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El precio del pan sube en A Coruña: ¿cuánto es razonable que llegue a costar una barra artesana?

A CORUÑA CIUDAD

Alejandro García

En algunas panaderías de la ciudad este producto sale ya por casi 1,50 euros. Los profesionales se dividen entre los que limitan su margen de beneficio para evitar las quejas de los clientes y quienes dicen que no pueden subsistir si no le ganan al menos 10 céntimos

17 ene 2024 . Actualizado a las 04:29 h.

Como el casi extinto café a un euro, apenas quedan hoy en día locales que te entreguen una barra de pan a cambio de esta moneda. Galicia se enorgullece de tener uno de los mejores panes del país y, de hecho, los gallegos se encuentran entre los españoles que más consumen este producto, solo superados por asturianos y navarros. Quizás por lo primero los panaderos consideran que pueden subirle el precio a este alimento, pues la calidad hay que pagarla; y quizás por esto los consumidores se echan las manos a la cabeza: no es lo mismo invertir todos los días 80 céntimos en una chapata que 1,30 euros. 

Un informe de Eurostat revelaba esta semana que el precio del pan había subido un 22 % en España en los últimos cuatro años. Ni la rebaja del IVA al 0 % ha librado a este alimento de encarecerse más que el pescado o el marisco, que de hecho no se han visto beneficiados por este alivio fiscal. El alza del valor del pan lo llevan percibiendo semanas los coruñeses. No son pocos los establecimientos que han apostado por seguir arañándole unos céntimos a la barra artesana —entre unos 5 y 15 céntimos, según lo constatado por La Voz—, llegando a costar en la mayoría de negocios 1,20 euros e incluso 1,45 en algún caso. Todavía se pueden encontrar negocios con el pan a un euro, pero son los menos. Y en los que mantienen precios más bajos, la mayoría de sus dueños reconocen que en los próximos meses tendrán que cambiar de estrategia. La pregunta es obligada: ¿cuánto puede llegar a costar el pan? o afinando un poco: ¿cuánto están los clientes dispuestos a pagar?

La panadería Mercedes, en Carral, fue reconocida en el 2022 como una de las cien mejores de España. Miguel Nogueira está al frente de este negocio y, como tercera generación, ha visto evolucionar el consumo de pan y crecer sus precios. Su perspectiva es esperanzadora a la par que pesimista, y lo explica. «El pan tiene que encarecerse casi por obligación. La incertidumbre por el coste de los cereales es total, y pasa lo mismo con el gasoil, que se usa en los hornos. Además es más caro que antes contratar a gente y a nosotros, que somos 17 personas trabajando, todo esto nos repercute enormemente. Para que se entienda, en el 2023 facturamos un 54 % más que el año anterior, pero sin embargo no ganamos mucho más».

En este establecimiento el pan se hace a mano con masa madre, y dan servicio a particulares, a restaurantes y al sector HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías) «y si alguien se pone enfermo, no tengo una máquina para hacer ese trabajo». A esto añade que hay que tener en cuenta que nada tiene que ver el producto que se encuentra en un supermercado con el que ofrece una tienda artesanal. «Nosotros amasamos hoy por la mañana y esa masa descansa hasta la noche; son procesos muy lentos». Nogueira piensa que cada vez son más los consumidores que apuestan por un producto de calidad, con nutrientes, y que rechazan esas opciones precocinadas de supermercado. Aún así, es sincero: «Las gasolineras todavía son los negocios que más pan venden», lamenta.

Respecto a las opciones que se encuentran en grandes superficies, es cierto que son más económicas. El abanico va de los 47 céntimos a los 0,94 euros en las barras clásicas, siendo las baguettes todavía más baratas. O lo que aquí se acredita como tal, pues para este profesional no tiene nada que ver. Y esto le lleva a invitar a los organismos competentes a regular el pan como sucede en Francia. Un decreto protege la receta de la popular barra del país vecino para asegurar su supervivencia frente a sus competidores industriales. «Necesitamos una ley similar porque aquí ahora te pueden dar lo que quieran y llamarle pan de leña», lamenta. En su caso, la barra tradicional todavía cuesta 1 euro, pero indica que será algo más cara probablemente a partir de marzo.

Entre los que se plantan con el precio para asegurarse la visita de sus clientes habituales está la panadería O Artesano, situada en la céntrica calle Rubine. «Nosotros tenemos la barra a 1,20 euros y no vamos a ponerla más cara para evitar las quejas de la gente. Prefiero bajar el margen de beneficio y asegurarme las ventas», señala el propietario.