
El centro Bharani abrió la pasada semana sus puertas en Marqués de Pontejos. Lo han puesto en marcha perfiles diversos, como una exempleada de banca o una historiadora del arte, que invitan a los herculinos a iniciarse en el hatha yoga y los masajes ayurvédicos
08 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.De buenas a primeras, el estereotipo se ajusta a la realidad: el local huele a incienso, ofrecen infusión, lucen tonos neutros y se preparan para contar sus historias en posición de loto. Bharani lleva solo unos días abierto, pero estos siete yoguis parecen del barrio de San Agustín de toda la vida. Unos llevan algo más de dos años en A Coruña, y otros apenas unos meses, pero les une que dejaron Granada con un objetivo: buscar la paz en este rincón de España y trasladársela a todos los herculinos que quieran «encontrarse a sí mismos» en el centro integral de yoga del número 8 de Marqués de Pontejos.
Esta calle es bulliciosa y más últimamente, pues a la variedad de negocios de siempre se han sumado locales vanguardistas como la sombrerería Austrohúngara, que atraen a cada vez más foráneos a la zona. Lejos de parecerles contradictorio, el maestro Marcel Pierlet y su troupe vieron una ventaja en el hecho de convertir un local en pleno centro de A Coruña en una suerte de templo. Ahí pasan prácticamente todo el día: ofrecen hatha yoga, meditación, talleres sobre hábitos saludables o masajes ayurvédicos. El espacio es enorme, tanto que incluso en la reforma pudieron adaptar una de las zonas para poner un par de camas, donde a veces pasan la noche. No es la primera vez que conviven, ya que hasta hace poco casi todos compartían casa.
El nexo de unión de Ignacio, Merche, Vicente, Javier, Gloria y Laura es Marcel, un uruguayo de 59 años al que definen como su guía. Cada uno con sus vivencias, las enseñanzas de este maestro hicieron clic en sus mentes hasta llevarles a romper con todo, terminando siendo una especie de familia en la que, adelantan, cabe más gente.

Merche y Vicente son familia en su acepción más estricta. Casados y con dos hijas adolescentes, comenzaron a echar raíces en A Coruña hace ocho meses, tras entender que el yoga era el camino que les llevaba a encontrar la felicidad. «Yo trabajaba en un banco y me estresaba hasta enfermar; y el yoga me cambió hasta ser capaz de tratar con los clientes sin un nudo en el estómago», dice Merche, para continuar explicando su marido, Vicente, que la casualidad hizo que esté hoy formando parte de este grupo de yoguis. «Mi mujer no podía asistir al taller de Marcel y me pidió que fuera yo, pero no me apetecía que un argentino me contara cuentos [dice entre risas]; vamos, que fui obligado. En media hora me había convencido para seguir practicando yoga con él».
Marcel transita este camino desde que es un niño. «A los doce años tuve una enfermedad que me llevó por otra senda hasta ahora, que estoy en A Coruña tras varios años viviendo en diferentes puntos de España». Este uruguayo indica que hizo del yoga su vida, «y hago lo que el yoga me pide». Ahora le ha pedido trasladarse a Galicia, que según asegura, «es el lugar más espiritual de España».

Gloria y Javier también lo acompañaron en este periplo. Viven en Aranga y ambos explican que el yoga les «quitó una losa de encima», así que no dudaron en mudarse para iniciar esta nueva aventura. Laura también participa en el proyecto. De Valencia, conoció a Marcel en su ciudad natal, y tras formarse en la India, ahora realiza masajes ayurvédicos. Cada uno tiene un papel asignado, e Ignacio, el último en llegar hace tan solo un mes y medio, es el cerebro en todo lo que tiene que ver con la parte tecnológica de este centro integral. Como todos, está adaptándose a una ciudad de la que, dicen, es absolutamente «servicial» con ellos. «Sois cautos, pero no os falta una sonrisa», comenta Vicente, para iniciar juntos una conversación en la que se alaba el talante de los herculinos.
En el encuentro estaban siete de los ocho yoguis que forman parte de Bharani. Faltaba Félix, un psicólogo granadino que ofrece sesiones individuales en el local, online sesiones entre grupos afectivos.