Así sí se puede «terracear»: locales con lista de espera desde las 09.30 horas por la relajación de las restricciones
30 may 2021 . Actualizado a las 23:13 h.Este sábado ha sido el de los reencuentros. El plan de muchos coruñeses y vecinos del área metropolitana de A Coruña ha sido retomar las «quedadas» después de que la Xunta diera luz verde a las reuniones de seis no convivientes en el interior de locales y de un máximo de diez en el exterior. Por fin, la gente ha podido desayunar, comer o tomarse un «reconstituyente» en las terrazas sin incumplir las normas de aforo. «Ya iba siendo hora... Teníamos ganas de estar todos juntos», explica Esther, sentada en una mesa en la zona de Cuatro Caminos junto a otros siete amigos. «Es que no nos veíamos así desde hace más de un año», confirma.
También por allí quedaron en una terraza seis sanitarios que no se reunían entorno a una mesa desde antes de la pandemia. «Nos veíamos en el trabajo, por separado, disfrazados con las mascarillas y las batas... Pero desayunar en una terraza, al aire libre, es mucho más agradable», explica una de las profesionales. Comentan que ya están planificando la próxima quedada. «Será en San Juan. Y como nosotros y nuestras familias están vacunadas, excepto los niños, estaremos más o menos tranquilos. Y no faltará el churrasco ni las sardinas», dicen. Insisten en que las vacunas «funcionan» y aprovechan la ocasión para pedir que toda la población se inmunice con cualquiera de las vacunas disponibles.
Para los hosteleros la posibilidad de llegar al 50 % de aforo en el interior de sus establecimientos y al 75 % en las terrazas también es un respiro. Sobre todo ahora, con la llegada del buen tiempo. «La gente lo estaba deseando. Llevamos un par de semanas recibiendo llamadas de personas para reservar grupos de ocho. Y les teníamos que contestar que solo podrían estar en mesas separadas», comenta José Pan, responsable del restaurante y cafetería La Granera, situada en la plaza de la Fábrica de Tabacos. Este sábado, todas las mesas disponibles estaban completas, especialmente por la mañana para los desayunos y los brunch que están tan de moda: «En el interior hay mesas de cinco y seis comensales. Y en la terraza, grupos grandes, con reservas de ocho y diez personas», confirma. Indica que las mañanas siguen siendo lo más concurrido del día. «Desde las 09.30 horas ya tenemos colas en la puerta para entrar. También damos comidas y cenas. Al mediodía sí que viene gente, pero muy pocos acuden a cenar. Directamente vienen a tomarse una copa», explica la encargada de sala. Aunque ahora pueden cerrar a la una de la madrugada, no dejan entrar a más clientes desde las doce de la noche. «En A Coruña debería instaurarse lo que en otras zonas denominan 'el tardeo', es decir, ir a los pubs, discotecas o locales a las cinco de la tarde...», propone José Pan.
En su local se reunió este sábado por primera vez en mucho tiempo un grupo de siete amigos de la infancia. «Nos hemos ido viendo de forma regular, pero nunca todos juntos, siempre en pequeños grupos y cumpliendo las normativas», explican. Dicen que antes de la pandemia quedaban todos los fines de semana y eso se cortó de forma radical con el coronavirus. «Cuando nos juntamos es siempre en el exterior, con mascarilla y con prudencia. Y nada de salir por la noche. Hemos cambiado nuestros hábitos», dicen. David, que acaba de cumplir 39 años, asegura que esta nueva relajación en las restricciones por el covid-19 le ha venido de perlas, ya que ha podido reunir a sus colegas e invitarlos a tomar algo en la terraza. «Somos ocho, falta uno, pero es la excusa perfecta para vernos. Y, además, cumpliendo las normas», dice.
El sol propició que las terrazas de La Marina volviesen a estar llenas, con grupos de cuatro, cinco o seis personas por la mañana, y algo más copiosos por la tarde. A eso de las 13.00 horas tomaban un tentempié en la terraza de Picadilly siete adultos con dos niños pequeños. «Esta es la primera vez en un año y medio que nos juntamos todos. La última vez que lo hicimos no había niños, así que imagínate...», comenta uno de los amigos. «Y los bebés tienen 15 meses», puntualizan. Explican que ninguno de ellos están vacunados, aunque sí sus padres y abuelos, por lo que salen a la calle con algo más de tranquilidad. Una de las mamás dice que, sin embargo, en caso de que se vean es siempre en exterior: «En interior, yo todavía no me atrevo», comenta.
