Muchas cosas por descubrir en el área de A Coruña sin salir de tu municipio
BETANZOS
El cierre perimetral nos permite recuperar rincones olvidados, curiosidades históricas o rutas pendientes en nuestro entorno más próximo
14 feb 2021 . Actualizado a las 17:22 h.Cada municipio es un mundo. Así lo ha determinado el Sergas con el cierre perimetral por ayuntamientos. Con la excepción de causas laborales o académicas para cruzar las fronteras, los paseos y el ocio han quedado reducidos a la zona de empadronamiento. Prohibido a los vecinos de Betanzos pasear por la playa de Miño. Imposible a los sadenses acercarse al puerto de Lorbé. Cambreses y cullerdenses han de dejar la ría y los puentes de por medio. Pero, mientras rigen estas normas sanitarias de restricción municipal, cada concello tiene sus rincones y secretos que ahora pueden ser disfrutados en exclusiva por los propios residentes. El tiempo avanzó ayer una tregua que se prevé que dure todo el fin de semana. Estas son algunas sugerencias para disfrutar sin salir del propio municipio.
Oleiros
Vestigios del pasado en Santa Cruz. Ahora que tan en boga está el pazo de Meirás, el popular castillo de Santa Cruz también tiene la huella de Emilia Pardo Bazán. Aquí pasó temporadas la popular escritora cuando, ya separada de su marido, José Quiroga, este compró el castillo, ruinoso, y permitió que su ex lo ocupase durante su ausencia. En una carta de 1896, Pardo Bazán relató a su interlocutor, Luis Vidart, que se encontraba «en una isla en el mar, teniendo enfrente y viendo La Coruña y la torre de Hércules. Debe de ser este sitio muy sano: se respira únicamente brisas marinas, yodo y otros ingredientes de esos que reconstituyen».
Las marcas del magnolio. En las imágenes tomadas entonces, ya figuraba el magnolio que presidía la fachada terrestre del castillo. En su corteza se ha quedado grabada la cicatriz de la cuerda que servía de conexión con la costa o como amarre de las barcas que aquí atracaban. Porque la pasarela peatonal apenas supera los 20 años de antigüedad. Durante todo el siglo XX, el magnolio creció y se desarrolló asimilando la presencia de un cabo del que se valían las pequeñas embarcaciones para llegar. Ha quedado como huella hasta nuestros días.
Vistas de A Coruña pisando 13 rosas. Desde el paseo frontal al castillo de Santa Cruz, unas escaleras dan acceso a un parque que el año pasado creció en extensión. El parque de As Galeras se transforma, camino de la playa de Bastiagueiro, en el conocido como Las 13 Rosas, un desahogo para la vista y una ingesta de esos «ingredientes reconstituyentes» de los que hablaba doña Emilia.
Faros de Mera. Si a los vecinos del área no les está permitido pisar A Coruña, a los oleirenses les queda el consuelo de contar con los mejores miradores para observar la ciudad. El faro sur de Mera (hay dos) es uno de los puntos más visibles desde A Coruña y, al mismo tiempo, uno de los mejores puntos para divisar la urbe. Más que faros, son «dos torres de enfilación construidas en 1917 para orientar la navegación a través de la combinación de luces», concretamente destellos blancos y rojos emitidos cada 4 segundos. El entorno del faro blanco sirve de anfiteatro a unos 60 metros sobre el nivel del mar.
La Artesa de Piedra. Sobre el mapa del municipio de Arteixo se puede trazar una línea imaginaria que dibuja una ese un tanto amorfa. Es el resultado de unir las iglesias de Monteagudo, Chamín, Lañas, Loureda, Morás, Oseiro y Pastoriza, siete templos románicos que hace ocho años inspiró la edición de un libro titulado La Artesa de Piedra. Se trata de reflexiones y pensamientos de arquitectura a través de estas siete iglesias, la mayoría originarias del siglo XII. Merece la pena fijarse en las arquivoltas de la fachada de la portada principal de Santaia de Chamín, la espadaña de Santa María de Lañas, el rosetón de San Tirso de Oseiro, la vetusta inscripción de 1162 en San Estevo de Morás, los ábsides semicirculares de Santo Tomé de Monteagudo, o el carácter majestuoso del santuario de Nuestra Señora de Pastoriza y su cuidado entorno.
