Las zonas de los Mallos, Cuatro Caminos y el Ensanche concentran al mayor número de pisos de estudiantes
21 abr 2014 . Actualizado a las 13:06 h.Uno de los grupos de población estacional más numerosos que pasa por la ciudad es el de los universitarios. Se calcula que más de 10.000 alumnos -de los 24.000 totales que tiene la Universidade da Coruña (UDC) en los campus ferrolanos y coruñeses- tienen que alquilar una vivienda o buscar plaza en una residencia privada para poder realizar sus estudios cerca de las facultades. Esta situación se produce porque la UDC sigue siendo la única universidad española que no cuenta con un alojamiento público en la propia urbe, una circunstancia que hasta el curso pasado también se repetía en Ferrol, y que este año se solventó con la puesta en marcha de un edificio universitario con 22 habitaciones.
Otra de las peculiaridades que también define a la institución académica coruñesa es que cuenta con facultades, escuelas, centros de investigación, e instalaciones deportivas y culturales repartidas por toda la ciudad y agrupadas en los campus de Elviña, Zapateira, Oza y Riazor; además del de Bastiagueiro, en el concello de Oleiros, donde se ubica la Facultade de Ciencias do Deporte e da Educación Física (antiguo INEF). Toda esta dispersión provoca que los alumnos que llegan a la urbe a estudiar deban tener muy en cuenta a qué distancia estará su lugar de estudios de su vivienda.
Según un estudio realizado por la propia Universidade da Coruña, la gran mayoría de los estudiantes de esta institución académica optan por compartir piso con otros amigos o compañeros, y suelen elegir la zona de los Mallos, Sagrada Familia, Cuatro Caminos, la Gaiteira o en Ensanche para alojarse durante los años en los que permanezcan en A Coruña. Los motivos de esta elección suelen ser dos: los precios de los inmuebles suelen ser más razonables que en otros barrios más cotizados, y las líneas de bus que llegan a los campus tienen una parada muy cerca.
Proximidad al bus
De hecho, gran parte de los alumnos encuestados por la UDC -un 86 %- afirman que tienen una marquesina por donde pasa el transporte público a 300 metros de su vivienda, y muchos de ellos (un 50 %) todavía más próxima: a menos de 100 metros. A esta ventaja también se añade otra, y es que el gobierno local coruñés decidió este año congelar el precio del bonobús universitario en 0,30 euros, que es la tarifa más barata que se paga por utilizar este medio de transporte, puesto que el viaje de la tarjeta social cuesta 0,33; el del bonobús normal 0,85; y un billete general sin descuentos sube a 1,30 (es decir, un euro más de lo que le cuesta a los universitarios). A pesar de todo esto, las quejas por las deficiencias que presenta este servicio se suceden cada año, puesto que los alumnos denuncian que los buses que llegan a los campus van demasiados saturados y que habría que estudiar nuevas frecuencias y recorridos, sobre todo en aquellas facultades más dispersas, como Náutica, Ciencias da Saúde o INEF.
Para aquellos que busquen otras alternativas, tanto la UDC como el Ayuntamiento también ponen a disposición de los estudiantes un servicio de bicicletas muy económico, aunque los accesos a algunos campus en este medio pueden resultar un tanto arriesgado dependiendo del camino por el que se opte. Estos y otros inconvenientes hacen que muchos estudiantes busquen en la propia zona de Elviña, la Zapateira o Bastiagueiro alojamiento para poder acceder de forma fácil a sus facultades y sin tener que buscar alternativas de transporte. Lo malo de esta solución es que, aunque no tienen que caminar demasiado para entrar en clase, están muy alejados del centro de la ciudad, las estaciones de bus y tren, las playas, o los lugares de ocio, algo que también les obliga a tener que depender de un vehículo privado o público.
