturaleza, que incluía un conjunto de piedras al que, cuando bajaba la marea, recuerda Vicente Carril, un histórico en la villa, acudían los chavales como él y cogían «marisco». Pero eso desapareció. Se construyó el ahora, antiguo muelle. Y el modus operandi no pudo ser peor. Fue la mayor aberración, coinciden en señalar muchos, acometida en la localidad. Se acabó prácticamente con la fortificación defensiva conocida como Castelo do Soberano en la entrada a la ría para utilizar los bloques en el puerto. Hasta los cañones se emplearon como noráis (una práctica habitual), hasta que fueron recuperados y ahora lucen expuestos en el paseo marítimo. Otras baterías sí se conservan aún a día de hoy en la Costa da Morte, con ejemplos en Corcubión o Fisterra.
La fachada atlántica de Camariñas es, sin lugar a dudas, lo que más cambió. «Radicalmente», dice Olga Campos, de la asociación local de empresarios y promoción turística. «Derribouse moita casa antiga e no seu lugar edificáronse pisos, algo que para un pobo mariñeiro, dende logo, non é nada apropiado», considera. Efectivamente, estas prácticas contribuyen al feísmo. Fueron años de un desarrollo urbanístico desordenado ante la falta del PXOM. También, después, actuó la piqueta. En este concello, además, con bastante frecuencia. A Vicente tampoco se le escapa ese detalle: «Antes eran casas de planta baixa. Despois veu a modernidade dos edificios grandes con catro ou cinco plantas», apunta. Así, un pazo que hacía de cuartel se derribó o el antiguo Casino. Por desgracia hubo muchos ejemplos. También en la zona interior del centro. Y eso que, como recuerda la camariñana, «había espazo para construír máis atrás».
El muelle siguió creciendo incluso con el cambio de siglo. Era necesario ante el crecimiento de la flota, una de las más destacadas. Pero, de nuevo, implicó llevarse por delante otras zonas como la cala de O Bico o un parque infantil. Allí se encuentran las nuevas instalaciones marineras con la lonja, la fábrica de hielo o el espigón, pero, también el destacado club náutico. No obstante, también en esta zona del puerto hubo sus «equivocacións», anota la camariñana. Se refiere al puente acristalado y de «pedra pulida» en la tradicional dársena que «podía ser un símbolo tal e como estaba», añade.
El malecón del paseo marítimo, que primero fue de baja altura, se conserva así en una parte. El más alto fue sustituido por barandillas. La ribeira en la zona de la histórica conservera de Cerdeimar también experimentó un gran cambio.
La Praza do Concello y el faro Vilán
Las nuevas necesidades fueron trayendo más edificaciones nuevas como el polideportivo O Areal, que acogió desde la primera hasta la última (hasta el momento) Mostra do Encaixe, y ya van treinta y dos. Recientemente pasó a llamarse Víctor Vigo. En su entorno se encuentra también el colegio.
Vinculado al deporte se levantó, asimismo, el campo de fútbol Hermanas Patiño. Fue esta familia la que cedió los terrenos con la intermediación del propio Vicente Carril, que desde la fundación del club, el año 1977, lo sigue presidiendo. Ahora lleva su nombre.
Mercado municipal, centro de salud, Casa de Pedra (oficinas municipales y auditorio), Centro de Iniciativas (Casa do Maior)... Estas son algunas de las infraestructuras de las que dispone el casco urbano.
El consistorio poco ha mudado. Sí el entorno, con su nueva plaza y más viviendas alrededor, aunque perduran las conocidas como «casas baratas».
Y el faro de Vilán, por supuesto, sigue siendo el emblema de Camariñas. Todavía se conserva la antigua construcción. La nueva, destacada a nivel nacional, también por la que fue su farera, Cristina Fernández, y los naufragios que lo rodearon, data de finales del siglo XIX.