Lucía Sández (Baballa): «Me gusta probar todas las redes sociales, ahora por mis hijos, no soy de prohibir»

Mila Méndez Otero
Mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Lucia
EDUARDO PEREZ

En Instagram o Pinterest la siguen miles de personas, sin pretenderlo esta coruñesa ya es una «microinfluencer»

24 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Tengo un trabajo que llamo el real, el que paga las facturas. Trabajo en la Orquesta Sinfónica de Galicia. Por las tardes me dedicaba al blog, ahora más a Instagram y a Pinterest. Twitch no es algo que descarte». Lucía Sández (A Coruña, 1974), más conocida como Lucía Baballa, se confiesa una «friki de las redes sociales». Llegó a ellas como una forma de evasión después de tener su primer hijo. Hace 14 años abrió un blog donde contaba su día a día como madre. Así escribía sobre manualidades y recetas como sobre planes en familia. Sus palabras engancharon y los usuarios fueron creciendo y creciendo, como ella, que asegura que, ante todo, «aprendo mucho. Puedes estar mucho tiempo viendo Instagram sin que te aporte nada, y puedes encontrar cuentas y temas que te ayudan».

-Es bloguera, con «Baballa», pero también podríamos decir que «influencer». En Instagram tiene más de 29.000 seguidores. En Pinterest, 23.000 y dos millones de visualizaciones mensuales.

-Diría que soy más bloguera, es lo que me trajo aquí. Hubo una etapa en la que tenía más de 10.000 visualizaciones diarias en el blog. La palabra influencer no me gusta y, en todo caso, sería una microinfluencer. Sí que es cierto que para la gente de a pie 29.000 seguidores son muchos, pero, para vivir de eso, de la publicidad que recibes, no es nada. Además, no quiero influir, solo me interesa eso cuando comento algo que me ha gustado, como una aplicación que descargo, y la gente luego me da las gracias si le ha sido útil mi comentario.

-¿Son adictivas las redes?

-Ya te digo que sí. Me gusta probarlas, ir por delante. Ahora, sobre todo, por mis hijos, para acompañarlos, no soy de prohibir. Respecto a mí, me pongo límites. Los domingos intento no abrir Instagram.

-¿La convencen todas?

-En Twitter cerré la cuenta. No es para mí, hay mucho odio. En TikTok hice un par de vídeos con mi hermana en el confinamiento, pero tampoco. Pinterest e Instagram me gustan, aunque en esta última he descubierto que la gente tiene la piel muy fina. Que si publicas esto, porque publicas esto, que si publicas lo otro... Eso me hizo dar un paso atrás. Con el tiempo, he vuelto a ser muy celosa de mi intimidad y de lo que cuento. He dejado a un lado los sentimientos. Entiendo que es muy atractivo, que si cuento ciertas cosas de mi vida podría ganar muchos seguidores. ¿Qué pasa? Yo no vivo de esto. No es mi trabajo. Solo he traspasado el límite con mi enfermedad. Tuve cáncer de mama hace dos años. El año pasado decidí contarlo, porque realmente creo que mi responsabilidad como persona a la que siguen otras 29.000 es concienciar sobre la importancia de hacer las revisiones ginecológicas. Ahí sí me da igual lo que la gente piense, lo apuesto todo.

-Con esos seguidores, ¿las marcas habrán llamado a su puerta?

-Ciertas marcas me pagan por publicitar sus productos, pero es algo en lo que puedo elegir, digo no si con alguna no me siento identificada, y en lo que soy muy transparente. La ciudad donde tengo más seguidores es en Madrid, después están A Coruña, Barcelona, Valencia y Vigo.

-¿Qué hay que contar para arrastrar a tantos usuarios?

-Realmente, no lo sé. Cuando empecé el blog es cierto que fui una de las primeras. Lo abrí para hablar como de un tú a tú sobre la maternidad. Ahora el mayor de mis hijos tiene 16 años y seguir esa línea supondría tener que personalizarlo en ellos, y no quiero. Así que, cuento cosas que me gustan, experiencias, viajes, libros... y me gusta la fotografía. Con el inicio de enero propuse un reto, #nuestras52semanasde2021, de subir una foto semanal. La verdad, hay ya muchísimas.

lucia
EDUARDO PEREZ

«Las marcas no lo ven, hay potencial en los jubilados, mis padres son súper ''instagramers''»

Empezó a hacerse un hueco en Internet gracias a un blog y hoy son las redes sociales las que ocupan la mayoría de su tiempo, el que le queda libre, ya que por las mañanas tiene un empleo en una oficina -trabaja en el departamento de prensa de la OSG-. «Lo del blog fue para dar rienda suelta a la creatividad», cuenta Lucía.

-¿Sus hijos le envidian los seguidores que tiene?

-A ellos, como lo han visto desde pequeños, no les sorprende tanto como a sus amigos. Pero hay conocidas mías que tienen muchos más seguidores. Lorena Bembibre más de 30.000 y habla sobre libros. Iria, de My Blueberry Nights, 70.000. Instagram no es solo para adolescentes. Ellos lo utilizan de una forma muy diferente, más como una cuenta de mensajería. Puedes aprender mucho si quieres, de cambio climático, contaminación, reciclaje... Un ejemplo lo tengo en mis padres, son súper instagramers. Las marcas tienen un potencial que no ven, el del público jubilado.

-¿Y el blog, ha muerto?

-El blog es un canal que tú creas y eres el dueño de lo que creas, en las redes sociales, no. Un día Instagram decide cerrar la empresa y toda la comunidad que creaste se te va. En el blog tú pagas tu dominio y tu servidor, es tuyo, salvo el ataque de un hacker. Es cierto que Instagram tiene la inmediatez, todo va muy deprisa, like, like, pasar stories con el dedo, sin fijarte. Consumo muchísimo on-line, pero también soy un poco romántica y por eso me gustan los blogs. Y, gracias al mío, me invitaron a viajes que en mi familia son un hito: un crucero por el Mediterráneo, esquiar en Francia o conocer Pixar y Disney en EE. UU. Todo a cambio de promocionarlos en el blog y mis redes.

Qué hace: Lucía habla sobre maternidad, ocio, recetas y tendencias en su blog, Baballa, y redes sociales.

El libro: Unidad Editorial publicó su primer libro, 50 manualidades para hacer con tu hijo.