Se parecen en la forma a los cruasanes, pero «son más dulces y esponjosos». Tomás Ferreira y Pilar Castiñeiras están detrás de este dulce típico argentino que se desayuna de «de dos en dos» con un café, y con el que rinden homenaje al abuelo de Pilar
24 ene 2025 . Actualizado a las 21:43 h.«Es muy típico en Argentina desayunar dos medialunas con un café», explica Tomás Ferreira mientras señala uno de los mostradores repletos de este dulce argentino en 8 Mesitas, el obrador que abrió con su pareja Pilar Castiñeiras en el número 2 de la calle Cancela, al lado del Orzán. En este local tan dulce Tomás explica la diferencia entre la medialuna y el cruasán, parecidos en la forma, pero distintos en tamaño, en el sabor y en la elaboración. «La preparación es similar, es un laminado y colocas la mantequilla dentro de la masa. Pero la masa de la medialuna es más dulce y al salir del horno las pintamos con un almíbar que le da un dulzor y una esponjosidad, y ya no es tan crujiente como un cruasán».
Todo empezó cuando Pilar y Tomás se mudaron de Argentina a A Coruña por el máster que estaba haciendo Pilar. Aquí, Tomás preparaba en casa las medialunas y las llevaba a casa de los amigos. El dulce gustaba mucho y, como fin de proyecto, Pilar planteó la apertura de un obrador artesano de medialunas argentinas en la ciudad. Como nombre decidieron rendir homenaje a los abuelos gallegos de Pilar, que habían emigrado a Argentina. «Su abuelo Jesús montó un bar en una avenida importante de Buenos Aires que se llamaba bar San Martín. En el bar eran ocho socios y tenían ocho mesitas, y el abuelo siempre contaba historias a sus nietos del bar con ocho mesitas en el que le fue tan bien. Como nosotros emigramos aquí, a A Coruña, nos parecía un bonito homenaje», cuenta Tomás.
Para su obrador trataron de mantener la tradición de las medialunas originales, «de las que te comes en dos o tres bocados». Tarda 48 horas en prepararlas y todo el proceso es artesanal. «Las hacemos clásicas y con diferentes rellenos, con crema, dulce de leche y alguna con Nutella. También tenemos las tortitas negras, que tienen un poco de azúcar por encima, o moños, con crema y membrillo», explica Tomás. A todos estos dulces les llama facturas, que es el nombre con el que se conoce en Argentina a esta bollería. «Viene de los obreros de la panadería que decidieron, en forma de reclamo, ponerle ese nombre a los productos que hacían porque no les pagaban bien los salarios».
Cuenta que cuando abrieron su público principal era argentino y uruguayo, pero ahora sus medialunas tienen muchos fanes gallegos. «Queremos cautivar a todo el mundo». Se pueden disfrutar de sus dulces de uno en uno o seguir la tradición argentina de llevarse una caja de seis o de 12 «facturas» para compartir.