Pablo Cibeira, concejal de Oleiros: «En los campamentos saharauis los residuos son un grave problema»
A CORUÑA
El Concello colabora en el proyecto Nadafa, para reciclar plásticos
18 ene 2024 . Actualizado a las 12:01 h.Fueron cinco días de intensas vivencias para Pablo Cibeira (Mera, Oleiros, 1987), concejal de comunicación del Concello de Oleiros. Casi una semana de convivencia con los refugiados saharauis de los campamentos de la provincia de Tinduf para mostrar el respaldo del gobierno local al que pertenece y para denunciar la «situación de abandono que viven».
—¿Qué fue lo que más le sorprendió?
—A pesar de las limitaciones, tienen creado un estado que funciona bien. Es el segundo país de África con el índice de analfabetismo más bajo. Se presta mucha atención a los niños y a los mayores. Las mujeres son las que llevan la batuta, las que dirigen y mandan en la sociedad.
—El Concello de Oleiros financia allí el proyecto Nadafa, ¿en qué consiste?
—En los campamentos hay un problema bastante grave con los residuos, principalmente con los plásticos. Mires hacia dónde mires, a un lado y otro de sus carreteras e incluso en el propio desierto, la basura se acumula. Oleiros, a través del Fondo Galego de Cooperación, colabora con la retirada y reciclaje de esos plásticos. La idea es hacer planchas con ellos y venderlas para intentar un retorno económico, aunque sea mínimo.
—También han puesto en marcha una iniciativa que implica a escolares del CEIP Valle-Inclán.
—Los alumnos de 6.o de primaria mantendrán una relación por carta con los niños del colegio del campamento Bojador. La intención es que les escriban y les cuenten un poco cómo es Oleiros e intentar establecer una correspondencia para intercambiar vivencias y las diferentes realidades que les toca vivir a unos y otros.
—¿Cómo es el día a día en un campamento?
—Desde nuestra óptica es complicado. Casi no tienen agua, pueden ducharse cada cinco o seis días, la comida está racionada… Dependen totalmente de la ayuda internacional. Pero, al margen de la pobreza, hay una alegría grande, sobre todo entre los niños. Entran, salen, hacen, deshacen, juegan… con una libertad que cuesta ver aquí. Me fui con la satisfacción de ver niños que dentro de las enormes dificultades, son felices y están bien cuidados.
—¿Cuáles son las necesidades más importantes del pueblo saharaui?
—Lo que más se necesita es una resolución política al conflicto que se vive allí. Marruecos, que ocupó ilegalmente el Sáhara Occidental, está masacrando a la población que permanece en la zona ocupada. La resolución del conflicto pasa, tal y como estableció la ONU en 1991, por la celebración de un referendo de autodeterminación que sigue sin producirse.
—A nivel personal, ¿qué aporta una experiencia así?
—Es increíble el cariño que profesan, la educación, el respeto, el modo en el que tratan a sus mayores… Demuestran que esas cosas no es cuestión de tener más o menos recursos, es cuestión de humanidad y sentimientos. Y de eso tienen de sobra. Ya me gustaría que fuese así en todas las sociedades.
—¿Se plantea repetir?
—Me gustaría volver para poder transmitir todos los problemas que tienen y que están totalmente silenciados. Y todavía más con el cambio de postura del Gobierno español, que supuso un importante retraso para las esperanzas saharauis además del incumplimiento de la legalidad internacional y las obligaciones que tiene el Estado español como país administrador de un proceso de descolonización que todavía no ha finalizado.