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Caos en los accesos y el interior de la estación provisional de tren de A Coruña

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Falta de aparcamiento y de información centran las quejas de los usuarios

11 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 14 de diciembre se inauguró en A Coruña una estación de tren provisional que permitirá, durante los próximos dos años, abordar la reforma integral del edificio histórico de San Cristóbal y transformarlo en una intermodal donde confluirá el transporte ferroviario y el de autobuses. El nuevo inmueble temporal se puso en marcha más tarde de los previsto y, además, con una serie de carencias e inconvenientes que, casi un mes después, siguen generando quejas entre los usuarios. Las protestas se centran, sobre todo, en la falta de aparcamiento, de señalización e información, en la desorganización de las colas de espera para entrar en los andenes o en los deficientes accesos para los peatones. Unas quejas que los usuarios plantearon ya cuando se inauguró la terminal y que siguen sin resolverse.

Dando vueltas en el coche

Elena Silveira

Silvia Vila, que suele llevar en coche a su hija a la estación, explica que los problemas de tráfico en el entorno de la Avenida do Ferrocarril se agravan, especialmente, los viernes y los domingos por la tarde, cuando los estudiantes se desplazan a otras ciudades o regresan a A Coruña. «No hay dónde parar o aparcar. Ten en cuenta que en un regional pueden llegar más de cien personas y los que venimos a buscar a nuestros hijos, que somos muchos, no tenemos dónde esperar». Dice que la situación ha ido a peor por los retrasos en las conexiones regionales: «Hoy, por ejemplo, he estado esperando 20 minutos. Si los trenes no son puntuales, los accesos se llenan de coches dando vueltas y agravan la situación», comenta.

Desde el ADIF insistieron en que el aparcamiento de la estación histórica estará operativa hasta que este mes (sigue sin fecha) se ponga en servicio el nuevo párking provisional al otro lado de las vías, con capacidad para 97 plazas. Añadieron que han previsto «todos los accesos que son competencia suya» y que se colocó cartelería indicativa tras la inauguración. Desde el Ayuntamiento de A Coruña recordaron que existe una comisión de seguimiento de las obras con técnicos municipales, del ADIF y de la Xunta para analizar el avance de las obras. «En la última se acordó reforzar la presencia policial, el vallado y la señalización, algo que ya se ha ejecutado. También adelantamos los horarios de salida de los buses 5 y 12A para que lleguen con tiempo al primer tren de la mañana», confirmaron.

Elena Silveira

Gonzalo Martínez, que es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, suele desplazarse de forma habitual a Madrid y a Pontevedra por motivos laborales. Explica cualquier obra conlleva inconvenientes, pero opina que en este caso se tomaron decisiones «sin sentido». Indica, en primer lugar, que dentro de la terminal se forman largas colas para acceder a los andenes, que se entremezclan con las de las taquillas. «La solución sería muy sencilla, formando con cintas divisorias portátiles dos pasillos. Los que somos habituales más o menos nos desenvolvemos bien, pero la gente mayor no sabe hacia dónde dirigirse».

Explica que la situación de los pasos de cebra en las inmediaciones del edificio no responden a la lógica. De hecho, hay uno frente a la puerta de acceso, pero ninguno frente a la de salida, por lo que muchos viandantes cruzan de forma indebida por la carretera atravesando la pequeña rotonda. «Sale todo el mundo al mismo tiempo, por lo que se juntan coches, personas y motos generando situaciones de peligro», dice.

Cartelería con bridas

Los usuarios confirman, además, que la señalización es escasa y confusa. «Cuando sales del edificio tan solo te encuentras un pequeño cartel, atado con bridas, que pone salida. Y nada más. Deberían indicar dónde esta la parada de taxis, hacia dónde hay que ir para coger un bus o en qué punto de la ciudad te encuentras», señala otro usuario.

Además, los viajeros, especialmente lo que cargan con maletas, aseguran que el «paseo» de 350 metros hasta la parada con más conexiones de buses es una verdadera pesadilla: «Hay que ir en fila india, porque las aceras son tan estrechas que no caben dos personas con equipaje». Otra de las quejas habituales son colas interminables para coger un taxi o la falta de aparcabicis.