Pasa de un simple final en alto a una exigente etapa de montaña con todas las de la ley

P. G.

DUMBRÍA

 En enero del 2012, Gonzalo Rabuñal tiraba de riñón para mostrar a los lectores la dureza de las rampas

10 jun 2015 . Actualizado a las 12:51 h.

Purito Rodríguez se imaginaba cómo sería subir a los infiernos y un gallego ya conquistaba para La Voz el alto del Ézaro. Y no eran imaginaciones suyas. En enero del 2012, Gonzalo Rabuñal tiraba de riñón para mostrar a los lectores la dureza de las rampas. Desde la primera, del 14% y con 1.800 metros por delante y el mar a sus espaldas. Rabuñal ya era, por aquel entonces, un visionario: «Pienso que esta subida se adapta a la perfección a las cualidades de Purito».

El ex ciclista profesional de Arteixo advertía del segundo tramo tras los 450 primeros metros: una curva pronunciada a la izquierda y adiós asfalto. En su lugar, hormigón rugoso en extremo. «Hay dos curvas enlazadas, de derecha a izquierda, terribles. Este trecho hace daño de verdad», avisaba. La subida afloja hasta el 10% de pendiente y en los últimos metros recupera hasta el 13% de desnivel.

Ayer, Ezequiel Mosquera describía: «Será un recorrido exigente, con el puerto de As Paxareiras que se asciende, en el recorrido largo, por su cara más exigente, la de Sestaio. Podemos considerar que estamos ante una etapa de montaña».

El período de inscripción se cierra el 26 de junio. Más información en la página oficial de la prueba, http://www.granfondoezaro.com/