Los socialistas esperarán a que el partido de Ferreiro reúna su asamblea el jueves
01 jun 2019 . Actualizado a las 10:24 h.El PSOE de A Coruña no abrirá negociaciones con la Marea Atlántica hasta el próximo viernes, un día después de que la asamblea de ese partido -la Rede- se reúna para decidir su postura en la sesión de investidura. Fuentes del Partido Socialista señalaron que en los últimos días se produjeron «contactos totalmente informales» entre ambas formaciones y también con el BNG, pero las negociaciones formales sobre la posible composición del gobierno o los sueldos y asesores de la corporación no arrancarán sin saber si apoya la investidura de la líder socialista, Inés Rey, o permite que gobierne la del PP, Beatriz Mato.
Una situación inédita
Sin precedente. La indefinición de la Marea, que esta semana evitó concretar a quién apoyará en la investidura, abre un escenario sin precedentes en María Pita desde 1979. En aquel año, el nombre del alcalde se decidió en los llamados pactos del Hostal, en los que se acordó que el nacionalista Domingos Merino sería alcalde de A Coruña. En 1983, el socialista Francisco Vázquez ganó su primera mayoría absoluta. Desde entonces los coruñeses siempre han sabido quien sería su alcalde al día siguiente de las elecciones municipales. Solo se abrió un escenario a la incertidumbre en el 2015, cuando el PP de Carlos Negreira se situó como primera fuerza empatado con la Marea, que debutaba como fuerza política municipal con Xulio Ferreiro al frente.
Pero las dudas se despejaron en la misma noche electoral, ya que la socialista Mar Barcón adelantó que su partido no permitiría un nuevo gobierno del PP. Solo tres días más tarde, la ejecutiva socialista confirmó que su partido, reducido a la tercera fuerza en el pleno, garantizaba la investidura de Ferreiro como alcalde sin condiciones, y unas semanas después cumplieron su palabra y votaron al candidato de la Marea.
La postura de la Marea
Decidirá una asamblea. Pero no estamos en el 2015, y la izquierda parece no tener tan claro que el PP deba ser apartado del poder, o al menos no toda la izquierda lo tiene ahora tan claro.
El BNG sí lo tiene. Su candidato, Francisco Jorquera, ha subrayado que no facilitarán un gobierno popular. A la espera de lo que decida su asamblea, que se reunirá la próxima semana, el Bloque está dispuesto a apoyar la investidura de Inés Rey -la candidata con más votos de la izquierda-, con independencia de que entren o no en el gobierno.
La Marea Atlántica, que está en la misma situación que el PSOE en el 2015 -es la tercera fuerza y decidirá la alcaldía- no ha sido tan firme. El candidato derrotado, Xulio Ferreiro, evitó pronunciarse sobre esa cuestión durante la campaña, aunque sus declaraciones en la noche electoral dejaban entrever que facilitarían la investidura de Rey. Sin embargo, Ferreiro anunció el martes que deja la primera línea política y, preguntado por la postura de su partido en la investidura, rechazó concretar que debería hacer la Marea para no condicionar a los que deben tomar esa decisión.
La responsabilidad recae en la Rede, la asamblea de la Marea Atlántica, que se reunirá el jueves. Según fuentes del partido, ese órgano está firmemente controlado por el grupo que lideran el alcalde en funciones y su asesor, Iago Martínez, que podrá entrar en la corporación al renunciar a su acta Xulio Ferreiro. Ambos forman además parte de la coordinadora del partido, en la que Ferreiro entró el jueves, tras anunciar que se va de María Pita.
La única opción del PP
Elección entre Rey y Mato. La mayoría de los socialistas dan por hecho que la Marea apoyará la investidura de Rey, ya que lo contrario supondría facilitar un gobierno liderado por Beatriz Mato, que se impondría si nadie tiene mayoría absoluta al liderar la fuerza más votada. Esa decisión pondría en una complicada situación política al partido de Ferreiro, que construyó su programa político y de gobierno sobre una oposición frontal al PP, y que de hecho atacó a los socialistas en campaña electoral por una supuesta connivencia con la formación de centroderecha.
Sin embargo, otros sectores del PSOE consideran que la situación no está tan clara. La Rede de la Marea siempre se ha opuesto a llegar a cualquier clase de acuerdo de gobierno con ellos en el mandato que ahora termina, y la campaña electoral de Ferreiro se centró en atacar al Partido Socialista. Además, la marcha del regidor en funciones, considerado un moderado por los demás partidos, añade incertidumbre a las decisiones de su formación, que por lo general han sido «más radicales» cuando no estaba involucrado, dicen desde el PSOE.
Esos temores se ven atenuados por la marcha de Ferreiro, que erosiona la legitimidad de la Marea Atlántica para votarse a sí misma en la investidura, una decisión que daría la alcaldía al PP al no alcanzar ningún candidato la mayoría absoluta.
Una decisión única
Los salarios por separado. En todo caso, la decisión del Partido Socialista de no negociar hasta que se haya reunido la Rede coloca el balón en el tejado de la Marea Atlántica, que debe elegir si quiere un gobierno de izquierdas o deja la alcaldía al PP. Desde el PSOE también señalan que de esta forma se evita vincular la alcaldía con cuestiones más prosaicas, como los salarios y asesores de la corporación.
Equipos negociadores
Con todos los partidos. Si las conversaciones llegan a producirse, el equipo de negociación de los socialistas estará compuesto por los futuros concejales José Manuel Lage Tuñas y Juan Díaz Villoslada (números 2 y 4 de la candidatura) y por el militante Santiago Roura. Ese grupo también se verá con los representantes de las demás formaciones con representación en el pleno: PP, BNG y Ciudadanos.
Por su parte, el equipo negociador de la Marea Atlántica está por confirmar, pero en los contactos informales participaron la número 2 de la candidatura, María García, y el número 7, Iago Martínez, lo que deja en segundo plano a otros cuatro concejales del anterior mandato que le precedían en la lista. Se da además la circunstancia de que el PSOE votó en el pleno a favor de la reprobación de Martínez. Aquella moción salió adelante con el respaldo del PP y la abstención del BNG, aunque nunca ha tenido ninguna consecuencia práctica hasta la actualidad.