El callejón de la Estacada, el rincón gastronómico que esconde la Marina de A Coruña

VIVIR A CORUÑA

El callejón de la Estacada, el rincón gastronómico de A Coruña.
El callejón de la Estacada, el rincón gastronómico de A Coruña. EDUARDO PEREZ

Alejado del bullicio de la primera fila de terraza, esta vía esconde varios establecimientos donde disfrutar de la cocina local e internacional

01 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La avenida de la Marina —y Montoto— es un preciado objeto de deseo para el coruñés, el turista y el crucerista, sobre todo cuando el sol asoma. Ahí se puede desayunar y tomar un buen cóctel hasta altas horas de la madrugada. Así, se repiten con asiduidad las novedades y aperturas. Las últimas fueron la cafetería de Vazva, el local Hemingway, del grupo Pelícano, y la nueva coctelería clandestina de La Mansión 1783. Sin embargo, esta vía esconde un coqueto rincón, el callejón de la Estacada, donde disfrutar de una restauración de altura y un ocio nocturno abierto y seguro. Aparte están las heladerías, que compiten con el resto que hay en la Marina. 

El más antiguo de los restaurantes de este callejón es La Marina by María, local que vio la luz como la cervecería La Marina en 1985. «Desde que empezaron mis padres fue un sitio muy puntero porque empezaron con las raciones y los platos combinados», explica María Rancaño, segunda generación al frente de este establecimiento desde el 2021 tras la jubilación de sus fundadores, Lino y Mari.

La heredera ha mantenido ese espíritu de raciones, pero con un toque más personal y actualizado. De esa época mantiene delicias como sus famosos calamares o las croquetas de marisco: «Yo apuesto por lo tradicional. Así me enseñaron mi madre y mi madrina, que eran unas grandes cocineras y reposteras», afirma Rancaño. Sin embargo, desde que está al frente ha apostado mucho por los pescados frescos, recién salidos de la lonja, y cocinados con mucho mimo. Así, como recomendación de carta menciona el paté de rodaballo, el pulpo flambeado con colas de cigala o un lenguadito a la plancha. En el terreno de las carnes, la picaña siempre es un acierto.

El restaurante Hellas también suma unos cuantos años a sus espaldas. Con más de veinte años de historia, sigue manteniendo el título de ser el único restaurante griego de la ciudad herculina. Escondido al final del callejón, es un local sencillo, sin estridencias, pero que transporta al país mediterráneo desde que se cruza su reconocible arco azul y blanco. La clave está en su dueña, Andrea Vastianou, griega.

Este es el sitio para probar los imprescindibles de la cocina de ese país. Ahí está la musaka, la ensalada Capadócia, el sbláki de pollo o la papuchákia. Sin embargo, siempre es oportuno guiarse por las recomendaciones del equipo de sala y de los platos fuera de carta. Es donde se pueden encontrar las recetas con productos más de temporada, también en el terreno de la repostería.

Un salto más gastronómico en la calle lo representa Nado. Llegó a la Estacada tras el cierre del restaurante Coral, en el 2017. El clásico de la cocina del mar consiguió un buen sustituto con la llegada del negocio de Iván Domínguez. La propia guía Michelin describe su cocina como «creativa de base tradicional y alma marinera». Una reseña a la que le falta artesanía. El chef explica a La Voz que es la filosofía que guía a todas las acciones del equipo de cocina y de sala.

El resto lo pone el mar. La propuesta culinaria de Nado es una fusión de la técnica de cocina con las tradiciones marineras y el uso de ingredientes frescos y de proximidad. Así, destacan productos como la xarda, la merluza, las almejas o la vieira. Pero también, las fabas de Lourenzá, los espárragos o la berenjena.

Una vez cenados, la noche se puede continuar sin salir del callejón de la Estacada. Junto a Hellas está Backstage, con 15 años de historia a la vanguardia del ocio nocturno. Tras él está Belén Calvete, que cuenta a La Voz que el secreto del éxito del local es el trato familiar y la seguridad. Los comienzos fueron como la referencia en la noche LGTB, pero la propia dueña cuenta que ahora esa línea ya no existe porque los jóvenes son más abiertos y no establecen etiquetas. Además, los hijos de Belén, primero Roi Porto y luego Alejandro, han sabido mantener y expandir el legado vanguardista.