«Lo que el viento se llevó» se pudo rodar en Bergondo

VIVIR A CORUÑA

Esta mansión de diez dormitorios se construyó en 1940 y busca dueño desde hace quince años. Su interior recuerda al espíritu neoclásico de la mansión donde vivía Escarlata O'Hara

04 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Convington es una ciudad de unos 12.000 habitantes situada en Georgia. Este estado estadounidense no genera especiales filias, salvo para los fans de Lo que el viento se llevó. Ahí se encuentra la mansión de Tara, esa majestuosa vivienda en la que Escarlata O'Hara daba rienda suelta a sus emociones. La famosísima película protagonizada por Vivien Leigh y Clark Gable salió a subasta en el 2019, y la puja mínima era de un millón de dólares. En aquel momento, un casoplón situado en la aldea de Carrio, en el concello de Bergondo, ya llevaba casi diez años buscando dueño. Y así sigue a día de hoy. Las similitudes sendas viviendas son tales que la versión gallega incluso cuenta con unas regias cortinas verdes perfectas para confeccionar un vestido. Pero el fetiche no ha animado a ningún alma —ni productora de cine o televisión— a devolverle la vida a un chalé con mucha historia.

 Esta casa señorial, llamada A Maceira,  mira a la ría de Betanzos. La construyó en 1940 Manuel Franco Cubeiro, y fue la casa familiar de varias generaciones. Impone cada una de sus estancias, igual que sus exteriores. Los acabados de piedra, la vidriera con escudo, su escalera de mármol e incluso la cocina de servicio que se comunica directamente con el salón comedor hacen de esta vivienda una mansión «perfecta para rodar una película de Netflix». Lo cuenta Antonio Correa, de BackHome, la inmobiliaria que se encarga de encontrarle dueño a esta mansión. Y sintetiza a continuación: «Toda la pompa y el lujo servía para darle entidad a las grandes fiestas que se montaban en esta casa; siempre se caracterizó por celebrar los mejores eventos».

La vivienda cuenta con más de 720 metros cuadrados de superficie, tiene tres plantas, diez habitaciones y hasta seis baños. Lejos de los trece aseos que tiene Isabel Preysler de Villa Meona, pero muchos más de los que cuenta cualquier familia común. En el exterior, los casi 6.000 metros cuadrados permiten recorrer un jardín tipo parterre y una zona con frutales que puede acabar en una enorme piscina de obra de 170 metros cuadrados presidida por un león de granito.

Esta obra de la arquitectura está a la venta por 650.000 euros, y aunque hay curiosos que se acercan a investigar sobre esta propiedad, nadie ha querido dar un paso adelante. En los últimos años, el único fiel que tiene A Maceira es el jardinero, que como indican desde BackHome, «lleva quince años arreglando el exterior todos los días».