Derbi digno de un Básquet Coruña que solo cedió al final

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El equipo coruñés puso en aprietos al Breogán e incluso marcó el ritmo del duelo

09 feb 2015 . Actualizado a las 22:40 h.

El Básquet Coruña madurado por Tito Díaz es un equipo que envejecerá bien y que ofrece una interpretación aseada del deporte del baloncesto, a la que añade una emotividad que le identifica con la grada. En el derbi gallego de la segunda categoría del baloncesto español contra el Breogán de Lugo, descifró correctamente el partido y solo una ausencia de más de medio cuarto en el último acto le privó de la victoria.

Fue un choque hermoso por equilibrado. La desigualdad sobre el papel se convirtió encima del parqué en un pulso compensando. Al menos, a ojos del espectador.

Las pizarras echaban humo y el arranque no pudo ser más definitorio. Los naranjas marcaban el ritmo (su ritmo) y a pesar de ser más acelerado de lo previsto, se encontraban cómodos. Llorca neutralizaba los aciertos locales, demasiado concentrados en la figura de Jesús Castro.

Las ventajas eran escasas y el juego tenía endebles cimientos, pero desde la grada no cabía más júbilo. El marcador escaso favorecía a los locales. La intensidad, a los visitantes, que se fueron por delante al término del primer cuarto.

En el segundo, todo el repertorio del Básquet Coruña: contragolpes, estático y presión a tres cuartos de cancha. Enfrente, un Breo que pasó de la solidaridad a emular al Básquet Coruña personalizándose en apenas un solo hombre: Llorca.

El fondo de armario estableció hace veinte jornadas las aspiraciones de cada cual. A estas alturas, el Breogán llegaba al derbi como segundo clasificado, mientras que los anfitriones descansaban en un colchón ganado a pulso e impermeable al descenso.

Así las cosas, cada gesto por virar el timón hacia sus intereses, requería para el Básquet Coruña un esfuerzo extra. La juventud de la plantilla (pero sobre todo su amplitud) habían sido inconvenientes convertidos en fortalezas. Y eso deja su poso.

Se veía claramente en el derbi de ayer. Al descanso, 27-26 y todo por decidir. La teoría era clara. Las victorias naranjas eran más probables por debajo de los setenta puntos. Las lucenses, nunca con final apretado.

Rectificaron mejor los visitantes en el tercer cuarto, a pesar de que arrancó con dos minutos de continuo desacierto. Van Wijk y Castro apuraron el toma y daca con el balón. Hasta que Malton Edwards firmó un mate que fue un puñetazo en la mesa. Habría oportunidad para tres empates temporales más (a 37, 39 y 41 puntos) pero los dos minutos finales del tercer acto marcaron el devenir del resto del encuentro y sellaron la victoria el Breogán.

Porque desde ese momento, y hasta que solo quedaban 4:22 para el final del derbi en el Palacio de los Deportes de Riazor, el equipo coruñés fue incapaz de anotar un solo punto.

Demasiado lastre para tumbar a uno de los favoritos al ascenso de categoría. Con todo, cuando se obró la resurrección del cuadro local, el partido tomó aire y se apretó hasta los cuatro puntos (50-54 con 3:06 por jugar). Pero de nuevo Llorca y Dani López cortaron la posibilidad de otra derrota lucense a manos coruñesas.

Parciales: 13-15, 14-11; 14-20 y 16-16.

Árbitros: Zafra Guerra y Mendoza Holgado.

Incidencias: Partido de la vigésima jornada de la fase regular de la LEB Oro disputado en el Palacio de los Deportes de Riazor ante unos 1.500 espectadores.

Rowley (6), Burjanadze (6), Ángel Hernández, Larry Abia (2), Jesús Castro (20) -quinteto inicial- Vujasinovic, Mutakabbir (9), Petrovic (5), Dobos (3), Homs (6).

Llorca (23), Dani López (14), Matulionis (2), Mc Ghee (9), Van Wijk (4) -quinteto inicial- Chapela, Mortellaro, Samb (2), Álex López (2), Walton (6).