Los datos hablan: la delincuencia crece en A Coruña, especialmente, en los barrios del sur

Mila Méndez Otero
M. Méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Unidos y comunicados: por este orden, de izquierda a derecha, los comerciantes de la Asociación Distrito Oza: Marcial, de la Pescadería Marcial; Marta Fernández, joyera; Teresa, de Bazar Lamazares, y David, de la Clínica Scarpa
Unidos y comunicados: por este orden, de izquierda a derecha, los comerciantes de la Asociación Distrito Oza: Marcial, de la Pescadería Marcial; Marta Fernández, joyera; Teresa, de Bazar Lamazares, y David, de la Clínica Scarpa MIGUEL MIRAMONTES

Los delitos atendidos por la Policía Nacional se dispararon un 44 % desde el 2014; los establecimientos reivindican la seguridad del comercio local: «Esto no es el Bronx»

17 abr 2023 . Actualizado a las 10:44 h.

En Os Castros, Monelos, Cuatro Caminos, Os Mallos, el Orzán o en el centro. Las noticias sobre la comisión de hurtos o robos con fuerza se suceden en la ciudad. También las peleas. Una realidad que inquieta a vecinos, desespera a comerciantes y hosteleros y que refrendan las cifras. Desde el 2014, cuando la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior comenzó a desglosar los datos de la urbe, y hasta el 2022, los delitos crecieron en un 44 % en la ciudad. En ocho años los incidentes pasaron de estar por debajo de los 9.000 anuales a rozar los 12.900.

La tendencia, con la excepción del año del covid, el 2020, cuando los incidentes descendieron, ha sido de un aumento sostenido cada año. Un crecimiento disparado que se contuvo en el 2022, cuando se pasó de los 12.873 operativos del 2021 a los 12.899, solo 26 más, pero que para los sindicatos policiales sigue evidenciando la necesidad del refuerzo del personal destinado a las patrullas en la calle. Esta es además una de las principales demandas ciudadanas. Los vecinos creen en el poder, al menos disuasorio, de la presencia de los agentes.

«Desde hace un par de años para aquí, la preocupación sobre la seguridad ha aumentado. Era un problema que antes se daba en unas zonas concretas de la ciudad, pero que ahora se ha desplazado y generalizado. No es cosa de un barrio en concreto», expresa Ramiro Otero, el presidente de la asociación vecinal que engloba a los barrios de O Castrillón, Eirís y Monelos.

Del distrito sur al Ensanche

Esta área está en el distrito que la Policía Nacional denomina sur y en el que se producen el 54,4 % de los delitos. Engloba a códigos postales como los de Os Mallos o Elviña, así como Cuatro Caminos, donde han crecido los hurtos en vías tan concurridas como la peatonal Alcalde Marchesi. También a Os Castros, donde hubo un intento de homicidio en la calle la pasada semana.

«Vemos que la policía está presente y está actuando, que hubo detenciones en los narcopisos donde se produjeron los últimos incidentes, como en el de la avenida de Oza, pero estamos preocupados», asiente Paulo Sesto, de la asociación de Oza-Os Castros. Sin embargo, vivir en el centro tampoco es una garantía de calma. En la plaza San Pablo, a unos metros de Juan Flórez, algunos padres aún se resisten a dejar solos a sus hijos después de la agresión que sufrió un chaval por parte de un grupo de 20 menores en febrero. «Vivimos en una de las zonas comerciales más importantes. Los robos y hurtos son una constante. Hacen falta más policías», asegura Alfredo Camarero, portavoz de los vecinos del Ensanche.

Aunque la responsabilidad de la seguridad ciudadana recae sobre todo en la Policía Nacional, desde el Ayuntamiento responden recordando su apuesta por aumentar la plantilla de policías locales con 44 plazas, que sumarán a las 330 actuales, y que muchas veces actúan como un refuerzo para los nacionales.

Mientras, desde la Delegación del Gobierno no hacen valoraciones sobre este clima que genera malestar entre los policías. «Lo prioritario es minimizar los riesgos, y para eso es necesario que se refuerce el servicio de seguridad, que haya radiopatrullas disponibles para una emergencia», alega Roberto González, el secretario general del sindicato SUP en Galicia.

Aunque en A Coruña trabajan unos 900 agentes, muchos están destinados a unidades especiales o especializadas, desde el rastreo del subsuelo, los guías de perros policía, la policía judicial, la científica o los antidisturbios. Su ámbito de actuación no se limita ni a la ciudad ni a la provincia, como la sala de avisos del 091. Por eso, recuerda González, una merma de personal aquí repercute, además, en toda Galicia.

