El coruñés que halló el boleto de 4,7 millones declaró que lo mantuvo en secreto un año para preservar sus características
23 oct 2021 . Actualizado a las 13:52 h.Los investigados por un supuesto delito de estafa respondieron a todas las preguntas, aclararon las contradicciones entre lo que habían dicho en el 2012 y hace unos meses a la policía, y salieron tranquilos y sonrientes. El lotero Manuel Reija llegó a los Juzgados dando las gracias a los periodistas y cámaras que allí lo esperaban. Su hermano Miguel, delegado de Loterías en A Coruña, lo hizo media hora antes sin decir ni mu. Habló después, al terminar, para expresar que está «muy tranquilo» y que «cuando pueda ofreceré una rueda de prensa para explicarlo todo públicamente». Minutos antes, se lo explicó a la titular del Juzgado de Instrucción número 7. Dos horas estuvo respondiendo a las preguntas de la jueza, de sus abogados y los letrados de dos de los reclamantes, Belén Canosa y Christian Díaz Delgado. Una hora más tardó en declarar el lotero, que salió de los tribunales como entró, con una sonrisa y dando las gracias a los presentes.
Había muchas cosas que preguntarle y la primera estaba cantada. ¿Actuó usted con engaño el 2 de julio del 2012 para cobrar los 4,7 millones de la primitiva? Su respuesta fue clara y concisa: «Si hubiese querido actuar de mala fe, me hubiese ido a Canarias con el dinero».
Tras esta defensa de su honorabilidad, según fuentes jurídicas, los abogados de los reclamantes y la jueza le preguntaron porqué en el 2012, tras encontrar el billete abandonado sobre un mostrador de su despacho del mercado de San Agustín, había dicho que solo era un boleto, cuando luego se comprobó por el registro de la máquina que habían sido cuatro, dos de ellos premiados, uno con 3 euros y el otro con 4,7 millones. Manuel Reija lo achacó a un despiste. Dijo que en aquellos momentos, a la hora de comunicar a Loterías cómo había encontrado el billete, no le dio importancia comunicar si eran uno o cuatro los boletos que metió en el aparato para comprobar si tenían premio. De hecho, recordó que un año después acudió a un notario para dejar constancia de que eran cuatro y no uno los billetes que había comprobado aquella mañana.
También tuvo respuesta para una de las cuestiones que más controversia levantó entre los reclamantes, el hecho de que durante un año y medio mantuvieran en secreto el hallazgo de una primitiva de 4,7 millones. Dijo que de haber desvelado las características que presentaba aquel billete, todo el mundo lo sabría, por lo que complicaría la búsqueda del verdadero dueño.
Lo que no fue capaz de recordar fue el motivo por el que no llamó de inmediato al lotero de Carrefour que selló la primitiva. Su hermano, el delegado, fue más allá. Al preguntarle por qué le había contestado tres días después del sorteo al dueño de aquella administración que el boleto ya estaba cobrado y que se olvidara, Miguel Reija lo negó. Aseguró que ese hombre no dijo la verdad.
El delegado se esforzó en explicar a los presentes que lo único que hizo fue cumplir «escrupulosamente» con la ley y las normas de Loterías, que se hizo todo de manera correcta. Recordó que se anunció en el BOP la pérdida al año y medio, y que se encargó al Ayuntamiento que buscase al dueño durante dos años.