Una investigadora americana incluirá en un libro vida y obras de la Rexoubeira de Bergantiños
CORISTANCO
Jo Farb Hernández es profesora y directora emérita del prestigioso archivo Spaces. Prepara un nuevo tomo del que define como un proyecto monumental
05 ene 2021 . Actualizado a las 23:01 h.«Quiero abrir los ojos y las mentes de la gente para que entiendan que el arte no se encuentra solo en las galerías y museos. El arte existe en cualquier parte, hecho por un rango de personas, incluyendo los que no tienen ningún enlace al mundo del arte convencional y sus mercados. En mi opinión, las obras que surgen de la gente que no ha estudiado formalmente son mucho más interesantes e únicas, por ser una reflexión de sus propios intereses, sus vidas e incluso sus almas. Esto no se ve con los artistas académicos», manifiesta desde California la investigadora y escritora Jo Farb Hernández, consciente pese a todo de la «fuerza de la academia»: «Mi padre y mi tío eran artistas, igual que mi hermana y mi marido». Farb Hernández pronuncia estas palabras preguntada acerca de un trabajo que está desarrollando sobre la coristanquesa Asunción Antelo, la Rexoubeira de Bergantiños, fallecida el 30 de diciembre del 2016, a los 97 años.
A ella le dedicará un capítulo de su próximo libro, continuación de un proyecto con el que lleva trabajando en España desde el 2000 y en los Estados Unidos desde 1973: se trata de una indagación sobre entornos y espacios personales de artistas autodidactas. El primer tomo trató nada menos que 45, en casi 1.200 páginas y 5.000 fotografías. Entre ellos, Manfred Gnädinger (Camelle), Raúl Viqueira (Santiago) y Juan María García Naveira (Betanzos). Después de publicar esta obra, Singular Spaces, pionera y exhaustiva, siguió conociendo artistas, gracias a gente que acudió a sus charlas y presentaciones o que, directamente, la contactaron, así que empezó con otra tanda de búsquedas. En el segundo tomo, además de Asunción Antelo, habrá otros cinco gallegos más. A la Rexoubeira de Bergantiños llegó esta investigadora, cuenta, a través de un amigo virtual, Paulo de Souza, «taxista, entre otras cosas, por eso viaja mucho por la región».
«El enfoque del capítulo sobre Asunción será su museo, por ser un espacio distinto que ella creó, expresamente para mostrar sus obras. La manera en la que las dispuso fue muy importante, sin aceptar sugerencias. Para mí, su museo es un espacio singular. El texto dará contexto a sus obras a través de la historia de su vida y habrá un comentario sobre ellas, acompañado por mis fotografías», avanza. El libro será el objetivo más tangible del proyecto que tiene entre manos Farb Hernández, pero también escribirá artículos u ofrecerá charlas. Ampliar la definición de arte, como decía al inicio, es un fin más intangible de su trabajo: «Si estos entornos vienen a ser entendidos como verdaderas obras de arte, desaparecerán los debates acerca de por qué hay que preservar obras como las de Asunción: celebrarlas y preservarlas es lo natural y ético».
Hace año y medio que Farb Hernández se jubiló de sus dos cargos: profesora y directora de galería en el departamento de Arte e Historia del Arte la Universidad de San José, California, y directora y comisaria del archivo sin fines lucrativos Spaces (Saving and Preserving Arts and Cultural Environments). Ahora es profesora y directora emérita en los dos casos, y sigue con este proyecto que define como «monumental»: búsquedas de campo, entrevistas a artistas, escritura... Aunque ha pasado la mayoría de su carrera trabajando en museos da arte, la formación académica de Jo «era como folklorista», matiza. En Spaces, archivo fundado en los sesenta, tanto analógico como digital y sin fines lucrativos, trabajó ya desde 1983, pasando en el 2006, tras la muerte de su director y fundador, a ser ella la directora y comisaria. Sin demasiados fondos, negociaron un acuerdo con la Fundación Kohler, en Wisconsin, para transferir los archivos, algo que forjaron en el 2019: «Sigo ayudándolos como puedo».
«Creó hasta que no pudo más»
«La historia de Asunción es a la vez singular y fácil de entender: debe de haber habido un montón de mujeres de siglos pasados que tenían alguna chispa de inspiración, pero no pudieron expresarse por su situación social, cultural o económica. Ella era singular porque tenía la tenacidad de seguir sus impulsos a pesar de todo, y no se deprimió por no tener más recursos para apoyar su creatividad: siguió creando hasta que no pudo más», dice sobre Asunción.
Se alegra de que haya recibido algún homenaje en vida («no siempre es así»), pero es clara: «El estado de sus obras es una vergüenza». Visitó su hogar y finca, en Segufe (Seavia), con Dolores, sobrina, y la periodista Cristina Abelleira, que también tiene escrito sobre Asunción. Era agosto de 2019 y la carcoma ya había obrado mucho.
A la investigadora no le sorprendería que ya hubiese «bichos» en las raíces cuando Asunción las talló, pero no cree que sea un problema difícil de solventar: «Un poco de dinero y tiempo, pero vale la pena». Echa en falta la protección de las Administraciones a estos espacios y no cree que, por dimensiones, sea algo inasumible ni, de lejos, más difícil que en el caso de otros artistas: «Hay que empezar las intervenciones correctivas cuanto antes».