Más de medio siglo sin la plaza de toros de A Coruña: de una afición dispuesta a la «huelga de hambre» por mantener el recinto a la desafección por la tauromaquia

L. G. V.

VIVIR A CORUÑA

La ciudad herculina lleva 55 años sin plaza de toros y ocho sin ferias taurinas. El interés por esta fiesta en Galicia es mínimo, aunque resisten los aficionados de La Peregrina, en Pontevedra

22 ago 2023 . Actualizado a las 10:41 h.

«Si fuera hoy, volcaríamos a toda La Coruña en defensa de la plaza de toros, haríamos hasta una huelga de hambre, todo lo que hiciera falta para oponerse y evitar el derribo». Luis Mariñas se ponía nostálgico y fiero en 1986 hablando del fin de un emblema de la ciudad herculina que estuvo en pie 83 años. El entonces presidente de la Peña Taurina coruñesa lamentaba que la especulación inherente a la época del desarrollismo acabase tumbando la plaza de toros ubicada en lo que hoy es Médico Rodríguez. Lo cierto es que el recinto era rentable cuando se echó abajo, pero las ofertas realizadas por los constructores fueron más fuertes que los beneficios que aportaban las ferias taurinas. Así las cosas, los aficionados a la tauromaquia tuvieron que desplazarse varios años a Pontevedra para disfrutar de este espectáculo, hasta que en 1991 la llegada del Coliseum ahorró tiempo y kilómetros a decenas de coruñeses.

Varias mujeres posan antes de una corrida de toros en A Coruña
Varias mujeres posan antes de una corrida de toros en A Coruña ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

Sin «sol y moscas», lo cierto es que para muchos la nueva plaza era un quiero y no puedo. Cubierta y lejos del centro de la ciudad, no representaba a la perfección lo que se entendía por un coso, pero tampoco a finales del siglo XX A Coruña contaba con una numerosa afición a los toros. De hecho, según una encuesta de Sondaxe, en 1992 la mayoría de gallegos estaba ya en contra de la lidia —solo un 29 % se pronunció a favor de la «fiesta nacional»—. 

El derribo de la plaza de toros desplazó un interés por la tauromaquia que se fue trufando de una conciencia animalista que no tuvo vuelta atrás. Y que alcanzó el cénit con la llegada al Gobierno local de Marea Atlántica en el 2015, que llevaba como punto caliente de su programa la prohibición de los toros en A Coruña. 

La caída de la plaza fue lenta, para no barrer de un plumazo las ilusiones de quienes disfrutaban con las corridas de toros. Como solución, desde que dejó de existir un recinto fijo, se siguieron organizando estos espectáculos en la ciudad con plazas portátiles instaladas en Adormideras, Riazor y la Palloza. Nada que ver con el lustre de su predecesora, que tenía capacidad para 10.000 espectadores, estaba construida con fuertes muros de fábrica de mampostería y tenía una extensión de terreno exterior de 15.420 metros cuadrados. La plaza fue construida con donaciones solicitadas por la Sociedad de la Plaza de Toros de La Coruña, que encargó el proyecto al arquitecto Juan de Ciórraga, que se encargó de idear la plaza de María Pita y de reconfigurar la fachada de la colegiata de A Coruña.

El torero Sánchez Mejías en 1950
El torero Sánchez Mejías en 1950 ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

En la actualidad, Galicia solo cuenta con la plaza de toros de Pontevedra, que sigue recibiendo a aficionados la feria de La Peregrina. Aunque en la ciudad del Lérez la afición es fuerte, y muchos seguidores del norte de Portugal no fallan a esta cita, la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales del Ministerio de Cultura revela que solo el 0,3 % de los gallegos declararon en el 2021 que tenían previsto asistir a algún evento taurino.

En A Coruña hace más de un lustro que no hay feria taurina, y en sus últimos años la asistencia era escasa, aunque algunas calles de la ciudad siguen invitando a los herculinos a disfrutar de este espectáculo. A comienzos de este mes la plataforma Galicia Mellor Sen Touradas denunció la colocación de cartelería taurina de la feria de Pontevedra por, presumiblemente, vulnerar la ordenanza municipal sobre gestión de residuos y limpieza.