Al menos, los prolegómenos no anuncian tormenta previa entre aficiones, sino una jornada de fair play, de cohabitación pacífica, en las vísperas de un epílogo liguero con los dos rivales con sus objetivos casi conseguidos. El Dépor con el billete de Primera en el bolsillo, y el Lugo con el de la permanencia a tiro de piedra. Será un derbi, por otra parte, inédito en Segunda División y con la paradoja de la venta de entradas para el visitante (3.300), y cero para el anfitrión. ¿Cómo es posible? Desde A Cheda nos anuncian entre dientes que el aforo y los socios no dan para más, que el club corresponde con 800 con el Dépor como acuerdo previo entre ambos, y que los cerca de cuatro mil socios rojiblancos tienen preferencia de acceso al campo. Como la grada supletoria (2.500) es administrada por su instalador y propietario esta temporada, la totalidad de su aforo se ha ido en media hora para A Coruña. Las restantes localidades se las ha reservado el club para sus compromisos. Y no había más. No ha caído bien, no obstante, entre los lucenses una medida casi obligada, aunque, si hay verdadera inquietud por el Lugo, la vía más segura y rápida es darse de alta como socio. Te aseguras el acceso para toda la temporada. Quienes pierden, obviamente, son los oportunistas.
En el aspecto deportivo, dudas en ambos equipos y técnicos. Ni Fernando Vázquez ni Quique Setién han decidido sistemas y hombres. En el Lugo, el «caso» Sandaza colea y no se aclara. El ariete desapareció de las últimas convocatorias. Ambos rivales vienen de sufrir sendas humillaciones ante Spórting y Ponferradina. El que mejor resucite de ellas, saldrá reforzado para el derbi.