La «niñofobia» llega al mercado inmobiliario de A Coruña: «No consigo alquilar un piso por tener un bebé de siete meses»

VIVIR A CORUÑA

L.C. lleva desde enero buscando piso
L.C. lleva desde enero buscando piso XOAN A. SOLER

Expertos del sector inmobiliario y abogados reconocen que cada vez más propietarios impiden el acceso a sus pisos a familias con hijos. Lo achacan a la Ley de Vivienda, que protege a estos inquilinos ante un posible desahucio. Vota y opina: ¿te parece bien que el dueño pueda vetar que vivan niños en su inmueble?

17 abr 2024 . Actualizado a las 18:22 h.

Según los cánones convencionales, L.C. tiene una vida idílica: va a cumplir 40 años, ha formado una familia junto a su pareja y su hijo de siete meses, y además disfruta de la tranquilidad que le da su trabajo como funcionaria de la Xunta. Llevaba diez años sin olisquear el mercado inmobiliario, y ahora que quiere mudarse a A Coruña se ha topado con un contratiempo que ha desbaratado sus planes: los propietarios no quieren niños.

Cuenta que ha sido rechazada de manera sibilina en varias ocasiones, cuando va a visitar un piso y comenta que es madre de un bebé. «Me dicen que es una vivienda recién reformada, o ya ponen mala cara preguntando si es un niño revoltoso», explica antes de pasar a relatar la situación que le pareció más sangrante, y la que la llevó a hacer público lo que considera una «deshumanización absoluta» del sector de la vivienda: «Ya no es solo que te digan por teléfono o a la cara que no das el perfil de inquilino, sino que incluso hay anuncios que ya mencionan abiertamente que no quieren niños ni animales».

Efectivamente, el portal Idealista ofrece una vivienda para alquilar en la zona de Elviña con un mensaje inequívoco: «No se aceptan mascotas ni menores». El piso, un dúplex que lleva un año y medio sin inquilinos, lo gestiona la inmobiliaria Fontela 2000. Desde esta agencia reconocen que el anuncio «no fue estético», pero que es «una manera de filtrar las condiciones del propietario, porque siendo honestos, si no habría que informar por teléfono o por cualquier otra vía a los interesados de que los dueños no quieren niños».

Lejos de la anécdota, según explican en el sector inmobiliario, esta práctica comienza a ser habitual. En la Administración de Fincas María Corredoira indican que «no hay ningún propietario que quiera que los menores estén en la calle», pero que «aunque todo el mundo tiene derecho a acceder a una vivienda, esto no puede ser a costa del propietario». Corredoira se refiere a que «con la nueva Ley de Vivienda, las familias con menores pasan a estar en situación de vulnerabilidad, lo que complica que se les pueda echar de un piso en caso de impago». Continúa: «Es la manera que tiene el propietario de prevenir este tipo de situaciones, a la hora de seleccionar un inquilino prefieren otro tipo de candidatos».

L.C. podría parecer una inquilina ideal por su privilegiada situación laboral y, sin embargo, lidia con la precarización de un mercado en el que la oferta no deja de menguar mientras la demanda se dispara. «Hay un claro desequilibrio entre el arrendador y el arrendatario porque los propietarios y las inmobiliarias saben que si te rechazan a ti va a haber cola para entrar en cualquier piso, así que se prioriza a los solteros, pero que no tengan mascota tampoco», desliza.

Basta con echar un vistazo en cualquier portal inmobiliario para comprobar que los animales de compañía no son bien recibidos en cada vez más pisos de alquiler. Según Víctor López, copropietario de la inmobiliaria Titilit Realty, «es verdad que pasa y mucho, sobre todo porque el tema de las mascotas no está regulado; se trata de un pacto entre las partes y es suficiente con que ambos estén de acuerdo. Respecto a los niños, sí se está viendo esta tendencia, pero no creo que se pueda anunciar abiertamente, al menos no lo considero ético. Es como si pones un cartel diciendo: “No se admiten animales ni moros”, creo que se podría llegar a denunciar esta discriminación por raza».

Al mismo tiempo, López justifica que algunos arrendadores prefieran inquilinos sin menores a su cargo porque «es una evidencia que los inmuebles se desgastan más cuando hay niños, pero pasa también con la gente que teletrabaja, que le da más uso a una casa que una persona que está siempre fuera. Al final, tal como está la situación, es cierto que el propietario tiene la capacidad de decidir a quién mete en su casa, aunque este es un tema muy complejo».

En la inmobiliaria Fontela 2000 aseguran que es «imposible» que una pareja, por el hecho de tener un bebé de 7 meses, vaya a quedarse sin un piso donde vivir. L.C., sin embargo, insiste en que busca domicilio desde finales de enero «a diario y varias veces al día», y todavía no hay luz al final del túnel. «Desgasta mucho, pero lo vamos a seguir intentando».

«Este tipo de cláusulas son nulas, en un juzgado no sirven de nada»

Un abogado que prefiere no revelar su identidad porque su criterio «puede ser no ajustado a derecho», indica que «en un contrato privado el propietario puede exigir una serie de requisitos, como no aceptar que haya niños». Una opinión diferente maneja Carolina Fernández, de Abogados y Consultores. Según explica, «estas cláusulas son nulas, y en un juzgado no sirve de nada que aparezcan en un contrato». Por otro lado, esta experta considera que todos los actores tienen un papel de responsabilidad, y nadie debería «dar difusión a anuncios que son discriminatorios; de hecho en Cataluña ya hay sentencias que han condenado a portales inmobiliarios por este tipo de prácticas».