«El conjunto de las iglesias románicas de Arteixo poseen un evidente valor de antigüedad, conferido por los ocho siglos transcurridos (...) Reconocer todo ese largo viaje temporal provoca en el visitante una emoción profunda, asequible aún a aquellos que no poseen una sólida formación en historia y arte», explica sobre estos templos el arquitecto Fernando Agrasar.
Sorrizo, paseo y canción propia. El coche puede quedarse en Barrañán, o junto a las pequeñas playas satélite de este gran arenal. Y caminamos por la costa hasta llegar a una playa de Sorrizo, exclusiva para barcas y uno de los iconos mariñeiros en la comarca. Pero pocos saben que esta zona tiene canción propia. «Só no Planeta hai un lugar, éche Sorri, Sorri, Sorri, Sorrizo, para sorrir e desfrutar», dice una de sus estrofas. La composición es obra de la acordeonista Gala Botnar, profesora en la escuela de música de A Coruña, y que ha sido interpretada especialmente por el grupo de folk Tombalobos Orquesta, grupo que nació en el 2002 en, claro, Sorrizo.
Una pequeña réplica del Ézaro en la frontera con A Laracha. Si avanzamos por Sorrizo hacia Caión, justo en el límite con el municipio de A Laracha, descubrimos una curiosidad en esta división natural y administrativa. Aquí la frontera la marcha el regato de Augacae y, al igual que el gran Ézaro, cae en cascada directamente al Atlántico. En la zona se conserva parte de un molino que lleva el mismo nombre que el riachuelo.
De mural en mural por todo el concello. En la web www.cromaticomuralfest.com se puede consultar un mapa para descubrir la ubicación de grandes obras que resisten al aire libre. Son las creaciones murales pintadas en fachadas de edificios, naves industriales o instalaciones municipales en el ayuntamiento de Cambre desde hace tres años. Son alrededor de una quincena, obras de artistas como Mister Thoms, Novenoel, GR170, Sekone, Zësar Bahamonte, Manolo Mesa o Iria Fafián.
Un valioso trozo de Prehistoria. Sin salir de Cambre puede visitarse la Pedra da Nosa Señora, un petroglifo de la edad del Bronce Atlántica, entre el 2000 y el 1000 antes de Cristo. Los más viejos del lugar aún recuerdan que aquí se hacían ruegos para que lloviera. Está situado en los Montes da Pena en medio de la ruta PRG17.
Ruta da Xesteira. La Torre de Celas es quizás lo más conocido de la parroquia, pero no deja de ser una propuesta urbana en zona verde, pero esta ruta es fluvial y permite una mayor conexión con la naturaleza, disfrutando de vegetación de ribeira y permite, en su kilómetro de recorrido de dificultad media, ver 11 molinos de interés etnográfico.
Paso de Lugrís por Vilaboa. La iglesia parroquial de Vilaboa ofrece la oportunidad de ver el trabajo que Urbano Lugrís realizó allí en los años sesenta. Realizó tres cuadros durante una estadía en la zona en donde también dejó muestras de su arte en el antiguo parvulario.
Ponte da Xira. Este puente medieval salva el cauce del río Valiñas y es uno de los puntos más fotografiados por los peregrinos durante su paso por el municipio hacia Compostela, ya que está en un antiguo camino real anterior al Camino de Santiago en la frontera entre Cambre y Culleredo. Los estudiosos destacan la superposición de arcos como refuerzo de la estructura.
Caballero de Almeiras. San Xiao de Almeiras mantiene en un parque frente a la iglesia una escultura que rememora el hallazgo en el templo del sarcófago con una lápida de un caballero con armadura en posición orante, que fue trasladada al Museo Arqueolóxico coruñés, y que se dató en el siglo XV.
Muchos caminos llevan a Roibeira. Los más exagerados llaman a Roibeira la Venecia betanceira, porque en su parte inferior el agua circula por el entorno de los caminos. Hay varias rutas para llegar a esta pintoresca aldea atravesada por el río Mendo, y muy conocida por su popular restaurante -ahora cerrado, como todos-, casa Palucho, especialista en truchas. El epicentro de Roibeira es su puente medieval, «perteneciente a la Jurisdicción Real de la ciudad de Betanzos en el camino que le unía con Curtis». Por el entorno hay rutas que discurren paralelas al río y no muy lejos se ubica la fuente de Picachá. En la parte alta, uno de los caminos concluye en una casa que se encuentra en el municipio de Oza-Cesuras.
