Zuloaga seduce en el Museo de Belas Artes con la rusa y la gallega

Carlos Portolés
Carlos Portolés A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Dos obras del autor vasco inauguran el ciclo de exposiciones «Convidadas»

21 nov 2024 . Actualizado a las 22:37 h.

Estaba el vasco Ignacio Zuloaga especialmente dotado para el retrato vivo. Para encapsular el momento exacto, inmortalizando el movimiento, reconvirtiéndolo en una escena estática pero nunca quieta. Se aprecian estos talentos destacados tanto en su mirada costumbrista, puesta siempre en el transcurrir normal de la vida de las gentes, como en los posados más o menos solemnes que traducían al lenguaje de la pincelada rostros concretos de personajes concretos.

Los que paseen en los próximos meses por la perlada sala 5 del Museo de Belas Artes, se toparán de bruces con dos señoras nuevas. Las dos señoras de Zuloaga. No es que merezcan estas damas el apelativo por ser las únicas que del pincel del artista salieron, evidentemente. En todo caso, pudieran ganárselo por representar con claridad nítida, arquetípica, los dos extremos de feminidad que habitaban los mundos del pintor.

Antonia «la gallega» a un lado, bailaora que luce altiva, vivaz y desafiante su atuendo sevillano. Representación de la femme fatale rebelde de principio de siglo. A ella se contrapone, como el día se enfrenta a la noche sin mezclarse, Victoria Malinowska, «la rusa». Sobria intelectual de hábitos negros y mirada sagaz —también a su manera retadora, pero en un sentido menos físico y enérgico—.

La improbable pareja comparte ahora espacio gracias a una cesión amistosa del Museo Reina Sofía de Madrid. Son la avanzadilla de un nuevo ciclo expositivo, «Convidadas», que se nutrirá de la obra de relevantes artistas que, en algún grado, hayan tenido vinculación con Galicia. La presentación de estas primeras joyas enmarcadas, ambas concebidas en el París de 1912, contó con las presencias de la directora del museo, Ángeles Penas Truque, y del director xeral de Cultura de la Xunta, Anxo M. Lorenzo.

Hasta el 23 de febrero del 2025, podrán los curiosos asistir al duelo mudo entre la contención rusa y el colorido galaico-sevillano. Una pugna folklórica que, temporalmente, será engranaje de honor de la colección del Museo de Belas Artes.