Europeos que llegaron a A Coruña desde los países con mejores sueldos: «Aquí no hay cultura del ahorro»

VIVIR A CORUÑA

Un gallego necesita trabajar dos años para vivir como un danés o una austríaca. Ellos explican que vivir en esta comunidad les merece la pena, aunque se encuentren piedras en el camino

28 ago 2023 . Actualizado a las 13:44 h.

Aarhus es la segunda ciudad más grande de Dinamarca. Tiene algo más de 250.000 habitantes. Como A Coruña. También tiene una península. Como A Coruña. Y en extensión es similar a la comunidad gallega. Aarhus es también el lugar donde durante años vivió Jens, que cambió el mar Báltico por el Atlántico por amor. Katja nació en la ciudad austríaca de Graz, y acabó recorriendo la esquina noroeste peninsular haciendo lo contrario a lo que había previsto años atrás: «Yo me formé para ser profe de español y de Educación Física, y ahora doy aquí clases de alemán».

Tanto Jens como Katja nacieron en países donde el sueldo medio duplica con creces el de un gallego. Luxemburgo, Dinamarca, Alemania o Austria son destinos marcados en el horizonte de muchos españoles, pues tienen salarios muy por encima de los 3.000 euros, mientras que en Galicia la mensualidad tipo es de 1.672 euros. Con todo, ellos eligen esta tierra y no tienen previsto hacer las maletas, aunque hay cosas de los gallegos que les siguen resultando chocantes.

Con 54 años, Jens lleva ocho en A Coruña. Aquí vive con su mujer e hijos, mientras trabaja como responsable de proyectos para una compañía con sede en diferentes puntos del globo. Aclara que en España es feliz como en ningún sitio, pese a que es consciente de que en Dinamarca vivían «con un sueldo igual que aquí necesitando dos». Considera que podría instalarse en cualquier lugar del mundo, porque tiene «salud, un trabajo que me gusta y a mi familia, pero creo que en España nos queda mucho tiempo». Una vez ha puesto las cartas sobre la mesa diciendo que Spain is different en el mejor sentido de su expresión, Jens opina que a veces echa de menos la calidad de vida de los daneses, que en cierto modo, forma parte de su idiosincrasia. «Allí son muy tranquilos, ordenados y respetuosos. Si tienes una finca nadie la invade, y la okupación aquí es un problema muy grave».

Él no lo relaciona directamente, pero a continuación menciona la elevada carga fiscal que soportan los daneses, que luego les permite sacar pecho por el sólido sistema de bienestar que protege a los ciudadanos. «Es cierto que los sueldos son altísimos, pero también es cierto que una caña en Copenhague te cuesta 8 euros. Además, hay que tener en cuenta que allí la seguridad social la paga el empleado y los impuestos rondan el 50 % del salario bruto». No obstante, también recalca que en los países nórdicos hay una cultura del ahorro que no percibe en España. «Nos afecta mucho la incertidumbre, la posibilidad de quedarnos sin trabajo; creo que aquí se vive más al día, sin pensar en el futuro», dice.

Katja comparte esta opinión, pero con matices. «En Austria la gente intenta ahorrar desde los 16 años, compaginando los estudios con trabajos de pocas horas que les permitan ganar unos euros. Les pregunté a mis alumnos por qué aquí no se daba tanto esto y me dijeron que el sistema educativo no es compatible con los contratos que suelen ofrecer en este y otros sectores». Continúa: «En cualquier caso, sí veo a mi alrededor que la gente se gasta el dinero que tiene al mes sin ningún temor; en Austria nos enseñan la importancia del ahorro desde los 12 o 13 años». 

Con 29 años y oriunda de la ciudad de Graz, Katja ha dado tumbos por España (Alcalá de Henares, Tenerife) hasta llegar a A Coruña y, ahora, a San Miguel de Vilela, una aldea de Carballo. «He encontrado mi lugar porque no estoy en Galicia por el dinero, sino porque aquí se disfruta realmente de la vida. No tengo vecinos, estoy tranquila en mi casa con huerto y voy haciendo los planes que me van surgiendo con mis amigos surfistas; es una forma de vida menos cuadriculada de la que encuentro en Austria pero que me hace más feliz».