El responsable de hostelería de El Corte Inglés en A Coruña se jubila este mes después de 38 años en los grandes almacenes, desde su apertura en 1986
18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Es una institución. Un profesional de la hostelería de los que prestigian su oficio. «El camarero es la extensión de la cocina en la mesa. La clave es ofrecer un servicio cercano, cordial, dinámico y no meterse en las conversaciones de los clientes. Si veo a uno que lo hace, lo retiro», asegura Fidel Espasandín Moreira, responsable de hostelería de El Corte Inglés de A Coruña. El próximo 26 de febrero se jubilará del centro en el que empezó a trabajar desde el día de su inauguración en 1986 y donde ahora coordina un equipo de 38 personas. Toda una vida. «A muchos clientes les va a resultar complicado no verme en la cafetería, pero hay un grupo de compañeros fantástico y en mi puesto queda una persona idónea. Es como una extensión de mí dentro de la empresa», avanza. Fidel ha visto de todo. «Tengo el teléfono de cantidad de clientes, entre ellos grandes empresarios y políticos. Los reservados dan mucho juego y se ven y se escuchan cantidad de cosas que no se pueden contar. Hasta en una ocasión una señora le presentó el amante a su marido, aluciné y los dejé allí a los tres», recuerda con sonrisa picarona. El 23 de marzo cumplirá 63 años convertido en un jubilado. «Tengo una nieta de tres años y nueve meses preciosa y quiero disfrutar mucho de ella. Estuve demasiado tiempo fuera de casa y mi mujer no lo llevaba bien».
28 centros comerciales
La familia es de la aldea de Rosende, en el municipio de Zas. La infancia la pasó en A Coruña y a los 16 años empezó con el oficio. Sus primeras bandejas las llevó en la cafetería de la primera planta del Chuac, donde estuvo nueve años. «Una persona vinculada a El Corte Inglés, que estaba a punto de abrir, me habló de la posibilidad de trabajar con ellos. Hice las pruebas en el centro de Valencia y unos días antes regresé para preparar la inauguración. Desde entonces, trabajo aquí, pero también tuve la suerte de inaugurar otros 27 Corte Inglés. Fui de refuerzo a Lisboa, Cádiz, a cuatro centros de Madrid, Linares, Córdoba...», relata. Todo un récord para uno de los últimos trabajadores que quedan en activo, aunque por poco tiempo, de los que entraron a trabajar en Ramón y Cajal el primer día. Todo ha cambiado desde entonces. «La hostelería está en un momento crítico de camareros y cocineros. Es un sector duro y creo que se cometieron abusos. A raíz de la pandemia, los jóvenes se fueron a otras ocupaciones. Trabajar cuando otros se divierten es complicado», analiza.
El cliente y la razón
Fidel atendió a miles y miles de personas. «El cliente no siempre tiene la razón, aunque a veces se la damos. Me gusta hablar con ellos, interactuar. Lo que peor llevan es esperar, y cuando se pasan un buen rato esperando y lo que pidieron no está bien...», comenta. Dice que cuando está en el otro lado, cuando es cliente, nunca critica. «Puedo decirle algo para ayudar, pero solo a él, no lo contaría en la mesa». Fidel lleva desde los 16 años de camarero y ahora quiere disfrutar de su tiempo libre. Tiene un hijo de 38, Héctor, que es ciclista profesional. Además de estar con su nieta se va a dedicar a viajar. «Voy a comprarme una autocaravana para recorrer mundo», avanza. Aunque se pasa el día cerca de los fogones, asegura que en casa cocina él. «Dicen que lo hago bien. Arroces, asados, platos de cuchara... Si no llego a ser camarero habría sido cocinero. Tengo una pequeña huerta y me gusta cuidarla», destaca. Le quedan unos días de trabajo y cree que al principio le va a costar adaptarse, aunque piensa ser un jubilado activo. Insiste en aconsejar a los que se vayan a dedicar a su oficio que formar un buen equipo y tener buena comunicación entre cocina y sala es fundamental. «Y también es importante aprenderse el nombre de los clientes habituales. Les gusta que los conozcas y te dirijas a ellos así, aunque siempre con respeto», sentencia Fidel, un clásico.