Lugo y Mirandés enfrentan sus largas rachas sin conocer el triunfo
12 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.En horas bajas. Así se podría calificar el estado en el que se encuentran tanto el Lugo como el Mirandés. Afrontando ambos su peor momento de resultados de la temporada, Anduva será el termómetro que gradúe el estado de salud de los enfermos. Es la cita más tardía de la jornada de Segunda, a las nueve en punto de la noche.
El Lugo quiere recobrar la autoestima. Retomar la senda victoriosa que le llevó a las alturas clasificatorias, de las que, pese a todo, no se ha alejado demasiado. Sus seis jornadas sin ganar se cruzan con las cinco de su rival, que incluso ha cambiado de entrenador.
Tres puntos en juego para cerrar la primera vuelta. De conseguirlos, los de Setién se colocarían con 30, los mismos con los que la cerraron el año pasado. Y a solo 20 de ese objetivo primordial que sigue siendo la permanencia.
Una meta para el que su rival de esta tarde, con el que ha mantenido un curioso paralelismo en las últimas temporadas, se convierte en directo, a tenor de los últimos resultados. Aunque su técnico, Terrazas, manifestaba a su llegada que pelearían por ascender.
Estos días, desde el Lugo se ha advertido de la dificultad que entrañará el encuentro. Del cambio que ha experimentado el Mirandés, más rocoso y fuerte atrás con su nuevo entrenador.
Mantener el estilo
Los jugadores durante la semana han recordado que de la crisis de resultados solo saldrán redoblando su confianza en el estilo que les ha conducido hasta donde están. Toque y posesión. Que corra y se desgaste el rival. Eso sí, mejorando las prestaciones ofensivas, las que les han penalizado, con una rebaja en el número de goles y en el de ocasiones.
Si ante el Eibar dieron un paso al frente en el plano defensivo, y apenas concedieron ocasiones para dejar finalmente la puerta de Dani Mallo a cero, queda darlo hacia la metar rival. «Tenemos que ser más efectivos», solicitaban esta semana futbolistas de ataque rojiblancos, como Pablo Sánchez e Iván Pérez. Ser más incisivos, más verticales.
No hay nerviosismo en el equipo, y sí responsabilidad para salir adelante y navegar en las aguas más cálidas de los puestos de cabeza.