Así son los pisos para estudiantes en A Coruña: escasos, caros y en malas condiciones
A CORUÑA CIUDAD

La herculina es la ciudad gallega con los alquileres más caros, también para los universitarios
11 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Según los datos ofrecidos por el portal Idealista, hoy es más caro alquilar en A Coruña que hace un año, antes de la pandemia. Con campus universitario y una amplia oferta de ciclos formativos, esta es la realidad a la que se tienen que enfrentar cada año nuevos estudiantes a la hora de buscar alojamiento en la ciudad: igual demanda, menor oferta y peores condiciones.
Leire cursa el segundo año de Terapia Ocupacional en la Universidad de A Coruña. Resume los meses de mayo y junio entre inmobiliarias, buscadores de vivienda por Internet, miradas a los postes de las farolas y paseos a lo largo de la ciudad buscando carteles de «se alquila». Finalmente, encontró junto a sus dos compañeras un piso de tres habitaciones en el barrio de Cuatro Caminos, uno de los más demandados por los estudiantes.
«Hay buena conexión de bus con el campus, puedes ir andando a muchos sitios y es más barato que vivir en el centro», dice. Pero la elevada demanda ha desencadenado en un aumento más que notable en los precios de los alquileres de la zona durante los últimos años; frente a los 5,8 euros que costaba el metro cuadrado hace cinco años, este ha rondado los 7,7 euros.
Leire cuenta que, desde que llegó a la ciudad, ha vivido en dos pisos diferentes, «el último un poco más caro que el anterior». Lo mismo explica Marta, estudiante de Derecho en la UDC. Junto a sus dos compañeras, lleva tres años viviendo en el mismo piso de Ronda de Outeiro, cerca de la estación de tren. «Empezamos pagando menos de lo que pagamos ahora, pero no creo que en este momento encontremos muchas opciones mejores y más baratas», dice.
Contribuye que el precio por mes de un alquiler para estudiantes suele ser más elevado que el precio por mes de un alquiler regular, ya que los meses que pasa desocupado en verano no genera ningún beneficio para los dueños.
Las inmobiliarias coinciden en que el foco del problema es la disminución de la oferta. Explican que muchas viviendas se han convertido en alquileres turísticos. Además, influye que no existe el mismo efecto ni cultura estudiantil que hay en ciudades como Santiago de Compostela, donde el número de pisos preparados para el alquiler por curso universitario es mayor.
A raíz de esto, los estudiantes empiezan a buscar antes. Fue el caso de Leire, que a principios de junio ya tenía el contrato firmado para el curso siguiente. Pero, primero, tuvo que encontrar compañeras en su misma situación para compartir. «Para mi era impensable vivir sola, no podría hacer frente a los gastos», comenta. Generalmente, las viviendas de una habitación son más caras. «Asociamos el vivir con amigos a la diversión, pero en realidad es una cuestión económica». Lo más demandado por los estudiantes son viviendas de tres y cuatro habitaciones. Estas rondan las cifras de 550 y 700 euros respectivamente. «A no ser que los encuentres muy pronto, todos los pisos de estas características suelen rondar el mismo precio», comenta David, estudiante ferrolano de INEF en A Coruña.
Otro foco del problema es el estado en el que se alquilan los pisos. «Mi habitación es interior y tiene bastantes humedades en invierno, por el precio se podría encontrar algo mejor», dice Candela, estudiante viguesa de Empresariales y Turismo. Más allá de un caso aislado, es la situación imperante a la que tienen que hacer frente aquellos que se mudan por estudios: pisos sin reformar y con problemas derivados de la antigüedad.
Residencias universitarias
Una de las principales alternatias a vivir en un piso son las residencias. Candela vivió en una durante su primer año de carrera. Describe la estancia como una fase de adaptación: «La gente es mucho más amigable, aunque llegues sola a la ciudad es más fácil conocer personas en tu misma situación», dice.
La mayor parte de los residentes suelen ser estudiantes de primer año, que aún comienzan a ser independientes. Cuentan con un equipo de limpieza, que pasa por las habitaciones todos los días, y muchas ofrecen desayunos, comidas y cenas.
En A Coruña, solo hay una residencia pública de la Universidad, la Elvira Bao, ubicada cerca del Campus de Riazor. El aforo es de 112 personas distribuidas en habitaciones dobles, y los precios oscilan entre los 100 y 215 euros mensuales. En verano, ya suelen tener las inscripciones llenas.
El problema viene para aquellos que entren en la universidad más tarde. Sin plazas en la residencia pública y, por la fecha, una oferta de pisos más que escasa, muchos ven las residencias privadas como única opción. Sus precios oscilan entre los 600 y 700 euros mensuales por las habitaciones individuales y entre 500 y 600 por las dobles, todas a pensión completa.
Ana Pena: «Si te lo puedes permitir, alquilar un piso te ahorra mucho tiempo»
Ana Pena estudia el tercer curso de Comunicación Audiovisual en la Universidade da Coruña (UDC). Después de haber pasado los dos primeros años de carrera residiendo en el mismo piso decidió, junto a sus compañeras y a raíz de la pandemia, quedarse en su ciudad y no alquilar. En su grado, casi todas las actividades estaban pensadas para poder hacerlas online. «Si tuviera que ir y venir mucho, lo hubiera pasado peor», dice.
El tiempo que separa A Coruña y Ferrol en bus es de 45 minutos. Pero lo difícil para Ana no era la distancia, sino cuadrar paradas y horarios: «Había días que el primer bus me dejaba a las 9.45 en la Estación y yo tenía clase en Elviña a las 10».
Desde que cambiaron la compañía de Arriva a Monbus, el trayecto entre ambas ciudades sale mucho más barato siendo estudiante. Antes, el billete rondaba los 8 euros; ahora, aplicando los bonos, puedes viajar por 1 euro. «Compensa económicamente pero, si te lo puedes permitir, alquilar un piso en la zona te ahorra mucho tiempo», dice.
Este curso, las compañeras sepusieron de acuerdo para volver. Y lo hacen al mismo piso en el que estuvieron los años anteriores. «Antes de ponernos a buscar le preguntamos a la casera si, por casualidad, tenía el piso libre», comenta Ana. Viendo lo que supuso el curso pasado, tiene ganas de volver y vivir cerca de la Facultad.
Para encontrarlo, hace tres años, se juntaron cuatro amigas del instituto e, incluso antes de Selectividad, se pusieron a buscar. Sabían que cuanto antes comenzaran iban a tener más opciones. «Corríamos el riesgo de no llegar a la nota para entrar en las carreas que queríamos», comentan. Pero a mediados de julio, cuando la UDC resuelve las convocatorias a los grados, ya no hay tantas alternativas.
Su piso está situado en el barrio de Os Mallos. La zona, al lado de las estaciones de tren y de bus, tiene muy buena conexión con las líneas de transporte urbano de la Universidad. «Muchos de mis compañeros de clase viven por estas calles», dice Ana, «algunos con malas experiencias y otros, como nosotras, con muy buenas».