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«Si siguiese en pie, mis hijos irían al Videlba»: veinte años del cierre de un colegio que marcó a tres generaciones de coruñeses

Laura García del Valle
Laura G. del Valle A CORUÑA

VIVIR A CORUÑA

C. QUIAN

Este centro de Oleiros asentó un modelo educativo en los setenta que se alejaba de lo que ofrecían los colegios entonces. Cerró en el 2003, rodeado de polémica, por estar «en quiebra técnica»

22 jun 2023 . Actualizado a las 19:20 h.

Las últimas semanas de junio siempre son agridulces allí donde revolotean las hormonas, los rotuladores stabilo y las mochilas. El final de curso es el momento más esperado por los escolares, aun con esa cara B que implica no ver a muchos compañeros hasta septiembre. Si es que esto llega a suceder. Hace ahora veinte años, en el colegio Videlba, en Oleiros, se hacía realidad una de las pesadillas más temidas de los niños: el cierre de su centro educativo al terminar el año lectivo. «El colegio no abrirá el próximo curso. Está en quiebra técnica y el cierre es irreversible». Con estas palabras se daba carpetazo a más de dos decenios de historia, y así en verano cada uno se fue de vacaciones a llorar a la llorería.

A la llorería o manifestarse delante del edificio o en Santa Cristina, ya que ni padres, ni alumnos, ni tampoco profesores llegaron a entender esta clausura. Los problemas económicos eran un secreto a voces, pero la mayoría creía que se encontraría una solución. El colegio arrastró una deuda durante más de ocho años que ascendía a un montante de más de 1.200.000 euros, así que se plantearon diversas alternativas para sortear la peliaguda situación; desde declarar la suspensión de pagos a ser absorbidos por otra compañía, pero nada sirvió para que el desenlace fuese el cierre.

La plantilla, que comenzó a hablar entonces de «trama inmobiliaria», acabó de la peor de las maneras. En los últimos cuatro años, profesores del Videlba dejaron de percibir en su nómina 360 euros mensuales, que se utilizaban para solventar la deuda. Así que cuando se enteraron del futuro incierto que les esperaba exigieron que se les devolviera su dinero y pidieron una solución a la Consellería de Educación y al Concello de Oleiros. Al tratarse de un colegio privado les dijeron que la solución pasaba por llamar a otras puertas. 

No disponible

El triste final de este centro no ha hecho más que engrandecer su leyenda. Su fachada verde, a juego con el colorido chándal de los alumnos, representaba a la perfección los valores e ideales del Videlba: igualdad, alegría, compañerismo. El himno escolar adaptaba el Yellow submarine de los Beatles —«Nuestro cole es verde y amarillo, verde y amarillo...» en lugar de cantarle a la virgen. Y, como recuerda Belén, exalumna que estuvo hasta el 92 en ese colegio, «nadie trataba a los profesores de usted; todos éramos una gran familia y nos involucrábamos en todas las actividades del centro. Si siguiese en pie no lo dudaría, llevaría a mis hijos al Videlba».

«Aquella época fue la mejor de mi vida», asegura tan convencida como nostálgica. Y recuerda la anécdota de aquel día que, en medio de una clase, «vinieron a llevarse los pupitres por una deuda que tenían los primeros propietarios». Aunque el colegio estaba, y está, en Montrove, muchos niños se trasladaban desde A Coruña, conquistados sus padres por un modelo educativo único en la ciudad. Es el caso de Belén, que vivía en Monte Alto y estaba casi una hora en el bus, pues cuando empezó su etapa escolar solo dos autocares cruzaban el puente de A Pasaxe.

La agencia Urbenorte lleva intentando vender la mitad de un edificio que ha perdido su fuerza cromática unos dos años. Está a la venta por 1,5 millones de euros y, como indican en esta inmobiliaria, está pensada para que vuelva a habitarlo un colegio «o algo relacionado con la educación». Parte del inmueble lo habita la delegación para la zona norte de Galicia de la Fundación para a Orientación Profesional, a Investigación e o Desenvolvemento.