Coruñés del Ventorrillo, a sus 31 años lleva 13 medallas en mundiales de pesca y aspira a ser el más laureado de la historia
07 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Es de las pocas personas que puede afirmar esto: «Vivo de la pesca deportiva. Soy un afortunado». Y el único capaz de marcarse el siguiente reto: «Ser el deportista de pesca con mosca más laureado de la historia». Así lo dice David Arcay Fernández, de 31 años. A su edad no es normal haber participado en 15 mundiales, 11 de ellos absolutos, y tener cuatro títulos planetarios, uno individual y 3 por equipos que ganó en ríos de Eslovenia, Bosnia, Estados Unidos e Italia. «A finales de los noventa hubo un francés que consiguió tres primeros puestos y batir esa marca es factible porque yo empecé muy pronto. Soy el campeón más joven de la historia. Cuando gané tenía 21 años y el récord estaba en 30», comenta este coruñés del Ventorrillo que colecciona medallas (13 en total). Hace unos días obtuvo otro título, en ese caso como mánager de la selección española juvenil que se proclamó campeona del mundo. Otro coruñés, Dani Vázquez Bouzas, de 16 años y de Monte Alto, forma parte de este equipo. «Tengo una foto de David Arcay en la habitación», asegura Dani.
La pesca con mosca
Vive de la pesca deportiva y podría ganar más dinero. «Rechacé ofertas de 8.000 dólares al mes para trabajar en Estados Unidos. Me proponían ejercer de guía de pesca, algo así como un guía turístico, pero para pescadores. Allí es muy habitual y aquí empieza a serlo, por ejemplo en Castilla y León. Lo que sucede es que me tira mucho la tierra, y eso que ya fui a Canadá y Nueva Zelanda a dar cursos de pesca», confiesa. Estudió en el Calasanz, cursó Fisioterapia pero lo dejó a los dos años y obtuvo el título de Técnico de Actividades Físicas y Deportivas. Pero lo que siempre hizo desde que nació es pescar. «Me crecieron los dientes en el río. La primera trucha la pesqué en el Mero cuando tenía dos años y medio». Todo gracias a sus padres, grandes aficionados a la pesca, al igual que su hermana. Todos los fines de semana, la familia se iba de pesca y ahora acompaña a David a los campeonatos del mundo. Empezó con la miñoca y la cucharilla. Me cuenta que, a los 11 años, Germán, que conocía del dique de Abrigo de pescar chipirones, le comentó a sus padres que el niño tenía un don especial y que había que aprovecharlo. «Me apuntaron al Club Salmo, en el que sigo, y empecé con la pesca con mosca que es la más reconocida a nivel mundial. Es una mezcla de habilidad y experiencia. La esencia es ver el pez que sube a comer a la superficie y lanzas en ese instante y ves que va hacia la mosca. Eso te lo da el río, no el mar. Por cierto, lo de que las piezas se escapan porque hablas es una leyenda urbana», analiza David, que una vez en el río Órbigo atrapó una trucha de algo más de 75 centímetros. «Desde los 12 años pesco sin muerte. Y si voy al mar solo me quedo lo que voy a comer», afirma.
Su propia marca
Tiene pareja con la que comparte hipoteca. Ella también pesca de vez en cuando. Gestiona su propia marca, Arcay Fishing, que vende variedad de productos por internet. «La creamos en el 2017 y estamos contentos. Le dedico mucho tiempo y el ochenta por ciento lo hago desde el móvil. Cuando voy de pesca tengo que llevar el teléfono», confiesa. Dice que con la ropa, por ejemplo, es bastante desorganizado, pero sus innumerables cañas y el resto de artículos de pesca los tiene «impolutos». Sus ríos favoritos son el Xallas (la segunda casa de los del Club Salmo) y el Eo. «A finales de agosto voy a Canadá y en los próximos meses espero volver a Nueva Zelanda y a la Patagonia argentina. Son dos lugares mágicos», relata. Dice que come poco pescado y que es más de xardas o jurelos que de piezas grandes. «Prefiero un churrasco o un chuletón», confiesa. Se despide con un consejo. «Si no haces las cosas bien es difícil que pesques algo. Es importante preguntar al que sabe o que alguien te enseñe».