Clases de cerámica: la tendencia que revoluciona a la generación Z en A Coruña

VIVIR A CORUÑA

Alejandro es el propietario de Arobe, un taller de cerámica situado en la Ciudad Vieja que ofrece cursos semanales y clases sueltas
Alejandro es el propietario de Arobe, un taller de cerámica situado en la Ciudad Vieja que ofrece cursos semanales y clases sueltas

Los obradores de la ciudad no dan abasto y, algunos, incluso tienen lista de espera. Los propietarios de los talleres creen que la demanda se ha disparado por el efecto espejo de «influencers» que se han apuntado a esta moda

02 dic 2022 . Actualizado a las 13:01 h.

Se puso de moda preparar el pan en casa, hacer ganchillo y, ahora, coge fuerza elaborar piezas de cerámica. La vuelta al pasado es el presente y son, precisamente, las generaciones más jóvenes las que se apuntan con ahínco a esta tendencia. Hasta hace no demasiados años, las clases de cerámica eran un entretenimiento de jubiladas (mujeres, porque el sesgo de género aún impera en este terreno) y para artesanos frustrados que veían en estos talleres una forma de dar salida a su verdadera vocación. Pero las tornas han cambiado y, ahora, es la generación Z la que da de comer en A Coruña a muchos negocios de cerámica, que comienzan a multiplicarse en la urbe. «Tengo más demanda de la que puedo y quiero asumir», comenta Alejandro Roig, propietario de la tienda Arobe, en la Ciudad Vieja (San Francisco, 2).

Este emprendedor estudió Cerámica en la escuela Pablo Picasso hace casi veinte años, pero no fue hasta el 2017 cuando decidió abrir su negocio. Entonces, los cursos para hacer platos, jarrones y tazas eran simplemente un apoyo a la venta de piezas, pero ahora las tornas han cambiado. «El interés por los talleres de cerámica se ha disparado entre los jóvenes como consecuencia de lo que ven en las redes sociales y el mundo influencer, ya que muchas chicas muestran en Instagram las piezas que hacen en sus clases», comenta Alejandro, que añade que también hay quien se anima a iniciarse porque es una actividad barata, en el sentido de que no requiere una inversión previa en material; de hecho, cada alumno se lleva la pieza que realice para darle el uso que quiera.

Esto último que comenta Alejandro es una pieza clave, según explica Fani, profesora de cerámica en Mamanoalla, para entender esta revolución. Este taller abrió hace casi diez años, pero fue en el 2020 cuando incorporó la parte de escuela a su idea de negocio. Cuenta que desde que la pandemia desbarató la vida tal y como la entendíamos, mucha gente empezó a replantearse la importancia de dedicarle unas horas a la semana al autocuidado. «Estuvimos muchas horas en casa y buscamos entretenimiento en cosas pequeñas y pensando en nosotros; creo que ahí muchas personas descubrieron que necesitaban desconectar con actividades sencillas pero placenteras, y ahí entra en juego la cerámica. El relax con el que salen de clase algunos alumnos es una barbaridad», asegura. 

Una clase de cerámica de Mamanoalla
Una clase de cerámica de Mamanoalla

En Mamanoalla, que tiene un local en el entorno de la Plaza de Vigo (Pintor Joaquín Vaamonde, 12) y otro en Feáns (Félix Rodríguez de la Fuente, 1), tienen un alumnado bastante definido: «La mayoría son chicas jóvenes, de unos 25 a 35 años, con una situación económica, digamos, acomodada», comenta Fani. 

Los sábados en Branqueta tienen un perfil similar. Maialen es la persona que está detrás de una cuenta de Instagram de casi 17.000 seguidores, y a través de la cual, con sus piezas, crea la necesidad de hacerse con una de sus bandejas y fruteros perfectamente imperfectos. Para suerte de muchos y, sobre todo, muchas coruñesas, algunos sábados organizan en el número 124 de San Andrés cursos esporádicos que, si son por la mañana, se combinan con un saludable y contundente desayuno y, de hacerse por la tarde, con un aperitivo o merienda.

Branqueta ofrece cursos esporádicos los sábados por la mañana, que combina con un desayuno
Branqueta ofrece cursos esporádicos los sábados por la mañana, que combina con un desayuno

La Falperra y Elviña son los dos otros enclaves que tienen que marcar los coruñeses interesados en familiarizarse con el mundo de la cerámica. Terralume, en Sinforiano López, 28 es uno de los espacios más longevos, ya que sus talleres existen desde 1991. En la calle José Luis Bugallal Marchesi, 12 opera Rípula, donde uno puede encontrar talleres temáticos. De hecho, el último estaba relacionado con la estación del otoño, y duró casi cuatro horas. 

  • No es necesario tener conocimientos previos para ir a estos talleres
  • No se requiere material, lo facilitan los propios obradores
  • El precio ronda los 80 euros al mes y unos 40 euros un curso esporádico
  • Las piezas que hace cada alumno se las queda para su uso y disfrute