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MIGUEL MIRAMONTES

Marta Fernández, relojera en la avenida de Oza: «No queremos vivir con miedo, Oza es seguro, no es el Bronx»

Los centros comerciales son uno de los lugares habituales donde el 091 tiene que acudir ante los avisos por hurtos y robos. Sin embargo, cuando estos incidentes tienen lugar en el pequeño comercio, a pie de calle, el alcance y la repercusión de estos sucesos se multiplica, según los comerciantes. En la avenida de Oza, en Os Castros, los tenderos y hosteleros tienen dos frentes abiertos: por un lado, velar por una tranquilidad que se ha visto resentida en los últimos meses y, por otro, defender los establecimientos de toda la vida. Marta Fernández, que regenta Marta Relojería en la avenida de Oza, también es la secretaria de la Federación de Unión de Comercios Coruñesa (FUC).

-¿Comprar en el barrio sigue siendo seguro?

-Esto sigue siendo un barrio tranquilo y seguro. Lo que no queremos es que la gente tenga la sensación de que es una zona peligrosa, porque no es así. Nuestra vida cotidiana sigue siendo normal. Es cierto que se están dando casos aislados que llaman mucho la atención, pero siempre hay momentos de picos, de oleadas de robos, como sucede en Navidad. Es algo generalizado en toda la ciudad, no solo sucede en una zona en particular.

-¿Tienen aquí una batalla?

-Seguimos diciéndoselo a todo el mundo: Oza es un barrio seguro, esto no es el Bronx. Hay negocios de toda la vida, que van por la tercera generación, y otros que abren nuevos, lo cuál también es un buen síntoma. Seguimos creciendo y el interés inmobiliario así lo demuestra. La contrapartida es que es muy difícil ya encontrar aquí un piso en alquiler.

-¿Por qué creen que hubo este pico de atracos en esta esquina de la ciudad, desde Cuatro Caminos a O Castrillón?

-Creo que sí se está notando la influencia de los narcopisos, pero estamos en contacto con el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno, poniendo en conocimiento de las autoridades todo lo que pasa. Lo que sucede es que aquí tienen un poco las manos atadas. Nosotros estamos muy movilizados, entre comerciantes y asociaciones de vecinos. Nos comunicamos a través de grupos de WhatsApp. Tenemos que permanecer unidos para velar por el barrio, por nuestra casa. El pequeño comercio ya lo pasa mal por diversos factores, no podemos dejar que esta imagen se apodere de nosotros. No queremos vivir con miedo. La gente está más en alerta, es cierto, pero no hay miedo, seguimos comprando en el pequeño comercio. Lo que sí solicitamos es que las instituciones se preocupen un poco más por nosotros, no solo por el centro. Pedimos más efectividad policial, una mayor presencia de las patrullas. Además, echamos en falta la figura del policía de barrio, que funcionaba muy bien.

El 80 % de los detenidos por robos son «reincidentes» con alguna adicción, según la policía

«En A Coruña, si hablamos de delitos contra la propiedad, hurtos y robos con fuerza en establecimientos, el 80 % los cometen reincidentes. Cuanto se trata de reyertas o riñas tumultuarias, personas que han consumido alcohol», explica Roberto González, el secretario general en Galicia del sindicato policial SUP. Los detenidos, añade el policía, son en muchas ocasiones «viejos conocidos«.

A veces, individuos con antecedentes que «saben que por hurtos inferiores a los 400 euros, sin violencia ni intimidación, solo se van a enfrentar a una multa, que seguro que no pagarán porque son insolventes», precisa. En otros casos, añade, los delitos los protagonizan drogodependientes. «Quitando las bandas organizadas, la mayor parte los cometen personas con una adicción», asiente González. «El patrullero ya sabe, por las características que le describen del aviso, quién ha sido. Otra cosa es demostrarlo», desliza.

«Efecto llamada»

Este factor, que se enfrenten a situaciones recurrentes, no evita los medios que hay que desplegar para cada aviso, y que restan efectivos para responder ante emergencias o patrullar las calles. «No hablamos de un problema únicamente policial. Tienen que implicarse aquí las Administraciones. No sabemos si se debe a una especie de efecto llamada o a que hay un exceso de sustancias como la cocaína en América. El kilo, que antes de la pandemia estaba en los 30.000 euros, se ha abaratado un 60 %, de ahí que haya más en la calle. Han aumentado las personas con una drogodependencia que cometen hurtos continuamente. Necesitamos que los servicios sociales actúen, son personas que necesitan una atención especializada», reclama González.

