Todavía perviven en la memoria colectiva los conocidos como depósitos de Campsa. Se veían desde la actual avenida de Oza como un punto negro, una suerte de paisaje industrial que afeaba el entorno. Rompía totalmente la estética de ciudad. Y degradaba el barrio de la Gaiteira. El Ayuntamiento era consciente. De hecho, mucho antes de su transformación en lo el parque Europa ya había logrado un acuerdo con Campsa para que cediera el solar sin tener aún muy claro qué uso se le iba a dar.
Corría el 26 de abril de 1986 cuando se firmó el acuerdo que fijaba el principio del fin de los 13 tanques que la compañía petrolera había instalado en la zona para almacenar crudo. El desmantelamiento fue lento y hasta los noventa no empezó a tomar forma el proyecto que concluiría en 1994 con la inauguración del Fórum Metropolitano, uno de los modelos de la política sociocultural socialista de los años venideros.
En principio, la zona iba a tener otros usos. El plan primigenio apostaba por una zona comercial y de ocio al estilo de lo que se puede ver hoy en Marineda City, pero con un tamaño mucho más reducido. De hecho, el edificio se diseño y levantó con esa intención. Entonces apenas existía el Centro Comercial Cuatro Caminos. Pero a mitad de obra, el Ayuntamiento lo rescató. Pagó la indemnización correspondiente a la empresa y cambió su uso. En ese giro tuvo mucho que ver la presión de los residentes del barrio y la asociación Bardos Cultural, que pedían un uso cultural o deportivo de los terrenos.
Finalmente, se optó por el Fórum Metropolitano, pieza estrella de un gran parque urbano de 18.000 m2, que fue posible gracias a la aportación de fondos europeos. Esta zona verde, que hizo mutar por completo el enclave, incluía un párking. Los ciudadanos, con su uso, lo convirtieron en un éxito. Y el alcalde Francisco Vázquez, en un símbolo.
Una instalación avanzada
Entonces se trataba de una instalación revolucionaria, con bibliotecas, archivos de cómics, salas de exposición, salas de cines y diferentes compartimentos para llenar con actividades sociales. Se trata del más claro precedente del Ágora. Respecto al parque, se decoró con algunos motivos recordatorios del Parque Güell de Barcelona, con un grandioso dragón y una cascada con peces. Ambos entran ya dentro de la galería icónica de la ciudad.
Además, se sumó una pequeña pista de baloncesto gracias a la cual se amplió la gama de actividades de un área que hoy se asocia al esparcimiento, la cultura, el deporte y el ocio.