En la plaza de María Pita también estaba por la mañana otro numeroso grupo de amigos con niños. «Somos seis adultos y cuatro pequeños. Hemos hecho un recorrido por el paseo marítimo y ahora vamos a comer. Hoy es un día muy especial», explican. José Luis Fernández aclara que pertenecen al grupo Marines Enki y que realizan actividades deportivas con niños que tienen algún tipo de discapacidad, como es el caso de su hijo Mario. «Antes de la pandemia quedábamos una o dos veces al mes. En cuanto se pudo, retomamos la actividad, pero en grupos pequeños. Esta es la primera vez que podemos reunirnos todos», comenta, mientras entre todos colocan ya los platos, cubiertos y servilletas en las mesas de la terraza de La Quadriglia.
Si para los hosteleros la reducción en las restricciones suponen una cierta esperanza, los responsables de las pequeñas tiendas y comercios locales se muestran algo más escépticos. Chelís Quinzá, que lleva la tienda de dulces y gominolas Fresa y Chocolate, en la calle Real, asegura que las medidas no han tenido efecto en su negocio. «Digamos que hay una estabilidad a la baja, con algunas últimas quincenas de mes muy malas. La facturación ha sido la misma durante toda la pandemia, entre un 40 y un 50 % más baja que antes», recalca. En todo caso, ve con optimismo el verano. «Es que el anterior fue tan malo que este no puede ser peor», comenta. Por el momento tampoco han notado una recuperación en las ventas en la tienda La Chinata, en la calle de la Fama, una de las bocacalles que dan a Riego de Agua. «No notamos más afluencia porque tampoco hay turismo. Esperamos con ansia y mucha fe el verano, y que venga mucha gente a A Coruña». Porque, como dice Elsa Folla, la tienda se mantiene gracias a la clientela de siempre. Y el producto estrella es el gel hidroalcohol. «Curiosamente, es un producto que se incorporó en noviembre del 2019, antes de que comenzase la pandemia. Y a partir de marzo fue un bum. Está claro que es de lo que más vendemos», asegura.
Frente a estas experiencias, Goretti Torreiro Díaz y sus hijas Goretti y Carolina dan otro punto de vista. «La relajación en las restricciones sí se está notando. Hay más gente por la calle y, por lo tanto, más afluencia. La semana pasada entró un chico inglés. Y.. ¡madre mía! ¡Cuánto tiempo hacía que no entraba aquí alguien extranjero!», dice Carolina. Las tres empresarias coruñesas, responsables de la tienda Luna Lunera, explican que a pesar de que podrían ampliar el aforo, siguen manteniéndolo al 30 %. «Esta es una tienda en la que entran muchas mujeres embarazadas, con bebés o con. I os pequeños. Así que por nuestra seguridad y la de nuestros clientes, mantenemos ese límite para la entrada de personas», indican. Esperan con optimismo que el verano, la vacunación y el descenso de casos devuelva la confianza a los ciudadanos y, a ellas, un aumento en la facturación.
Este sábado el terracismo también invadió Oleiros. En las terrazas, especialmente las situadas junto al mar, no cabía ni un alfiler. Lucas Fernández, que lleva el restaurante Alcorte y el gastrobar After Surf frente a la playa de Bastiagueiro, confirmó que tenía los dos locales al completo. «Hemos recibido muchísimas llamadas para hacer reservas. En Alcorte, muchas familias de cuatro y seis comensales para el interior. Para la terraza del After Surf, con un aforo de 140 sillas disponibles, tengo todo completo». Lucas y Marisol Gingliarelli, su mujer, explican que la gente «estaba deseando salir, reunirse y disfrutar del buen tiempo». Dicen también que las reservas son de lo más variadas: grupos de amigos, dos o tres familias con hijos, familias con los abuelos... Lucas explica que, a pesar de que las restricciones se han vuelto más flexibles, no hay que bajar la guardia y trabajan con incertidumbre: «Nunca sabes si te van a volver a cerrar o cambiar los porcentajes de aforos».
Otro de los sectores que acogió con esperanza la ampliación en los aforos es el de los museos y rutas turísticas. El guía turístico Suso Martínez explicaba ayer que esta nueva situación se acerca bastante a la normalidad y que organizar actividades ya empezaría a ser rentable. «Hasta ahora podíamos organizar visitas con ocho personas más el guía. Y, ahora, se pueden realizar excursiones con 20 personas, lo que ya es un grupo que puede ser rentable». De hecho, según comenta, hasta ahora la gente no contrataba los servicios de un guía turístico porque resultaba demasiado caro ya que los grupos eran muy pequeños. En el caso del interior de los museos, Suso Martínez recuerda que las visitas eran de cuatro personas y, ahora, ya pueden ser de diez más el guía.