
Un grupo de científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales desvela que el origen de esta relación, una de las más íntimas y complejas que se conocen entre animales y plantas, es genético
29 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Las agallas son una estructuras morfológicas anormales que las plantas generan inducidas por un agente externo, explican en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Averiguar por qué las avispas son capaces de que la planta las produzca es el tema de la investigación que ha llevado a cabo un equipo internacional, del que forma parte el museo español. La investigación ha permitido conocer que el motivo por el que estos animales son capaces de provocar esa reacción en los árboles es genético.
Las avispas de las agallas y los árboles son los protagonistas de una de las interacciones más íntimas y complejas que se conocen entre plantas y animales. De hecho, explican en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, desde hace millones de años, las avispas y las plantas mantienen una relación de comensalismo en la que ellas obtienen un beneficio, que es la protección para sus larvas, y del que las plantas no sacan nada. Estos animales, de la familia de los cinípidos, son capaces de provocar que la planta genere las conocidas como agallas, donde se cobijan sus larvas. Hasta ahora, no se conocía el mecanismo de inducción de estas agallas, pero había diversas teorías. Ahora, los investigadores han descubierto que este es, en realidad, un proceso genético.
«Lo que hemos comprobado con este estudio es que las avispas de las agallas actúan como ingenieras genéticas de la naturaleza», apunta José Luis Nieves-Aldrey, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Añade que «el proceso que hemos descrito y los genes que hemos descubierto podrían ayudar a mejorar o abrir nuevas vías en el campo de la ingeniería genética». Los investigadores han secuenciado el genoma y el transcriptoma, que son los genes que dan instrucciones a cada célula, de la avispa Biorhiza pallida y de su árbol hospedador, Quercus robur. También han descrito el proceso: «En un primero paso hay unos genes específicos de los cinípidos que codifican enzimas hasta degradar las paredes celulares de las plantas rompiéndolas. Después, mediante otras interacciones con los genes de la planta se forma el estado embrionario de la agalla».
«Además de describir este mecanismo, hemos comprobado que los genes descubiertos también están presentes en los principales linajes de cinípidos. sin embargo, esos mismos genes no están presentes en un grupo de parásitos muy próximos a los cinípidos, los figítidos. Esto nos demuestra que esta capacidad genética de las avispas de las agallas es un rasgo evolutivo propio del grupo», sentencia Nieves-Aldrey. En su opinión, «estos sistemas reproductivos son una muestra extraordinaria de lo complejas que son las formas de reproducción y las relaciones que se producen entre las especies que nos rodean», concluye.