Fuentes del partido dan casi por segura la marcha del alcalde, que pasaría su acta a Iago Martínez. El edil Xiao Varela se perfila como portavoz
28 may 2019 . Actualizado a las 10:15 h.La Marea Atlántica entró este domingo en un territorio desconocido, el de la derrota electoral y pérdida del gobierno sufrida en carne propia, y no en una formación aliada o confluyente. Era el único partido de la corporación saliente que nunca había entrado en ese terreno, que pone a prueba la resiliencia y consistencia interna de los grupos políticos. Se adentra en ese paraje tras una campaña personalista, centrada en la figura de su líder, Xulio Ferreiro, que durante los últimos cuatro años ha sido en la práctica el único referente público del partido. Ferreiro dejó este domingo en el aire su futuro político, y señaló que lo concretará esta misma semana. El aún alcalde aseguró que asumía en primera persona del desplome de su partido. Así lo anunció en la sede de la Marea, en la plaza del Humor, donde sus fieles entonaron Grândola, Vila Morena, la canción de José Afonso que se convirtió en el himno de la portuguesa revolución de los claveles. En uno de sus versos, dice O povo é quem mais ordena, y ha ordenado que la Marea deje de encabezar el gobierno local.
En esas circunstancias, dentro del partido se da casi por seguro que Xulio Ferreiro dará un paso atrás para facilitar que otra persona intente reconstruir las expectativas que generó la Marea en el 2015. El aún alcalde, doctor en Derecho y profesor de la UDC, era uno de los pocos miembros de su gobierno que llegó a María Pita teniendo trabajo fijo, y él mismo señaló que perdía dinero con el salario de 40.000 euros brutos anuales que cobra en el Ayuntamiento. Las mismas fuentes explican que el aún regidor ya anunció en su entorno que daría ese paso si no lograba revalidar la alcaldía. Si finalmente lo hiciese, su acta pasaría a Iago Martínez, que fue su asesor durante el mandato que termina. Martínez, uno de los fundadores de la Marea, este domingo fue el primero que compareció en la sede del partido para valorar los resultados de las encuestas, y este lunes acudió a su puesto en el Ayuntamiento. También ha sido uno de los principales estrategas de la Marea durante estos años. Esa circunstancia podría jugar en su contra si Ferreiro dejase el Ayuntamiento, señalan las mismas fuentes, que sitúan al concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, como el concejal mejor situado para asumir el liderazgo de la formación. El edil es uno de los que más se ha fajado en los debates contra la oposición estos años, y Ferreiro le fue cediendo más competencias a medida que avanzaba el mandato. Ahora debe decidir si cede las últimas que le quedan, dentro de su propio partido.
La estrategia | La campaña se basó en la imagen del líder, pero acabó echándola por tierra
El 12 de mayo, cuando arrancó la campaña electoral, Xulio Ferreiro era el candidato a la alcaldía de A Coruña más conocido (92,7 %) y el tercero mejor valorado (4,28). Según la encuesta de Sondaxe, solo la socialista Inés Rey (4,50) y el nacionalista Francisco Jorquera (4,56) estaban mejor vistos, aunque sus ratios de conocimiento eran de solo el 51 % y el 58 %. La Marea Atlántica, que durante cuatro años había intentado proteger a Ferreiro de las polémicas que afectaron a su gobierno, conocía esos datos, y en consecuencia apostó por centrar su campaña en la imagen de su candidato.
La campaña fue muy personalista, el rostro de Ferreiro llenó los carteles, en la Red se difundió por todas partes la etiqueta «euconXulio» y se eligió como lema «cuestión de confianza», se entiende que vinculada al líder.
Inversamente proporcional
Pero la campaña surtió el efecto opuesto al perseguido. La última encuesta de Sondaxe otorgaba a Ferreiro una valoración de 3,66, la más baja de todos los contendientes. Durante la campaña, todos sus rivales mejoraron su puntuación de partida y su ratio de conocimiento. Solo bajó la valoración de Ferreiro, que en la primera semana cayó al 3,99, y en la segunda siguió desgastándose.
El desplome se inició el miércoles 15 de mayo, cuando Ferreiro dio un giro a su estrategia y empezó a atacar al Partido Socialista. Se acentuó en los días siguientes, cuando esas críticas se recrudecieron, y se consolidó cuando los amplió hacia el BNG.
Los ataques a los partidos de izquierda erosionaron su imagen como posible líder de ese bloque ideológico, mayoritario en María Pita. Pero las expectativas electorales de la Marea tampoco crecieron en otras dirección. Los votantes de centro y centroderecha ya eran muy críticos con la gestión de su gobierno. Además, el candidato criticó a otras Administraciones y a sectores económicos y empresariales de la ciudad, lo que reforzó una imagen de búsqueda de conflicto, mientras que sus rivales insistían en la necesidad de buscar el diálogo entre partidos y sectores sociales. La campaña puso bajo los focos las contradicciones del candidato que, por ejemplo, criticó una y otra vez al mismo Francisco Vázquez al que él mismo había elogiado cuando colgó su retrato en María Pita. Todo ello pasó su factura en las urnas.
Nueve directores de área y 16 asesores del gobierno local, pendientes de seguir en el puesto
El actual gobierno local cuenta con 16 asesores. Como los seis consejeros de la oposición (tres el PP, dos el PSOE y uno el BNG), continuarán en su puesto hasta que se forme la nueva corporación. La pérdida del gobierno local obligará a la Marea Atlántica a reorganizar su estructura. Si se mantiene el reparto pactado hace cuatro años, de esos 16 asesores solo podrán mantener su trabajo dos, ya que la Marea tiene tantos ediles como tenía entonces el PSOE. También están en el aire los puestos de los nueve directores de área del gobierno local, que en su mayoría serán reemplazados por el nuevo ejecutivo, y los de otros cargos de confianza cuyo nombramiento depende del ejecutivo local.