
La alcaldesa, que presentó la denuncia en el 2023, declarará el día 19
13 mar 2025 . Actualizado a las 20:57 h.Betanzos vivió un episodio de contaminación del agua de la traída en verano del 2023 del que no llegó a desvelarse el origen, pero que provocó una gran alarma social tras detectarse un brote de gastroenteritis por norovirus que afectó a más de 400 vecinos. Este asunto llegó a los juzgados, ya que el Concello presentó una denuncia para pedir que se investigase el origen de los vertidos detectados en el río Mendo entre mayo y junio, que consideran que fue lo que provocó el problema de salud pública.
Por estos hechos, la alcaldesa, María Barral, ha sido llamada a declarar el día 19 y mostró este jueves su satisfacción por poder explicar en sede judicial lo que el Concello y la concesionaria de agua, Viaqua, hicieron para superar esta situación, que obligó a suministrar con cisternas agua potable a la población durante varias semanas. La regidora avanzó que pedirá que «se utilicen todos los recursos posibles para llegar al origen de esos vertidos en defensa de los intereses de todos los betanceiros».

Con la denuncia presentada a principios de julio del 2023 pretendía que se «llegase hasta el final», después de que el 13 de junio los propios servicios municipales detectasen vertidos, uno de ellos río arriba de la toma de captación de agua de Betanzos. Según el informe que se adjuntó a la denuncia, tanto el olor como la turbidez del agua se prolongaba hasta la zona conocida como Ponte dos Cabalos, en el límite entre Coirós y Oza-Cesuras, por lo que pidieron una investigación ante un posible ilícito penal.
En la denuncia, el Concello explicaba que a raíz del brote de gastroenteritis detectado entre finales de mayo y principios de junio (anterior a ese vertido), una de las actuaciones realizadas por la concesionaria, para conocer su origen, fue la instalación de una sonda multiparamétrica en el canal de la captación del Mendo el 6 de junio y así monitorizar en continuo los parámetros de pH, conductividad, temperatura, turbidez, amonio y potasio.
«Esta sonda permitió actuar con una cierta anticipación en la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) frente a la observación de valores “anormales” en el río Mendo cuando se observaron dos picos de turbidez y amonio el día 12, sobre las 18.30 horas, y las 3.00 horas del día 13», precisan desde el consistorio. Además, apuntan que, por seguridad, pararon la producción en la ETAP y mantuvieron una vigilancia de 24 horas. La noche del 13 al 14 de junio detectaron un pico, en este caso de turbidez, cercano a las 50 unidades nefelométricas de turbidez (NTU). El operario de guardia, tras parar el bombeo de agua a la planta, avisó de la situación al capataz, que se desplazó hasta la captación y detectó un olor fuerte, desagradable, y una turbidez muy elevada. Realizó un vídeo de la zona, tomó una muestra del agua para su posterior análisis y se desplazó río arriba tratando de localizar el punto exacto de origen, pero no fue posible por la oscuridad y el difícil acceso al río.
Ese episodio dio origen a la presentación de la denuncia ante el juzgado, pero también a numerosos cruces de acusaciones entre el Concello de Betanzos y la Xunta, que se achacaban mutuamente las responsabilidades sobre este suceso y que cuestiones políticas enturbiaran el aviso a la población.