La cascada de O Ézaro o el cabo Fisterra son algunos de los ejemplos más claros
25 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Si necesita de una silla de ruedas u otro dispositivo adaptado para moverse probablemente no haya podido acceder nunca a algunos de los lugares más emblemáticos de la Costa da Morte que ejercen como atractivos turísticos principales. A día de hoy una parte importante de ellos, sobre todo los que están enclavados en entornos naturales o los inmuebles de mayor antigüedad, carecen de dotaciones suficientes en materia de accesibilidad: algo que pasa desapercibido para la mayoría de la gente, pero que se convierte en un auténtico suplicio, que implica muchas renuncias, para las personas afectadas.
Por ejemplo, ver la puesta de sol desde donde lo hacen la mayor parte de los visitantes a Fisterra resulta imposible en silla de ruedas ya que el acceso por el costado del faro hasta las rocas implica pasar por unas escaleras bastante incómodas incluso para bajar un cochecito infantil.
Ocurre algo similar con la cascada de O Ézaro, cuyo acceso está presidido por una pasarela de madera, que permite disfrutar cómodamente de este espectáculo natural. Sin embargo, para llegar a ella es necesario salvar los escalones de la entrada, junto a la central eléctrica, con lo que eso supone para personas con este tipo de necesidades. En este caso ya hay prevista una solución, y además a lo grande, porque implica la construcción de una nueva pasarela voladiza, que solucionaría estos problemas definitivamente, aparte de incrementar el atractivo que ya tiene el entorno. Sin embargo, la idea de que fuese prácticamente toda de cristal, para crear el efecto de caminar sobre el agua, parece que tendrá que ser revisada porque podría traer problemas de seguridad. En un entorno de tanta humedad las posibilidades de resbalones y caídas frenan ese deseo de lograr la mayor visibilidad posible. En cualquier caso, el Concello sigue con el proyecto a vueltas que, entre otras cosas, necesita de una financiación importante.
Estos dos casos son de los más llamativos, pero hay otros muchos, como los de los faros, en los que, por su propia naturaleza, se hacen muy complicadas este tipo de adaptaciones y presentan pasos estrechos, escaleras, bordillos y otro tipo de obstáculos a la hora de moverse por ellos.
También hay ejemplos positivos, bien porque los inmuebles ya se prestaban para ello o porque en las obras realizadas en épocas más recientes se tuvieron en cuenta estas cuestiones. El Dolmen de Dombate o las Torres do Allo son una muestra de ello.
En cuanto a los edificios públicos, tales como las casas de los concellos o los centros culturales el panorama ha experimentado una evolución muy positiva en los últimos años, sobre todo a base de subvenciones, porque tanto desde la Xunta como desde la Deputación se han implementado programas de accesibilidad para dotarlos de ascensores, rampas y otros elementos similares. En algunos casos, como el de Cee, incluso han dado un paso más con la señalización de servicios principales mediante pictogramas que le facilitan la orientación a personas con autismo.
Necesidad turística
En el sector privado, entre otras cosas porque así lo exigen las normativas, también se han dado pasos importantes y actualmente no existen locales medianamente recientes que no cuenten con rampas o baños adaptados. Además de las leyes es algo que pide el mercado ya que se trata de una cuestión en la que se fijan todas las agencias turísticas.