Mesas de mármol con más de un siglo de historia

CAMBRE

Entrada de Casa Porto, uno de los primeros cafés de Cambre
Entrada de Casa Porto, uno de los primeros cafés de Cambre PACO RODRÍGUEZ

La taberna Casa Porto, uno de los primeros cafés de Cambre, se mantiene intacta en el Campo da Feira desde 1880

21 nov 2016 . Actualizado a las 17:06 h.

Manuel Porto era de Santiago. Pero a finales del siglo XIX acabó en Cambre. Allí diseñó una casa con un bar en la planta baja, justo al lado del Campo da Feira. El bar, Casa Porto, abrió en 1880. «Fue uno de los primeros cafés de Cambre», recuerda el tataranieto de Manuel Porto, César García Porto, la quinta generación propietaria de este emblemático establecimiento de la comarca. «En esta casa nacimos todos», asegura.

 Delante del cartel que recuerda el año de su fundación, justo encima de la puerta de entrada, César Porto cuenta cómo en los inicios Casa Porto era algo más que un bar. «Mi tatarabuelo también se encargaba de cobrar las contribuciones en todo el municipio».

César García señala una foto que cuelga de la una de las paredes de esta casa centenaria. Una imagen de principios del siglo XX, con el Campo da Feira lleno de gente y Casa Porto al fondo. «Forma parte de la historia de Cambre». Dentro del local se conservan las mesas de mármol alrededor de las que se sentaba la gente para jugar al dominó. El bar es como un museo: en la parte de la barra, reservado en un tiempo a la zona de ultramarinos, donde se vendían desde velas a todo lo que pudieran necesitar los vecinos, se conserva una pila de lavar grabada hace 100 años. También carteles antiguos de cine. «A mi tía le encantaba coleccionarlos», cuenta Porto.

El bar, el primero en vender La Voz en Cambre, fue pasando de generación en generación. Sus bisabuelos lo convirtieron en casa de comidas. Y, hace 15 años, César Porto y su hermana transformaron este café histórico en un referente de las tortillas. «En verano mi hermana se jubiló y decidimos alquilarlo a una persona de confianza. Desde agosto, Monse, que ya era cocinera antes aquí, se encarga de cuidar del negocio familiar».

Casa Porto huele a historia. ¿Cómo se consigue que un negocio tan antiguo resista al paso del tiempo? «Aunque la rentabilidad no es como en otros tiempos, lo bonito de estos sitios es la amistad que estableces con la gente».