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La Marina de A Coruña luce sin andamios por primera vez en 30 años

p. portabales / a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Las galerías de Puerta Real nunca estuvieron tan relucientes tras la retirada hace unos días de la última estructura y con todos los edificios rehabilitados

08 ene 2023 . Actualizado a las 23:19 h.

La postal de la ciudad llevaba demasiado tiempo con parches. A la bella imagen le caían lágrimas de madera. Cuando no había una lona tapando una fachada, eran cuatro. No había manera de contemplar la imagen de la ciudad libre de obras de rehabilitación. Hasta que hace unos días todo cambió. Hoy, no hay un solo andamio en la Marina y eso no ocurría, tirando por lo bajo, desde hace 30 años. Ahora, las galerías de Puerta Real, símbolo patrio y aire con el que los coruñeses hinchan el fuelle de su orgullo, lucen en todo su esplendor. Y posiblemente nunca estuvieron tan bonitas como ahora, pues desde el primero hasta el último, todos los edificios fueron rehabilitados.

Por haches o por bes. Porque hubiese andamios o porque no los hubiese pese a que siempre algún inmueble lo necesitaba, la Marina tuvo una entrada de milenio con manchones. Hasta que en diciembre se retiró la lona del edificio del Gasthof, el reflejo del sol ilumina los protegidos y rehabilitados ventanales desde la calle Luchana hasta María Barteito.

Esto es así porque solo en los dos años de pandemia se concedieron hasta 17 licencias de rehabilitación tanto en la Marina como en O Parrote. El concejal de Urbanismo, Francisco Dinís Díaz Gallego, asegura que «la Marina rehabilitada es el escaparate de toda una intensa labor de recuperación del patrimonio de la ciudad que se está impulsando en el ámbito histórico gracias al Plan Especial y al elevado número de licencias de rehabilitacion concedidas en este mandato». La Marina, añade el edil, «es nuestra carta de presentación y uno de nuestros símbolos pero en estos tres años también podemos presumir de impulsar la recuperación del Cine Avenida, actualmente en marcha, de numerosos bajos comerciales históricos en las calles de la Pescadería o del Palacio de la Veeduría que dará vida a la ciudad vieja». 

Los pisos más caros de Galicia

No se sabe por el momento el tiempo que va a estar Puerta Real libre de andamios. Así que hay que disfrutar. Y recordar que el conjunto histórico que conforman las galerías son un ejemplo arquitectónico de eficiencia energética: en invierno permiten mantener las casas caldeadas, evitando que entre el frío y, en verano, actúan como aislante térmico. Son una belleza, sí. Pero... ¿Cuánto cuesta mantenerlas?

Un pico. Cada cinco o seis años, los propietarios tienen que gastar, de media, unos 15.000 euros por planta para mantener las galerías en buen estado de conservación. Trabajos que incluyen desimprimación, lijado, sustitución de piezas deterioradas, sellado y lacado de las galerías rondan los 60.000 euros por edificio. Además, esas labores son lentas y pueden alargarse durante más de un año, ya que además del trabajo artesanal, hay que esperar por los trámites burocráticos. Hubo momentos, como en septiembre del 2021, que en Puerta Real coincidieron hasta cuatro andamios.

No hay otro código postal más caro en Galicia que el 15.002. Así lo refleja al menos el último informe de la inmobiliaria Engel & Völkers. Con los datos de las propiedades comercializadas en el 2020, el metro cuadrado asciende aquí a 4.100 euros. «Esta es la media, el precio general», avisa Álvaro Rodríguez Fernández-Argüelles, el socio director de la inmobiliaria. Hay tarifas más elevadas. «En función de la localización, de si tiene vistas realmente buenas, no entorpecidas por la galería, terraza, garaje o una reforma espectacular, puede superar los 5.500», precisa. Una de las últimas viviendas que vendieron en la avenida peatonal con vistas al Náutico alcanzó esa cifra al sumar la reforma posterior. Y todo esto sin el IVA.

Pero, hay otra razón que dispara estos precios, más allá de estar a un pie de la dársena y a otro de María Pita, y es la escasez de domicilios en venta. «Hay poca rotación. Es una zona residencial tranquila donde las casas se heredan y pocas veces se venden», indica Fernández-Argüelles. Que existan compradores capaces de asumir estos desembolsos suma motivos. A la zaga, le siguen los inmuebles del entorno de la plaza de Lugo y Linares Rivas: «La media está en los 4.000 euros».

Inspiradas en las popas de los galeones, piden la declaración de patrimonio de la humanidad

Las galerías se remontan al siglo XIX. En el volumen A Coruña. Guía da arquitectura, Esteban Fernández Cobián recuerda que la técnica de cubrir con vidrio las fachadas se impuso al cerrar los balcones con un sistema similar al que se empleaba en los astilleros de Ferrol para acristalar las popas de los galeones.

Las galerías triunfaron en Ferrol, Betanzos y Pontedeume. Y A Coruña, junto a otras ciudades españolas como Vitoria y Burgos, fue pionera en la nueva moda. De hecho, como apunta Fernández Cobián, «la avenida de la Marina es el mayor conjunto urbano acristalado que se conoce».

A Coruña experimentó entre mediados y finales del siglo XIX una de sus mayores transformaciones urbanísticas y arquitectónicas con la construcción de lo que actualmente sigue siendo una de las señas de identidad e imagen más popular de la ciudad: las galerías de la Marina.

Entre la calle Luchana y María Barbeito —la que da accesos a María Pita por Puerta Real— hay 18 edificios que fueron construidos entre 1865 y 1884, además de dos del primer tercio del siglo XX. Todos ellos con el denominador común de una fachada característica en la que destacan las galerías.

La colección de inmuebles emblemáticos y característicos se extiende también por el Parrote con otras 17 edificaciones, la mayor parte de ellas creaciones del siglo XX, pero que en muchos casos mantienen la sintonía acristalada con sus vecinas de la avenida de la Marina.

El arquitecto Xosé Lois Martínez asegura que por su singularidad e importancia arquitectónica, debería ser promovido su reconocimiento como patrimonio de la humanidad y sumarse de esta manera a la torre de Hércules.

La Marina, como se entiende actualmente, evolucionó notablemente desde que se empezó a fraguar en 1779, cuando Pedro Martín Cermeño, ingeniero militar, consiguió el visto bueno real para edificar desde el Cantón hasta la calle Agar. Aunque esta fachada marítima no se completó, sirvió como impulso para darle continuidad en el siglo XIX y que la burguesía coruñesa encontrase su nuevo acomodo en la ciudad.

Integración paisajística

La recuperación del muelle de Calvo Sotelo para el uso ciudadano en los próximos meses se sumará al de Batería y conformarán una superficie de 88.000 metros cuadrados. Será una situación provisional, pero supondrá el prólogo a lo que debe ser el desarrollo de una zona privilegiada de la ciudad en la que la actividad portuaria dejará paso a otros usos que las Administraciones implicadas deberán definir.

La integración paisajística del proyecto será una de las cuestiones más relevantes dentro de todo el proceso y expertos en esta materia apuntan a la necesidad de que se combinen espacios públicos con el respeto al entorno de gran valor que rodea a esta zona.