El Club Deportivo Lugo mantiene, ahora sí, una línea al alza. Tres partidos consecutivos con solo un gol encajado en el tiempo añadido del tercer partido. Por tanto, más de 270 minutos sin recibir tanto alguno. Un Lugo, salvo en algunos instantes de la segunda mitad contra el Mirandés, sin perder el orden, el equilibrio, las líneas juntas y sin apenas sufrir defensivamente.
En Ipurúa, el Lugo no recibió ocasiones claras de gol. En cambio, sí generó mayor volumen que su rival y de forma bastante más clara, especialmente con Jaume Cuéllar, que sigue fallando en la toma de decisiones y a la hora de combinar, así como con Sebas Moyano. Los lucenses ganaron duelos, vencieron con frecuencia en segundos balones y no cometieron errores no forzados. Defendieron con contundencia los centros laterales de Álvaro Tejero, el jugador más profundo del Eibar en la pasada jornada. Impecable partido nuevamente de Alberto Rodríguez junto a Xavi Torres, quien es el líder del equipo y que, jugando de central, aporta la contundencia que falta si no compite como central. Óscar Whalley apenas estuvo exigido y paró uno de los dos penaltis.
Es el camino. El Lugo ganó más que perdió. Jugó su mejor partido fuera de casa y el segundo más completo de la temporada después de la victoria en Lugo contra el Burgos. El equipo, ahora sí, evoluciona, crece y ya tiene unas señas de identidad. Vive el mejor momento de la temporada desde el orden defensivo. Hoy está mucho más cerca la salvación que antes del partido contra el Burgos y que incluso después de la segunda mitad ante el Mirandés. Se afianza el 4-4-2 con Xavi Torres como central, dos mediocentros y dos delanteros. Los dos extremos ya era algo habitual con otros sistemas.
Segunda titularidad de Marc Carbó cuajando, sin duda, su mejor partido. Sin cometer errores, jugando sencillo, ganando duelos, sin perder la posición y dando equilibrio.