Caminar por Caraña. También a las afueras del centro de Betanzos se encuentra el camino de Caraña, una ruta en pendiente que discurre entre canales de agua, viviendas y viejos molinos. Desemboca en el paseo de Bullas, la orilla menos concurrida del río Mandeo, la otra gran vertiente de agua de Betanzos.
Roteiro Costa Doce. Un trail con el mismo nombre hace mirar a una ruta que permite ver miradores hacia la ría. La ruta, de nueve kilómetros y dificultad baja, comienza en el castillo de Fontán, prosigue con la playa de Arnela, continúa por cala de los Lobos, Armenteiro y finaliza en Carnoedo visitando el antiguo castro de Samamede. Hay quien continúa hasta las playas de San Pedro o Cirro, en Veigue.
Marcas del pasado sobre la piedra. Para quien busque el pasado de Sada con el mar, no solo tiene que visitar el muelle pesquero, sino que hay elementos etnográficos como las marcas que todavía se conservan en As Delicias, del lado de O Curruncho, grabadas en piedra por donde pasaba el trasiego de materiales desde el mar a tierra transportadas en carros. Solo son visibles en marea baja.
Sadadarriba con Lloréns. El atrio de la iglesia de Sadadarriba permite contemplar la estampa que el pintor de As Mariñas dejó en un óleo del año 42, una de sus últimas obras y que sirve para comprobar la transformación que ha sufrido el municipio. Si en la transición hacia el mar, el artista dibujaba en primer plano un árbol y pequeñas casas en primera línea de playa, ahora una pantalla de edificios corta la visión de un lugar que sigue teniendo como horizonte el mar.
Homenaje a los amilladoiros en Abegondo
Abegondo recuperó el año pasado la conocida como ruta dos Amilladoiros para poner en valor los lugares donde los romeros amontonaban piedras a modo de monumento. Recorre seis kilómetros de Leiro al embalse de Beche, y permite ver elementos patrimoniales como la capilla y la fuente de San Paio de Vilacova.
Boucelo, el único molino de viento de la comarca
La parroquia de Bemantes, en el Concello de Miño, cuenta con el único molino de viento que se conserva en la zona de As Mariñas. De propiedad municipal, se construyó en 1840 y se utilizó únicamente unos sesenta años. Alrededor cuenta con una pequeña zona de descanso y un área de aparcamiento para facilitar las visitas.
Escenarios de película en la comarca
Con la premisa de no salir del municipio, los cinéfilos pueden recordar películas en el lugar del rodaje. Así, en Bergondo, junto al puente de O Pedrido, podemos recordar la película «Somos gente honrada», con Miguel de Lira y Paco Tous. El casco histórico de Betanzos ha acogido «As lleis de Celavella», la película «Mía Sarah» o la serie de Netflix «El desorden que dejas». «Blockbuster» rodó escenas junto a las Torres de Santa Cruz. Recientemente La2 emitió «El bosque animado», con numerosos exteriores grabados en Sobrado dos Monxes.
Estilo inglés en Mondego
Podría parecer un templo de la campiña inglesa, pero esta iglesia está en el centro de Sada, en la parroquia de Mondego. Esta edificación de planta rectangular, con una única nave, tiene una arquitectura singular para la zona. Destaca de la iglesia la fachada con la torre central y sus pináculos.
Una ocasión para subir a los techos municipales
Cada municipio tiene su propio techo geográfico. En la comarca el más elevado se encuentra en Aranga, donde el Pico do Buño está a 733 metros de altitud. Las vistas más poliédricas las proporciona el monte Xalo, en Culleredo, donde el vértice geodésico marca casi 520 metros. En Arteixo hay varios retos elevados como los montes da Garabela en Larín (323 metros), o el Santa Locaia (446). Los vecinos del municipio de Coirós tienen las opciones de «escalar» al Monte da Retorta (502), Fonde do Oso (448) o el Pico da Felga (506 metros).