Contar con la primera residencia pública para los alumnos de la Universidade da Coruña fue un proyecto que la crisis económica echó por tierra, y que dejó olvidado en un cajón un proyecto muy ambicioso, y que para la Xunta del PP resultaba «demasiado costoso», ya que inicialmente se valoró en más de 24 millones de euros, después se rebajó a unos 11, y finalmente quedó en nada. Sin embargo, los responsables del Rectorado nunca han abandonado el objetivo de poder ofrecer a sus estudiantes «aloxamento público con prezos públicos», como ha reiterado Xosé Luís Armesto en numerosas ocasiones, y que ha conseguido su primer éxito en Ferrol, donde este año se estrenaba la primera residencia universitaria pública.
Un convenio con el gobierno local de la ciudad permitió rehabilitar el antiguo centro de menores de Soutomayor, que este curso ya habilitó 22 plazas, cuyo coste se fijó entre los 70 y los 100 euros mensuales. También la urbe ferrolana será la primera en estrenar el nuevo proyecto de residencia intergeneracional que llevarán a cabo UDC y Ayuntamiento. El objetivo es que personas mayores compartan piso y gastos con universitarios, una propuesta que también se estudia llevar a cabo en A Coruña.
Tanto esta como otras opciones que hay sobre la mesa son las que tienen que barajar los miembros de la comisión, creada a finales del año pasado, por personal de la Universidade da Coruña y del gobierno local coruñés.
Regalos envenenados
Aunque han aparecido algunos proyectos procedentes de partidos políticos y de otros colectivos vecinales, desde el Rectorado siempre han sido cautos a la hora de hablar de ellos, y de aclarar que «non queremos regalos envenenados», ha destacado en varias ocasiones Armesto, en relación a propuestas en las que era precisa bastante inversión. A pesar de que son conscientes de que es necesario una residencia pública que facilite el alojamiento a los estudiantes que vienen de fuera, consideran que esta no puede llegar a cualquier precio, y hay que buscar la mejor solución.
10.000 alumnos
De fuera de la ciudad
Se calcula que cerca de la mitad de todo el alumnado de la UDC no es de A Coruña.
Entre 150-300
Euros al mes
Precio medio que suelen pagar los jóvenes por un piso compartido (incluidas facturas).
0,30 euros
Bonobús universitario
El gobierno local decidió congelar el precio del billete del autobús que va a los campus.
En los últimos meses han aparecido varias propuestas para crear alojamientos universitarios, y una de las más innovadoras llegó de la asociación de vecinos y comerciantes del Orzán, que presentó un proyecto firmado por el arquitecto Ignacio Ferreiro. La iniciativa parte de la premisa de recuperar un barrio que no está pasando por sus mejores años, y se propone la recuperación -en varias fases- de 40 viejos edificios. Gran parte de estos inmuebles se encuentran abandonados en la actualidad, por lo que se podrían rehabilitar y dedicar a crear una residencia universitaria dispersa, con zonas y gestión común, en el espacio que va desde la plaza de Pontevedra a Pescadería.
En el proyecto de Ignacio Ferreiro se calcula que habría alojamiento para más de 400 estudiantes y profesores, y su coste rondaría los 5 millones de euros. La asociación ya presentó una alegación al PGOM para dar cabida a su propuesta en el documento urbanístico, y tanto desde el Ayuntamiento como desde la UDC afirmaron que estudiarán la actuación.
Pisos baratos
Desde el grupo municipal socialista también se han preocupado por buscar soluciones a la falta de una residencia universitaria pública. En su iniciativa intentan arreglar dos problemas: por un lado, acabar con los pisos vacíos en la zona de los Mallos y la estación de tren; y, por el otro, buscar un alojamiento barato para los jóvenes que vienen a estudiar a la ciudad.
Para poder llevar a cabo este proyecto, los socialistas piden la colaboración de la asociación de vecinos y comerciantes de la zona, con el fin de elaborar un mapa de oportunidades que señalen las bolsas de vivienda vacía que podrían formar parte de este proyecto. A continuación, piden contar también con el apoyo del Ayuntamiento, para que -a través de la Emvsa- cree un programa de alquiler especial para este barrio, que facilitase y promocionase los pisos vacíos, al mismo tiempo que desde el gobierno local se habilitaría una partida específica para ayudar a los propietarios de estos inmuebles a garantizar el buen estado de los mismos.