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Las cabinas de teléfono no han muerto en A Coruña: «Aún las usan quienes quieren hacer llamadas que no dejen rastro»

VIVIR A CORUÑA

El Gobierno eliminó la obligación de mantenerlas como servicio público en el 2021. Indispensables de un paisaje urbano de otra época, sí quedan teléfonos públicos en la ciudad y su cinturón metropolitano

18 feb 2024 . Actualizado a las 04:14 h.

Cuando el Centro Comercial Cuatro Caminos abrió sus puertas, A Coruña estaba a punto de entrar en la era moderna. Estas grandes superficies llamaban a practicar un consumismo despendolado heredado de un mundo anglosajón que llevaba la delantera, y elementos como las cabinas de teléfono se convertían en escenarios donde hacerse un selfie. Si el selfie hubiera nacido. Así las cosas, el hermano mellizo de El Corte Inglés no quiso desaprovechar la ocasión de incorporar a su oferta de ocio unos teléfonos públicos que calcaban los del modernísimo Londres. Y que aún mantienen hoy en día.

Las cabinas son tan contemporáneas para la generación Z como el VHS o el Fiat 600. Saben que existen pero apenas los han visto. Al menos en funcionamiento, pues aunque hasta hace poco formaron parte del paisaje urbano, su retirada comenzó hace ahora dos años, después de que el Gobierno central decidiese que esta prestación —también las páginas amarillas— ya no había que mantenerla como servicio público. Esta medida no encontró resistencia. Ni sindicatos, ni organizaciones de consumidores, ni compañías de telecomunicaciones se quejaron de la extinción de unos teléfonos que habían sido sustituidos, de forma masiva, por los móviles. Y entonces comenzó una retirada que no se ha rematado por completo.

En el 2022 quedaban en España unas 15.000 cabinas de las más de 50.000 que llegaron a existir en el país. Muchas de ellas se encontraban en Galicia, tanto en el entorno urbano como en esas zonas rurales y envejecidas donde el 4G ni era el mejor aliado ni los vecinos se manejaban con unos dispositivos pensados para nativos digitales. En la actualidad, A Coruña aún posee algunas cabinas. Se pueden ver, y utilizar, en el centro de la ciudad y en el área metropolitana. 

La cabina que había frente a la playa de Riazor
La cabina que había frente a la playa de Riazor No disponible

El Centro Comercial Cuatro Caminos tiene tres. Dos de ellas no funcionan, pero una está operativa. Tanto es así que en uno de los bares de alrededor cuentan que aunque las usa gente mayor, también realizan llamadas «personas que quieren que la conversación no deje rastro en el registro». Que cada uno eche a volar la imaginación. Rubén Becerra, gerente de esta gran superficie, explica que las mantienen «como elemento histórico y decorativo, pero también porque se utilizan». «Nuestro objetivo es seguir con la modernización sin perder la esencia ochentera del centro comercial de toda la vida», añadió Becerra.

Para algunos, enfrentarse a una cabina telefónica es más complicado que resolver un cubo de Rubik. Primero porque hay que llevar efectivo encima, y las monedas tienden a ocupar cada vez menos espacio en el bolsillo; segundo, porque el hecho de llamar por teléfono, en la era de WhatsApp, a algunos jóvenes les provoca absoluto pánico —de hecho, hay artículos sobre el tema que le ponen nombre a este fenómeno: telefonofobia—. Y, tercero, porque ¿quién se sabe hoy de memoria más que un puñado de números indispensables?

Cuando la comunicación era diametralmente opuesta a la que conocemos hoy en día, cabinas como las de Puerta Real, San Agustín, la plaza de Galicia o Riazor acumulaban colas ahora inexplicables frente a unos elementos que, muchas veces, han acabado siendo objeto de actos vandálicos. Sin llegar al extremo de tener que esperar para usarlas, el cinturón metropolitano de A Coruña cuenta con cabinas para quien necesite usarlas. Son de R y hay en Cambre, Arteixo, Culleredo, Miño y Oleiros.