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CESAR QUIAN

Óscar Rodríguez, agente nacional y vocal del sindicato SUP: «Cuando llegué de Madrid pensé que esto sería tranquilo, todo lo contrario»

Después de 14 años trabajando en el Grupo de Atención Ciudadana de Madrid, las radiopatrullas conocidas como zetas, Óscar Rodríguez consiguió destino en su ciudad natal, A Coruña. En la Jefatura Superior de Galicia, en Lonzas, lleva dos años desempeñando un puesto similar: estar pendiente de lo que pasa en la calle y de actuar cuando hay una llamada del 091. «Cuando venía de visita a ver a la familia, no era consciente de la realidad de A Coruña», expresa el también vocal del sindicato SUP. El pasado fin de semana fue uno de los policías que intervino en el suceso acontecido en Os Castros, donde un hombre fue acuchillado en la calle. La necesidad de más agentes, subraya, es acuciante.

-¿Es esta una ciudad insegura?

-En determinadas zonas... sí. Es cierto que entran avisos de toda la ciudad, se han igualado bastante, pero los tipos de delincuencia son muy diversos en función del barrio. Hace una semana atendimos un intento de homicidio. En O Castrillón, Os Mallos, Sagrada Familia o Monte Alto son más frecuentes los delitos vinculados al tráfico de drogas o con personas toxicómanas implicadas. En el centro, son más habituales las peleas, protagonizadas por grupos incluso, las agresiones sexuales o las actitudes violentas por parte de gente que sale de noche y ha bebido. También los hurtos en locales comerciales. Vine en el 2021 y, si algo me ha llamado la atención, es la cantidad de avisos que tenemos en A Coruña. Me acuerdo cuando pensaba que esto iba a ser más relajado que Madrid, todo lo contrario. Es raro que la emisora esté en silencio mucho rato.

-¿Como es un turno normal?

-Una noche de fin de semana lo normal es recibir más de 20 avisos en un turno. Pero, aunque sea un delito menor por el día, como un hurto de menos de 400 euros, eso implica perder más de una hora con todo el papeleo. A Coruña ha cambiado y crecido mucho, también los delitos, pero el catálogo de puestos de trabajo, la cifra de policías, está muy obsoleta. Es un problema que afecta a toda Galicia y que se nota aquí especialmente, donde está la jefatura de la comunidad. Hace no tanto, llegaban a salir diez patrullas cada noche, hoy no llegamos al 50 % ni con los agentes de prácticas. Nos vemos solos muchas veces. En Madrid, si había una emergencia y pedías refuerzos aparecían en unos minutos más patrullas, aquí tenemos que recurrir muchas veces al apoyo de los compañeros de la Policía Local.

-¿Hay déficit de agentes?

-Hacen falta cien compañeros más, como mínimo. Sin embargo, este año entrarán 23 en la última oferta, y para ir destinados a diferentes unidades, no solo a las patrullas que estamos en la calle, o a cubrir jubilaciones. Para Ferrol van dos agentes nuevos y para Vigo cuatro, por poner dos ejemplos. La Dirección General de la Policía no tiene en cuenta a Galicia. Igual se da por hecho que aquí, en la zona norte, no pasa nada. Desconozco el motivo, pero sí sé que a un policía gallego le suele costar de media unos 15 años venir. Es la comunidad a la que menos policías suelen mandar de toda España.

-¿Llegó alguna vez a tener miedo en una intervención?

-Miedo, no, pero sí vamos con más precaución. Nunca se sabe dónde se puede complicar una intervención. El otro día detuvimos a un hombre que llevaba un puñal. Hay bastante arma blanca en la calle. Ahora también son más frecuentes las reyertas en las que se ven involucradas 20 personas, u ocho chavales que se citan para darle una paliza a otro. Lo bueno es que hoy todos los compañeros que estamos en la calle tenemos chalecos antibalas. Me acuerdo que mi primera inversión cuando me destinaron a Madrid fue comprarme uno. Son unos 700 euros. Hoy tenemos también defensas extensibles y estamos a la espera de que se nos dote de pistolas tipo táser.

-El grado de violencia, con todo, no se puede comparar al de las grandes capitales, como Madrid.

-No, en Madrid, tienen un grave problema con las bandas latinas y los robos con fuerza son más especializados. Con butrones, lanzas térmicas y bandas organizadas que contratan hasta conductores para huir en coches robados de alta gama. Algo que, afortunadamente, no hay aquí.