La segunda fase de la obra en superficie abrió ayer tras días de polémicas
20 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Tras varios días de tiras y aflojas entre el Puerto y el Ayuntamiento, las dos partes se pusieron al fin de acuerdo para abrir al público la segunda fase de la obra de la Marina, que incluye las zonas de juegos infantiles, que poco antes de las once de la mañana comenzaban a llenarse de niños y paseantes.
La apertura no significa que las dos partes hayan resuelto sus discrepancias. El gobierno local sigue pidiendo licencia y mañana expira el plazo para que el Puerto presente documentos y alegaciones a la demanda municipal. Ya ha dicho que los presentará.
Más allá de los papeles, todavía puede haber cambios en el proyecto. El edil de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, apuntó ayer con un reservado «estamos estudando» la posibilidad de que los locales de hostelería de nueva construcción previstos en superficie desaparezcan del proyecto. El consistorio mira con reservas esa nueva construcción, y más después de que hosteleros de la zona mostraran sus quejas por esa actuación, de promoción pública, y que les podría restar clientela.
El concejal visitó la zona y apuntó que todavía está pendiente la revisión del área y el informe municipal para certificar el estado del espacio, cuya recepción, finalmente, no se firmó. «Estamos satisfeitos de que o espazo estea aberto ao uso cidadán, diso é do que se trata», dijo, y apuntó que están «traballando na regularización» de la obra -la consideran ilegal por carecer del licencia, que ni para el Puerto, que ejecuta, ni para el anterior gobierno era preceptiva- y avanza que las posibles mejoras de ese espacio, serán «consensuadas coa cidadanía».
En cuanto al túnel, todo apunta a que al final decidirá la Xunta qué se hace, pues a ella consultará el consistorio. Esas obras «non importa tanto facelas nun prazo determinado como que queden ben resoltas», apuntó el edil. Estaba prevista para finales de septiembre.
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Los papeles perdidos de María Pita
Está costando más localizar los papeles de la Marina que los manuscritos del Mar Muerto. El lío de documentación abierto en torno a la obra no ha dejado de crecer en las últimas semanas. Meses si se tienen en cuenta los movimientos previos del llamado frente cívico Somos Maioría y las intervenciones plenarias del BNG.
El frente en cuestión denunció ya antes de febrero de este año que la obra carecía de licencia municipal, lo mismo que hizo ese mes, en el pleno, el BNG. La entidad, cuyo portavoz, Santiago Lamelo, concurrió de número 15 en la lista de la Marea, tenía claro que ese documento no existía. Sin embargo, el Ayuntamiento todavía no ha certificado esa falta, aunque la da por hecha con toda probabilidad. ¿Se pudo traspapelar? ¿Se pidió alguna vez? Oficialmente el asunto tiene tintes de novela de misterio.
El famoso papel tiene gran importancia para el gobierno local, ya que si se aceptan las obras tal y como están y surgen problemas con ellas, sería el consistorio quien se hiciera cargo, a lo que no están dispuestos. La licencia serviría como escudo.
Pero no es ese el único documento oficial perdido en este caso. La concejala popular Begoña Freire esperaba ayer que el gobierno local culminase el plan de movilidad vinculado a la obra. «Si existe, non temos problema en valoralo», dijo el concejal Xiao Varela.
El proyecto en cuestión, parece, tampoco se encuentra en María Pita. «No traspaso de poderes a información previa non fluíu coma debería. Entendemos que eses son estudos feitos con recursos públicos e que non deberían ser propiedade da anterior corporación, senón estar enriba das mesas dos actuais concelleiros», razonó el responsable de Rexeneración Urbana. Y es que los planes que dejó el PP no aparecen por ninguna parte.
Al misterio de los papeles perdidos se sumó también en un primer momento el cruce de notas y declaraciones entre la Autoridad Portuaria. Ayer la tensión se había rebajado bastante y se volvía a hablar de colaboración, y no de paralizaciones. El martes habrá nueva reunión entre las partes y lo que parece claro es que la licencia no va a aparecer porque no se pidió nunca. Falta por resolver el caso del extravío del plan de tráfico.
El PP pide menos improvisación
Los populares también estuvieron ayer en la Marina. Lo hicieron las edilas Lucía Canabal y Begoña Freire, esta última criticó que «un capricho político» retrasara la apertura de la zona y mostró su preocupación por nuevos retrasos. Quedan por ejecutarse, dijo, el plan de ajardinamiento y la instalación de más mobiliario urbano, así como la nueva ordenación del tráfico y la movilidad -con cuatro paradas de buses-, más aparcabicis, nueva señalización y ubicación de los taxis, áreas de carga y descarga y espacio para buses turísticos, así como el control de los accesos y completar la peatonalización de la Ciudad Vieja. Lo responsable, dijo «es recibir, mejorar y gestionar los usos y mantener estas zonas».