Esa emoción llamada Dépor

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Lo vivido esta temporada debería culminar el domingo con una gran victoria

10 may 2024 . Actualizado a las 15:42 h.

Hemos dejado boquiabierto al país con nuestro amor incondicional al club. Hemos aprendido el significado de todas y cada una de las letras de la palabra humildad. Hemos metido la cabeza entre las piernas perdiendo contra el Celta B en casa. Hemos escuchado —con un nudo en la garganta— a aficiones rivales cantándonos: «¡El Dépor es de primera!». Hemos asistido a la rugiente irrupción de un Mella y la pura fantasía de Yeremay. Hemos estado toda la tarde viendo la TVG2 pendientes de si el Arenteiro le empataba o no al Barcelona B. Hemos jugado contra los filiales de muchos de los equipos con los que otrora competíamos en Primera. Hemos honrado a las grandes figuras de nuestro glorioso pasado, justo en los días que peor defendíamos el presente.

Hemos incorporado el amarillo a la gama cromática deportivista con la camiseta brasileira. Hemos estallado cada vez que en el campo Lucas Pérez nos miró a los ojos besando el escudo. Hemos dejado a un lado pitorreos sobre fútbol no profesional, conscientes de que lo que estamos viviendo es para envidiar. Hemos flipado cada vez que en Riazor rozábamos los 30.000 ¡en Primera RFEF! Nos hemos visto reflejados en el orgullo del canterano Rubén López cuando marcó en Balaídos. Hemos botado de pura felicidad con la Cultural, gritando: «¡Que sí, joder, que vamos a ascender!». Hemos recordado fantasmas en la jornada siguiente, cuando nos empataron en el descuento. Hemos mirado atrás, a todas las penurias sufridas desde aquel 3-0 con el Mallorca en el amargo San Juan del 2019.

Pero luego hemos mirado adelante, con el mismo rostro con el que Pablo Martínez se dirige a la grada diciendo sin palabras que ser de este equipo es algo maravilloso. Y que, ahora sí, tiene que subir.