El grupo conjugó la música medieval y la bailable ante 5.000 seguidores
17 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La zanfoña de Bieito Romero evocaba un sonido medieval que luego se mezclaba con las guitarras eléctricas, la cálida voz de Sara Vidal y las proyecciones visuales que estaban sincronizadas con la música. Anochecía en María Pita -una plaza en la que no tocaban desde el 2004 y que «é o cerne desta cidade que nos veu nacer», dijo Romero- cuando Luar na Lubre empezaba a convertir la plaza en un lubre, ese bosque sagrado donde los druidas celtas hacían sus rituales. El ritual de estos músicos pasaba por encandilar, una vez más, a su gente, a sus miles de seguidores que acuden en masa a sus contadas actuaciones en la ciudad. La principal pócima del ritual era Solsticio, su último disco con composiciones que van desde el medievo hasta la actualidad, pasando por versiones de algunos clásicos del folclore gallego.
Hacía unos minutos que en el reloj del edificio de Correos, después de dar las diez, había vuelto a sonar la música de Negra Sombra, aunque sin la emoción que el día anterior le había puesto Luz Casal sobre el mismo escenario que ocupaba anoche un grupo de referencia en el folk contemporáneo, con sus 25 años de historia y una docena discos en los que hay composiciones ya clásicas: Chove en Santiago, O son do ar, Tu xitana o Hai un paraiso. Son temas que están siempre en los conciertos de Luar na Lubre y, como reconocía, bromeando, Bieito Romero, en alguna ocasión intentaron dejarlos fuera «e case nos matan».
En esos clásicos está otro que hace un par de años cantaban al unísono, en un lleno Teatro Colón, Luz Casal y Sara Vidal: «...?Por unha de Camariñas vivo no mundo penando». Quedó recogido en el disco Ao vivo!
Los componentes de Luar na Lubre demostraron anoche que son capaces de aunar lo medieval de temas como O son das pedras con versiones como Ven bailar Carmiña, aunque esta vez el ritmo de la invitación sea más pausado que en otras ocasiones. En la misma línea estuvieron otros temas que agitaron a los 5.000 asistentes al concierto e incitaron a bailar hasta a los ocupantes de las sillas: A Carolina (coreado por todo el público) o Unha volta polo medio.
A escasos metros del inicio del Camino Inglés, la interpretación del Romance de Don Gaiferos encontraba un encaje perfecto, mientras algunas miradas se iban al cielo en busca de las estrellas cuando sonó Vía Láctea. Y es que una vez más estos sabios druidas de la música que son Luar na Lubre acertaron con su pócima musical (Astérix vio el concierto desde la entrada del Ayuntamiento) para ganarse al público.