Jorge Garay, profesional de peluquería de A Coruña: «Desde la pandemia empezamos a pedir una señal de 30 euros»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Jorge Garay en su salón situado en la calle Sinfónica de Galicia de A Coruña
Jorge Garay en su salón situado en la calle Sinfónica de Galicia de A Coruña ANGEL MANSO

Hace 6 años abrió su salón y en la actualidad cuenta con 13 profesionales y listas de espera de hasta dos meses. Por el contrario, en la ciudad todavía existe el modelo inverso: centros sin cita y con número, como en las carnicerías

27 feb 2024 . Actualizado a las 09:48 h.

Fue uno de los primeros en pedir una señal para reservar las citas en su salón, Jorge Garay, situado en la calle Sinfónica de Galicia 20 de A Coruña. «Empezamos en la pandemia. Pedíamos 30 euros como adelanto y que se confirmase la cita con 24 horas de antelación. Ese dinero se descontaba luego del precio final del servicio. Si finalmente se cancelaba la vez porque no se podía venir, no devolvíamos el dinero, sino que se guardaba para la siguiente cita, ya que la reasignábamos para otra jornada. Eso nos llevó a tener listas de espera de dos meses», indica el profesional.

Lejos de perder clientela, Jorge Garay la aumentó. «Ahora seguimos con esa metodología e incluso hemos ampliado más el plazo de confirmación de cita, de forma que a las 48 horas pedimos que nos confirmen, aunque dejamos ese máximo de 24. Además, hemos implantado desde hace tiempo un coste por el servicio de diagnóstico de 15 euros, mientras que antes era gratuito. Nuestra forma de trabajar es que cuando el cliente llama, primero le hacemos esa revisión del cabello para decidir qué tratamiento realizar. Esos 15 euros no son reembolsables, son como cobro de ese trabajo, mientras que mantenemos los 30 euros de la señal para la reserva», expone.

Garay indica que decidió instaurar esa medida para evitar inconvenientes en el futuro. «Al final, que se cancelen citas sin preaviso es un poco por culpa del sector, porque lo hemos permitido. Por miedo a perder clientes muchos profesionales no piden todavía esos anticipos. Yo, que actualmente estoy centrado en la formación, siempre les digo que es mejor pasar la vergüenza de pedir el adelanto antes que perder el trabajo», indica el hombre, que comenta que la medida está ya normalizada en su salón. «La verdad es que tuvo una muy buen aceptación y para nuestros clientes es algo normal». Tanto, que planea la ampliación del centro con la apertura de otro espacio.

La especialización de su salón en mechas, además de tratamientos como alisados, les llevó a fidelizar a clientela de A Coruña, pero también de otras ciudades gallegas. «Empezamos hace 6 años siendo seis profesionales, mientras que ahora somos 13. Algunos de ellos tienen listas de espera de mes y medio o incluso dos para mechas, mientras que otros servicios como cortar o dar tintes no tienen que reservarse con tanta antelación», explica Garay, natural de Argentina. «Vine con 19 años a España, estuve en Barcelona varios años y, luego, trabajando en diferentes salones de Galicia hasta abrir mi negocio».

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Crecimiento exponencial

La clave de su éxito reside en su técnica. «No somos una peluquería al uso, somos un salón especializado en mechas de rubio y en alisados. Vimos un nicho por explotar en ese campo. Eso nos posicionó y crecimos de forma exponencial», señala Garay.

El modelo inverso: sin cita y con número, como en las carnicerías

Mientras cada vez más peluquerías y barberías optan por cobrar un anticipo para no perder dinero en el caso de citas anuladas sin antelación, la otra cara de la moneda del sector la ilustran los centros que todavía atienden sin cita previa.

Esta modalidad, que la mayoría de espacios combinan con la atención con reserva, es la única que utilizan en la Peluquería Low Cost, situada en la avenida de Oza 23. Para evitar problemas, en el negocio cuentan con una máquina expendedora de tiques, como en la carnicería o en los bancos, para atender a los clientes por número.

Desde la Asociación de Estilistas Coruñeses indican que el cobro de anticipos es un asunto que han abordado en las reuniones y que el sector debe decidir. «Cobrar por adelantado no solo simplifica la transacción y protege al profesional contra posibles cancelaciones de última hora. Esta práctica asegura que los estilistas puedan optimizar su agenda y garantizar un servicio de calidad para cada cliente».