La familia de la víctima lamenta la «burocracia policial» que facilitó, aseguran, la huida de los dos agresores
29 dic 2020 . Actualizado a las 11:13 h.No llevaban la mascarilla y fumaban en la entrada de un portal. Santiago Rabuñal, un vecino de Oleiros de 65 años, se los encontró de frente cuando salía de la clínica de su dentista en O Temple (Cambre). Cuando se dirigió a ellos para pedirles que se pusieran el tapabocas o que, si no, los denunciaba ante la policía, la respuesta no fue la esperada.
Uno de los jóvenes lo golpeó primero en el ojo, a donde fue dirigido el primer puñetazo. Cuando Santiago se agachó para coger el móvil, el segundo golpe fue directo al oído izquierdo. Ahora aún tiene hemorragias en el ojo y hematomas en el rostro.
«Puido ser peor. O que máis doe é que non pase nada, que os que cumprimos sexamos sempre os que saímos perdendo», comenta Santiago. Aunque presentó la denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, ambos agresores, calcula que de entre 18 y 20 años, siguen sin aparecer desde el pasado 23 de diciembre. Él, explica, es una persona de especial riesgo ante el covid. No solo por su edad, sino porque superó un cáncer. Cuando el miércoles sufrió la agresión, a plena luz del día, fue testigo de cómo la camarera de un bar auxiliaba a sus dos agresores, sostiene, y les daba cobijo en el local para impedir que los fotografiara. Llamar a la policía, dice él, tampoco sirvió de mucho.
Tres llamadas de auxilio
Marcó el 092. Le respondió la Policía Local de Culleredo. «Non podían axudarme porque o lugar onde foi a agresión xa pertence a Cambre. Na de Cambre dixéronme que chamase á Garda Civil. Aquí ao lado hai un cuartel, pero dixéronme que mellor esperase a unha patrulla», relata. Finalmente, le recomendaron ir primero al hospital a por un parte de lesiones. Y así hizo.
«Me da tanta rabia, no tengo ni palabras -reprocha el yerno, Adrián Mayol-. Primero, nadie hace caso en la calle de un señor herido. Después, porque estamos priorizando la burocracia policial. En el informe médico figura que si el edema de la oreja crece, tienen que intervenirlo. Cuando llamó al 092, lo lógico sería enviar al 061, no dejarlo indefenso. Hay que facilitarle las cosas a los mayores. Creo que muchos casos no se denuncian por esto».
«Los agresores están en paradero desconocido gracias a la protección que tuvieron», añade el yerno. «Es ruin pegar a un señor de 65 años. Más aún si lo hacen dos chavalotes, aunque uno pusiera fin a los golpes», alega Mayol. El error de su suegro, termina, fue pedir que se cumplieran las normas ante la pandemia.