Los toxicómanos usan una casa ruinosa en O Castrillón como picadero de droga
A CORUÑA
Los vecinos denuncian un aumento de la inseguridad en el corazón del barrio
24 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La seguridad cayó de bruces en O Castrillón cuando hace poco más de un mes okuparon una casa en un solar conocido como Leira do Campo. Un grupo de pequeños narcos se instalaron en esa vieja construcción que ya había sido usurpada y desalojada varias veces. La apropiación de ese inmueble supuso para el barrio una explosión de criminalidad. Aumentaron los robos y la presencia de toxicómanos pidiendo o exigiendo dinero se disparó. Los vecinos, asustados, ven ahora cómo otra casa, en el número 17 de la calle Castrillón, también en ruinas y mal tapiada, fue convertida en un picadero de droga. El trajín de personas adictas a la heroína alrededor de esa edificación es constante.
Un comerciante de la zona explica cómo se enteraron. Cuenta que la semana pasada comenzó a ver a toxicómanos por los alrededores, sin rumbo fijo. Añade que se asustó. En un primer momento pensó que le iban a robar. Lo comentó con algunos clientes y uno de ellos, que vive frente a la casa, dio en la tecla y desveló el misterio: «Me dijo que habían forzado la puerta de la vieja casa y que entraban y salían de ahí muchos toxicómanos», aseguró.
No se tardó mucho tiempo en relacionar ambas construcciones. «En una compran la droga y en la otra la consumen», dicen desde la asociación vecinal, conscientes de que no solo se trapichea en el inmueble de Leira do Campo, sino también en otros puntos del barrio.
Hace justo un año, frente a ese inmueble, las excavadoras tiraron a bajo varias casas okupadas que se levantaban en el descampado del Castrillón. Así que los vecinos saben muy bien qué ocurre cuando la droga se vende y consume en sus calles. «Ya llevamos muchos años soportando esto y no puede ser. En cuanto desalojan una, okupan otra», denuncian.
En el barrio se comenta que existe un triángulo de la droga en el callejero coruñés con los vértices en Monelos, O Castrillón y Os Castros. Siempre fueron zonas afectadas por esa lacra y «todo el mundo sabe dónde se trapichea». «Hay narcopisos en la avenida de Oza y puntos de venta en la avenida da Concordia, enfrente al instituto de Monelos y en O Castrillón. Por todas partes y todos en el barrio saben dónde están y lo que suponen para la seguridad», cuenta otro residente.
También entienden que la policía «hace lo que puede y lo que la ley les permite. Reconocen que en los últimos años hubo «constantes redadas». Lo peor es que desarticulan un punto de venta y a los pocos días abren otro al lado», comentan desde la asociación de vecinos.
El colectivo de comerciantes también alza la voz. Saben que la presencia policial aumentó en el barrio. El problema es que por la noche «hay pocas patrullas y es cuando hay robos». Sucedió la semana pasada en una carnicería de la Avenida da Concordia. Un individuo rompió el escaparate a las cuatro de la madrugada, metió la mano y se hizo con mercancía. Dos horas después volvió a pasar e hizo lo mismo. Hasta regresó una tercera vez.