La coruñesa Rosa Rodríguez luchará por su continuidad en «Pasapalabra» el próximo lunes

La coruñesa Rosa Rodríguez volvió a jugar de manera conservadora este viernes en Pasapalabra. Evitó contestar a ninguna de las cuatro letras que le faltaban para completar El rosco, con el objetivo de no cometer ningún fallo y asegurar su permanencia en el programa de Antena 3. Sin embargo, en esta ocasión, su contrincante, Manu, terminó llevándose la victoria. 

La oriunda de Quilmes, Argentina, ha cerrado una semana de altibajos. Los primeros días tiró de valentía y luchó por la victoria. Una táctica que, en cambio, la llevó a varias derrotas y a la Silla azul. La situación cambió el jueves. Rosa apostó por una estrategia más conservadora y firmó un empate con Manu. «Me sabe fatal, voy a hacer una cosa de cobardes», dijo entre risas mientras dejaba pasar los segundos restantes. Una decisión que le aseguró un lugar en el siguiente programa y firmar el minuto de oro de la jornada, congregando a 3.133.000 espectadores, según la consultoría Barlovento Comunicación.

La coruñesa mantuvo esa estrategia durante el episodio del viernes. Sin embargo, fue Manu quien decidió asumir más riesgos. Una postura que le llevó a cometer un fallo, pero que le permitió ganar el programa con un acierto más. Eso significa que Rosa se enfrentará nuevamente a la Silla azul el lunes. Prueba que necesitará superar para poder competir en El rosco. 

La primera aparición de la coruñesa en Pasapalabra fue el 19 de noviembre. Desde entonces, ha cautivado a la audiencia con su naturalidad y su historia personal. Aunque es profesora de inglés y lengua castellana en A Coruña, nació en Argentina. Emigró a España con su familia cuando era apenas una niña. Irma y Tino, sus padres, dejaron atrás todo lo que conocían para construir un futuro mejor en Galicia. Un gesto que Rosa tiene muy presente: «Siempre pienso que estoy aquí gracias al esfuerzo de mis padres. Si ganara el premio, lo primero que haría sería ayudarlos. Ellos lo dieron todo por nosotros», comentó en alguna ocasión durante el programa.

El cariño hacia sus padres siempre ha estado presente en el programa. Antes de un rosco, la coruñesa quiso darles las gracias por todo lo que han hecho. «La emoción que tienen ellos estos días de verme aquí en este atril es la mayor motivación para mí», dijo. «Gracias por todo lo que hacen, lo que han hecho», añadió emocionada.

Otros detalles que ha compartido durante su participación en Pasapalabra son su pasión por la cocina, en especial por los postres. En una de las charlas con el presentador Roberto Leal, confesó: «Mi familia siempre me dice que tengo buena mano para los dulces». Incluso reveló cuál es su especialidad: «Hago unas galletas de limón que, según dicen, son buenísimas». Con su característico sentido del humor, el presentador bromeó sobre la posibilidad de publicar un recetario de Pasapalabra.

Esta cercanía se complementa con su carácter competitivo. No ha dudado en dejar aparcada su profesión temporalmente mientras continúa en el programa. «Es una oportunidad que tienes en la vida, entonces quiero sentir que he dado el máximo», dijo en una entrevista a Antena 3. De hecho, la concursante pasa casi todo el día estudiando: «Desde que me levanto, todo el día mentalmente estás ahí, intentando absorber... Salgo por las mañanas y me pego un par de horas caminando por la montaña», añadió.

A pesar de esta dedicación, ha comentado que, si lograra el máximo premio, su día a día no cambiaría mucho. «No cambiaría mucho mi vida si ganara el bote», afirmó. «Me gustaría vivir con más tranquilidad, seguir haciendo lo que me gusta y, sobre todo, ayudar a mi familia. Hoy en día, eso ya es mucho».

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