El equipo de Ferreiro aplicó la Ley de Memoria Histórica y desarrolló el carril bici, pero no logró resolver problemas de gestión
30 may 2019 . Actualizado a las 09:53 h.El mandato que acaba con el anuncio de abandono de Xulio Ferreiro tras la derrota electoral arrancó con políticas de gestos que dieron visibilidad a la Marea. El partido llegó frenando obras y anunciando políticas sociales. Logró la Marea poner en marcha uno de sus planes estrella, la renta social, pero finalmente no tuvo el impacto y la difusión esperada por el propio gobierno local, que chocó, sobre todo, con los problemas de gestión en la segunda mitad del mandato, sin lograr poner en marcha grandes proyectos. Estos son algunos de los momentos relevantes de los últimos cuatro años.
EL callejero
Adiós a los nombres preconstitucionales. La Marea aplicó la Ley de Memoria Histórica y uno por uno fue cambiando los nombres de una veintena de calles de la ciudad dedicadas a personas vinculadas con el franquismo. Se atascó con la vidriera del escudo preconstitucional de María Pita, pero finalmente logró sacarla a poco de rematar el mandato.
LImpieza
Pintadas y suciedad. El gobierno local tardó en reaccionar a un clamor ciudadano, el que pedía que de una vez se borraran las pintadas que afeaban casi todos los barrios. Los de Ferreiro se tomaron aquello como un ataque político y negaron la realidad durante meses, iniciando, este año, un plan para retirarlas. Las críticas por la falta de limpieza fueron también la tónica del mandato. El contrato de limpieza caducó en el 2017 y la Marea no fue capaz, en dos años, de adjudicar uno nuevo que solucionara la situación mientras las críticas arreciaban.
El bus
Sin reforma, pero más barato. No logró la Marea reformar las líneas, como pretendía, ni implantar el carril bus que llevaba en el programa. El servicio, en esencia, es hoy el mismo que en el 2015. Lo que sí consiguió Ferreiro fue aplicar una rebaja general del billete y la gratuidad para menores de 13 años. Eso sí, el caso está en los juzgados y no es seguro que, al final, no haya que indemnizar a la empresa concesionaria.
La cárcel y los pisos
Irregularidades. Dos asuntos se le atragantaron a la Marea durante el mandato, la política de vivienda, con un proyecto de compra de pisos que fracasó por su escaso impacto y porque derivó en una concatenación de irregularidades que llevaron a anular las compras de viviendas, dos de las seis a un afín al partido. Admitió la Marea finalmente el error y las Fiscalía archivó la denuncia del PP, no así con la cesión de la cárcel a Proxecto Cárcere, por la que sigue como investigada la edila Claudia Delso por un presunto caso de prevaricación por haber beneficiado en un concurso a una entidad concreta.
El Carril bici
Nueva movilidad. Tardó la Marea en poner en marcha nuevas políticas de movilidad. Finalmente, este año se completaron las obras de los nuevos carriles bici, doblando los que había hasta llegar a 35 kilómetros. Hubo polémicas sobre su diseño y críticas por algún trazado, pero los carriles están ahí.
La comandancia
Desalojo por la fuerza. Entre los momentos más duros para el equipo de Ferreiro está el desalojo de los okupas de la Comandancia hace poco más de un año. El partido, que nació con un fuerte vínculo con ese colectivo, acabó enviando a la Policía Local primero y pidiendo ayuda a la Nacional después en un desalojo que se complicó y que le pasó factura entre sus filas.
Obras y litigios
La cubierta de Riazor y la sede de Fenosa. La Marea aparcó, hasta el final, las grandes inversiones. Siguen pendientes las reformas de todos los mercados o de El Remanso. La obra más importante del mandato fue la de la cubierta de Riazor. Esa sí se llevó finalmente a cabo y en ella invirtió el Ayuntamiento cerca de siete millones de euros. Además, la Marea encontró una solución para un problema enquistado, el de la antigua sede de Fenosa, resuelto con el pago al denunciante tras un proceso de mediación.
Cuestión de confianza
Cada vez más solos. El PSOE le dio la alcaldía hace cuatro años a Ferreiro, pero no lo apoyó en febrero del 2017 cuando se sometió a una cuestión de confianza. «No se merece nuestra confianza», le dijo el entonces portavoz socialista, José Manuel García. La Marea atacó, en un ambiente de creciente crispación, a sus socios potenciales durante el mandato, siendo incapaz de llegar a acuerdos con el PSOE y evitando pactar con ellos un gobierno estable cuando los socialistas se ofrecieron. Durante las pasadas generales de abril la Marea acrecentó su soledad política. Ferreiro ya se había distanciado de En Marea, pero entonces rehusó también apoyar públicamente a Podemos, que se lo pagó desdibujando su apoyo a Ferreiro en las municipales.
Gestión Económica
Los 15 millones perdidos. Las críticas a la Marea durante el mandato se repitieron una y otra vez por la baja ejecución presupuestaria. Año tras año, buena parte de las partidas que el partido iba a destinar a inversiones se quedaban en las arcas públicas al no haber sido capaces de ejecutar sus propias previsiones. Los ataques de la oposición arreciaron en diciembre del año pasado. Entonces el Ayuntamiento tenía un superávit de 15,1 millones de euros que podía destinar a obras (unas 80 previstas) si cumplía una serie de requisitos, entre ellos el de pagar a los proveedores por debajo del plazo legal de 30 días. A Coruña no cumplió esa norma y el dinero acabó amortizando deuda bancaria.