
La comarca aumenta su oferta de alojamientos, y se convierte en un reclamo para vecinos de la zona y turistas extranjeros. Casas rurales con mucho encanto, cabañitas o burbujas que se preparan para superar con nota la temporada de invierno
14 nov 2018 . Actualizado a las 14:04 h.No hace falta irse muy lejos para desconectar. Viajar está de moda y la comarca busca su sitio con nuevas propuestas de alojamiento que alargan la temporada más allá del verano. Con la vista puesta en el puente de diciembre y las Navidades, estos son algunos de los establecimientos que han colocado a la comarca coruñesa en el punto de mira de muchos viajeros.
«Cuanto más das, más recibes de la gente que viene». Merce, con su suegra, Manolita, está detrás de Casa Lourido, «un oasis en la ría de Betanzos», como lo definen en su web. En esta casa modernista de Carnoedo, que empezó a funcionar este verano, hay dos habitaciones llenas de detalles donde antes se levantaba un antiguo gallinero. «Tenemos todo lo que nos gustaría encontrar a nosotros cuando llegamos a un lugar: flores frescas, libros, música, perfumes, cafetera…», explica entre alfombras de Marrakech y otros recuerdos de sus viajes. «Queremos que la gente que venga se sienta como en casa, que sea lo más real posible», explica. Tienen gallinas y sirven huevos y mermeladas caseras. También tienen abejas. En el patio, a veces se sientan y conocen las historias de los viajeros que llegan hasta su pequeño oasis. «Es un proyecto que nos llena mucho», confiesa Merce mientras explica los pequeños detalles que llenan de vida esta casa, como una buganvilla de más de 30 años.
Fin de año
En Oleiros, Juanjo y Mar pusieron en marcha hace un mes las Cabañas de Canide. «En fin de año ya está todo ocupado», cuentan. «Estamos muy contentos con la acogida que estamos teniendo», aseguran. A estas casitas con vistas al mar y estilo nórdico llegan muchos viajeros de la zona, de parejas jóvenes a grupos. «El 70% son de los alrededores. Después viene mucha gente de otras partes de Galicia» apuntan. Llaman la atención por la ubicación, por el diseño y por pequeños detalles, como una bañera japonesa. «Queremos que cuando vengan se sientan como en casa», cuenta Mar. Su objetivo: hacer más apetecible aún esta zona en invierno. «Hemos hecho todo confortable para que puedas estar aquí aunque haga mal tiempo. Tienen chimenea, tele, la madera… Es un confort muy alto para que cuando lleguen puedan desconectar», apuntan. El turismo de invierno gana seguidores. «Se empieza a notar porque algunos restaurantes o locales que solo abrían en verano ahora lo hacen todo el año. Todo suma», señalan.
En una burbuja
Muy cerquita de las Cabañas de Canide se levanta el primer hotel burbuja de Galicia. A pies de la playa de As Margaridas se estrenó este año Albarari con cuatro iglús transparentes con todo los detalles de una habitación, pero dentro de una burbuja. «Estamos muy contentos. Acabamos de completar el proyecto y ya tenemos funcionando las cinco burbujas y hemos mejorado la climatización para que resulten más confortables», explica Eduardo, el responsable de este proyecto con Paula. Ellos apuestan por el turismo astronómico: todas las burbujas tienen un telescopio para observar las estrellas por la noche. Eduardo y Paula cuentan que están trabajando en convenios con los Museos Científicos Coruñeses, preparando actividades para impulsar el turismo de astronomía.
Como en casa
Paloma es la hija de la propietaria de Finca Monterrosa, una casa de estilo suizo en Cambre que atrae a familias por su enorme jardín, su piscina y la desconexión que ofrece. «La gente busca sobre todo tranquilidad e independencia», cuenta Paloma. Detrás de esta finca hay una bonita historia: su bisabuela Rosa compró el terreno en los años sesenta como lugar de descanso. Su sueño era construir una casa en ese lugar, una idea a la que dio rienda suelta Olga, la abuela de Paloma. Durante años la familia pasaba allí las vacaciones. Ahora son otros viajeros los que pueden disfrutar de la calma del lugar. «Es un público muy agradecido el que llega, vienen ya con esa predisposición y suelen irse muy contentos». Para Nochebuena y Navidad ya tienen reservada la casa completa. «Y hay mucha gente que nos está preguntando para fin de año». Paloma explica que su idea es seguir creciendo: «Tenemos una reserva para un evento de trabajo y hasta una boda».