El coste de la vida eleva el número de personas sin hogar en A Coruña: «Hemos visto chavales de 20 años viviendo en la calle»

A CORUÑA CIUDAD

Las instituciones confirman que los sintecho llegan al centenar y que cada vez hay más jóvenes, migrantes y mujeres
04 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El precio del alquiler de las viviendas, el encarecimiento de la cesta de la compra y el coste de la vida son tres de los detonantes que han disparado en A Coruña el número de personas que viven en la calle. También la escasez de plazas para acoger a este colectivo ha hecho que sean más «visibles» durmiendo en portales, cajeros o locales comerciales. De hecho, las entidades sociales confirman el repunte e indican que cada vez hay más gente joven sin hogar.
Pablo Sánchez, trabajador social de la Cocina Económica, explica que es difícil hacer un cómputo fiable debido «a la movilidad del sinhogarismo», pero calcula que puede llegar al centenar. Estima que los más «visibles» son unos cincuenta, «pero habría que contabilizar también a los que no se dejan ver, a los que se ocultan para pasar la noche».
Indica que la situación se ha agravado desde el fin de la pandemia y que el perfil emergente es el de un joven en situación de ruptura o desestructuración familiar. Están recién salidos de centros de menores, o son niños adoptados que al cumplir los 18 años son invitados a abandonar el domicilio familiar, o bien ellos mismos deciden irse. También hay un perfil migrante cada vez más numeroso. En este sentido, desde Cáritas también confirman este cambio de perfil: «Ya no es el que había hace 15 o 20 años. Vemos más gente joven y muchos migrantes».

Plazas insuficientes
Sara Alvar, presidenta de Hogar Boanoite, añade: «Cuando empezamos con nuestra actividad en el 2010, el perfil medio era un varón, sobre los 50 años, consumidor de alcohol y con alguna patología mental. Ahora hay mucha gente joven, una barbaridad, con un perfil más complejo, con policonsumo o situación de migración. Nos llama mucho la atención. Hemos visto chavales de 20 años viviendo en la calle». Asegura también que, a pesar de que siguen siendo una minoría, «cada vez hay más mujeres».
Los expertos aseguran que muchos se ven abocados a dormir en la calle porque los servicios que prestan las instituciones y entidades sociales (actualmente hay camas en Padre Rubinos y en el albergue municipal) son insuficientes para un problema creciente. De hecho, denuncian que la red asistencial que hace dos decenios podía atender la demanda existente, ahora se ha quedado saturada e, incluso, llega a producirse un «efecto embudo». En este sentido, desde la Cocina Económica insisten en desmentir que las personas sintecho no quieran ir a albergues: «No es que la gente no quiera ir a una institución, sino que no hay plazas. Yo no conozco a ninguno que quiera dormir en la calle». Además, ha cambiado el escenario: «Si hace veinte años pernoctar a la intemperie era relativamente seguro, a día de hoy ya no lo es. En invierno es complicado con la inseguridad por robos y atracos, incluso en grupos de iguales».
Habitaciones por 300 euros
Sara Alvar incide en que el problema para hallar un techo es crucial: «A los que tienen una mínima posibilidad económica les cuesta mucho encontrar una vivienda. Y no hablamos de comprar, sino de alquilar. De hecho, por una habitación están pidiendo rentas de 300 euros al mes. A los que carecen de ingresos solo les queda la opción de deambular, porque los recursos están saturados, o también es habitual que ocupen alguna vivienda deshabitada». Sobre este asunto, Sara puntualiza: «Hay que distinguir a los que generan situaciones conflictivas, como en el 120 de la ronda de Outeiro, de otros que no molestan a nadie».

Más casos con problemas de salud mental e imposibilidad de estabilizar una vivienda
Mónica Rioboo, directora del Centro Integrado de Atención Social de Padre Rubinos confirma que el perfil de las personas en situación de calle ha cambiado: la media de edad es cada vez más baja, hay un mayor porcentaje de mujeres, también de migrantes y, además, «constatamos la aparición de más situaciones de salud mental no abordadas». En este sentido, indica que es muy destacado el «mayor deterioro» de las personas en situación de sinhogarismo y con problemas mentales. Puntualiza que la situación ha empeorado no tanto por la falta de plazas en instituciones como por la imposibilidad de que estas personas estabilicen una vivienda. «Por alquilar una habitación están pidiendo unos 300 euros al mes, pero a veces también dos o tres meses de fianza, por lo que mucha gente ya no tiene acceso a ellas. Y, además, son muy escasas». Mónica Rioboo añade que ellos han habilitado ayudas para el pago de esas fianzas.