La heroína está detrás de la mayor parte de los robos en A Coruña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

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El tráfico de drogas y los asaltos a establecimientos son los delitos que más crecieron

08 dic 2023 . Actualizado a las 22:01 h.

La heroína, esa droga color cámel y barata que destroza las vidas y dejó en su camino miles de muertes en los ochenta, ha vuelto a las calles. No ahora. Ese látigo lleva azotando desde poco antes de la pandemia y su alza en el consumo camina de la mano del incremento de la criminalidad. Como se aprecia en los balances del Ministerio del Interior realizados en los últimos cinco años. Porque, dicen los expertos como Carmen Vázquez, psicóloga clínica de la asociación Abrázame, «su consumo ahoga los sueños o aspiraciones de las personas que la toman, les hace perder la dignidad y los sumerge en un inframundo en el que solo importa estar colocado. Pierden los valores y principios que sus padres les inculcaron. Les da igual todo. Robar en casa, dejar a su madre sin la pensión, entrar en un piso, robar un bolso o lo que sea. Solo les mueve la siguiente dosis». Carmen Vázquez cree que «la solución no es policial, sino sanitaria, pedagógica o preventiva». Dice que «si no se ataca el problema desde su origen, con grandes proyectos, con partidas económicas a las Administraciones y entidades, esos chicos continuarán con la enfermedad y robando».

La droga maldita es ahora más barata, circunstancia que ha acrecentado su consumo. La micra de heroína, que solo sirve para apaciguar el mono, puede salir por cinco euros, mientras que el manchado (mezcla de heroína y cocaína) se vende por diez. El policonsumo es la tónica dominante, de modo que la heroína se toma a la vez que el alcohol, la cocaína y psicofármacos. «La cocaína produce el flash y luego para poder dormir el drogadicto se fuma una pipa de heroína para relajarse un poquito», cuentan fuentes policiales.

Y eso se siente. En las calles, en las terrazas, en los barrios... Cada vez se ve a más personas pidiendo, ejerciendo la mendicidad. Aumentó el índice de criminalidad. La relación entre la heroína y el incremento de la delincuencia «es incuestionable», dicen desde el grupo contra la Delincuencia Organizada de la Policía Nacional.

Así lo detalla el Balance de criminalidad del segundo trimestre del año. Entre enero y junio, el total de delitos ha disminuido un 4,7 % en comparación con el mismo período del año pasado. La lectura general es positiva, aunque llama la atención un repunte en el número de robos y un crecimiento exponencial en tráfico de drogas, que continúa al alza, concretamente un 45,5 %. En los primeros seis meses del año se notificaron 32 delitos de esta naturaleza, es una decena más que en el mismo período del año anterior.

En cuanto a los robos con fuerza en establecimientos, en los seis primeros meses en A Coruña se registraron 383, lo que supone un aumento del 9,13 %. Es uno de los pocos indicadores de criminalidad que crecen en la ciudad.

La psicóloga clínica en la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga en A Coruña (Aclad) Maite Lage, decía recientemente que «los pacientes nos confirman en consulta que, tras la pandemia, hay muchísimo más consumo de heroína. Nosotros también lo hemos notado en el incremento de usuarios del programa de intercambio de jeringuillas».

«Se han llegado a incautar muestras a toxicómanos con solo un 3 % de pureza

De un kilo que llega desde Afganistán, principal productor, sacan cuatro o cinco. E incluso más. La pureza, por tanto, es mínima. La cortan hasta con polvo de ladrillo. «Se han llegado a incautar papelinas o micras con solo un 3 % de pureza», afirman fuentes del grupo de delincuencia organizada de la Policía Nacional.

Cuando la policía prepara una redada contra un clan lo hace a conciencia y tras muchas horas de trabajo de campo. Porque los agentes saben que los traficantes se van a deshacer de la droga en cuestión de segundos. Además, nunca tienen mucha en casa. La tienen oculta en otro lugar y uno de los miembros de la banda se encarga de ir regularmente a suministrar el punto de venta. Por eso en la mayoría de las operaciones policiales se encuentra poca mercancía.

Pero alguna se incauta y es gracias a la rapidez con la que los funcionarios actúan y a la vigilancia previa que se realiza al suministrador, así como a los clientes. Tras esa labor previa, el día que deciden actuar lo hacen a toda velocidad. Los agentes saben que siempre hay alguien vigilando. Una persona encargada de avisar a los de dentro en cuanto ve cualquier movimiento extraño. Los traficantes tienen la droga muy cerca de una caldera o del retrete. Si les cae la policía, antes de que los funcionarios pongan un pie dentro, la mayor parte de la mercancía ya está quemada o se fue por el desagüe.

Otra de las cosas que llevan a rajatabla los camellos es la de obligar a los clientes a drogarse dentro. Lo hacen para evitar que la policía los espere en un lugar próximo, los cachee y le saque al toxicómano quién le vendió la sustancia.