El tributo preciso a Baldomero Cores

Patricia Blanco
Patricia Blanco CRÓNICA MUNICIPAL

CEE

01 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre las cuestiones varias tratadas por el pleno de Cee había una moción del BNG, presentada por Serxio Domínguez, que tenía como fin instar al Concello a rendir tributo a la figura de Baldomero Cores, colocando la placa con su nombre en la entrada del auditorio de la Casa da Cultura -es algo que está pendiente- y organizando unas jornadas para dar a conocer la figura del intelectual ceense, cronista oficial de la villa. El caso es que unos grupos y otros coinciden en la necesidad de hacerlo, pero el tiempo pasa. Baldomero falleció a finales del 2014. El regidor, Ramón Vigo, explicó tras el pleno que se prevé instalar dicha placa en primavera, quedando para el verano la de Otero Lastres. Sobre las jornadas, las secunda -la moción salió adelante por unanimidad-, y de hecho explicó que la intención es encargarle su organización al bibliotecario, que además tenía lazos de amistad con el homenajeado, y al técnico de Cultura. El PSOE, según explicó su portavoz, Margarita Lamela, votó a favor de la moción, porque entiende que ese es tributo es preciso. No obstante, y a pesar de que la percepción del regidor es en el fondo la misma, para Lamela no es comprensible la actitud de Ramón Vigo. Así, recuerda que ya fue en el pleno de abril cuando se aprobó poner al auditorio de la Casa da Cultura de Cee el nombre de Baldomero Cores, «lo que lleva implícito la colocación de una placa», como apunta la socialista. Entiende Lamela que, con su voto a favor, lo que hace el alcalde es reconocer su pasividad y su política del «no hacer». «Es necesario que se presente una moción, una comisión previa (con el coste de 900 euros) y posterior pleno, para que se coloque una placa que es facultad del señor alcalde», indica. La portavoz popular, Zaira Rodríguez, también habló de «desidia» y «deixadez» al mencionársele este tema, porque entiende que no se ha hecho ningún acto en honor de la trayectoria de Cores. Por tanto, aunque el sí para la actuación es unánime, falta ahora la práctica.

En un plano semejante, los distintos portavoces ceenses estuvieron de acuerdo en que tanto los fusilados por el régimen franquista, como los muertos por silicosis o el sacerdote Antonino Castro merecen un reconocimiento. No todos, sin embargo, vieron correcto que para ello se trasladase y adaptase el monolito franquista situado en terrenos de Ferroatlántica para tal fin, como proponía el BNG. Una de las más críticas fue Lamela. Como nieta de un trabajador de Carburos Metálicos fallecido por esta enfermedad y nieta de una viuda de paño negro, expresó: «No quiero ver un monolito que tenga una placa que me recuerde a mi abuelo y al mismo tiempo a Franco». Con Antonino Castro, lo mismo. Reclamó para él «un reconocimiento propio». Plácido García (Ciudadanos) opinó en términos similares, por lo que es partidario de destruir sin más el monumento. De nuevo, el fondo y la forma.